El fútbol, como cualquier otro elemento societal, a veces nos da lecciones que podríamos aplicar a nuestra vida cotidiana. El error arbitral es un ejemplo de lo que hoy en día, no tendría por qué existir, máxime cuando la tecnología actual –la moviola de antaño- puede aplicarse al mismo instante. El partido de Uruguay-Holanda, con el fuera de juego que propició uno de los tres goles holandeses, hubiera alargado el encuentro hacia la prórroga y tal vez, el resultado hubiera sido otro. Y por ende, el contrincante de España en la final, también. Y el resultado. Y ...
Y como el error arbitral, muchas otras aberraciones. La más indecorosa actualmente, española claro. La prima de seiscientos mil euros por cabeza de conseguirse el primer puesto en este mundial, es una aberración a la penuria que muchos de los españoles que ahora chillan y tocan el claxon, están pasando. Y por mucho que la Federación sea un organismo privado, las subvenciones que recibe del Consejo Superior de Deportes, no lo son tanto.
¿No sería una aberración que se abonaran primas por trabajar? Es como si a un empleado público -éstos que tanto están en el punto de mira actualmente-, además de su sueldo, se le abonara una prima por hacer bien su trabajo. O las primas que se les dan a los consejeros de las entidades bancarias cuando cesan en sus funciones, por muchas inyecciones de dinero público que se les haya administrado. Y a los futbolistas de la “roja”, les está pasando lo mismo.
Y nadie abre boca. La selección ha dejado aparcada la crisis durante algunas semanas, y quien sabe si durante todo el verano. Y eso ya es rentable, al menos para el Gobierno. Ya lo era en tiempos en que España era una dictadura oficialmente constituida. ¿Acaso no se disipaban las energías reprimidas en los campos de fútbol? ¿Acaso las rivalidades políticas no se representaban en los colores de las camisetas y de los clubes? ¿Y ahora, cuando la dictadura oficial ya no existe, dónde está la voz de Pajín manifestando tal despilfarro? Pero claro, los políticos no pueden hablar mucho de despilfarro, no sea que sus sueldos, sus retiros, sus prebendas, estén en peligro. ¿Y los sindicatos? . Y lo peor, aún, ¿dónde están los propios pensionistas, viudas, trabajadores y parados? ¿quien se atreve a criticar tal medida?
Y es que Marx, no el humorista, sino el padre del socialismo científico junto con Engels, debería de reinterpretar su doctrina. El opio del pueblo ya no es la religión sino el fútbol. O el baloncesto. O la corrupción política. O los políticos. O todos juntos. O todos por separados. O todo lo contrario. Vaya uno a saber.
Y Rodríguez, ¿que nos dice Rodríguez?. Pues mejor que permanezca callado. Ahora sólo falta que se abstenga, como así lo hizo su socio catalán. Se abstenga a ir a presenciar la final. Y no por el gasto de protocolo, aviones, sequito y demás, sino simplemente por aquello del mal augurio que algunos le reprochan. Aunque, tal vez, su presencia y la ley de probabilidades de que la selección pinchase en un cincuenta por ciento, nos evitaría a los españolitos contribuyentes un buen pico.
Lo que si podríamos proponer a Rodríguez, es un relevo en su plantilla. Aunque también podríamos hablar de un relevo en el entrenador, pero eso ya no depende de él, sino de su comparsa, de su alirón. ¡Que los sacrificios personales hace tiempo que se alejaron de la ética política!.
Y para que luego no me acusen de criticar y no dar soluciones, ahí va una. Sencilla, claro, como la que le toca dar un mileurista, sin garantía de alcanzar la jubilación –o al menos la parte económica de ella-. Y la propuesta que le haría al nieto del capitán Lozano, es que contrate como ministro de economía al pulpo Paul, y si ello no le es posible por alguna ley de protección animal, siempre hay la posibilidad de contratarlo como asesor en temas económicos.
Seguro que con la colaboración del pulpo Paul las cosas irían mejor.
La duda, pero, es saber si irían mejor porque es pulpo, o simplemente porque es alemán.
Para eso, ya necesitamos otro asesor.
Y como el error arbitral, muchas otras aberraciones. La más indecorosa actualmente, española claro. La prima de seiscientos mil euros por cabeza de conseguirse el primer puesto en este mundial, es una aberración a la penuria que muchos de los españoles que ahora chillan y tocan el claxon, están pasando. Y por mucho que la Federación sea un organismo privado, las subvenciones que recibe del Consejo Superior de Deportes, no lo son tanto.
¿No sería una aberración que se abonaran primas por trabajar? Es como si a un empleado público -éstos que tanto están en el punto de mira actualmente-, además de su sueldo, se le abonara una prima por hacer bien su trabajo. O las primas que se les dan a los consejeros de las entidades bancarias cuando cesan en sus funciones, por muchas inyecciones de dinero público que se les haya administrado. Y a los futbolistas de la “roja”, les está pasando lo mismo.
Y nadie abre boca. La selección ha dejado aparcada la crisis durante algunas semanas, y quien sabe si durante todo el verano. Y eso ya es rentable, al menos para el Gobierno. Ya lo era en tiempos en que España era una dictadura oficialmente constituida. ¿Acaso no se disipaban las energías reprimidas en los campos de fútbol? ¿Acaso las rivalidades políticas no se representaban en los colores de las camisetas y de los clubes? ¿Y ahora, cuando la dictadura oficial ya no existe, dónde está la voz de Pajín manifestando tal despilfarro? Pero claro, los políticos no pueden hablar mucho de despilfarro, no sea que sus sueldos, sus retiros, sus prebendas, estén en peligro. ¿Y los sindicatos? . Y lo peor, aún, ¿dónde están los propios pensionistas, viudas, trabajadores y parados? ¿quien se atreve a criticar tal medida?
Y es que Marx, no el humorista, sino el padre del socialismo científico junto con Engels, debería de reinterpretar su doctrina. El opio del pueblo ya no es la religión sino el fútbol. O el baloncesto. O la corrupción política. O los políticos. O todos juntos. O todos por separados. O todo lo contrario. Vaya uno a saber.
Y Rodríguez, ¿que nos dice Rodríguez?. Pues mejor que permanezca callado. Ahora sólo falta que se abstenga, como así lo hizo su socio catalán. Se abstenga a ir a presenciar la final. Y no por el gasto de protocolo, aviones, sequito y demás, sino simplemente por aquello del mal augurio que algunos le reprochan. Aunque, tal vez, su presencia y la ley de probabilidades de que la selección pinchase en un cincuenta por ciento, nos evitaría a los españolitos contribuyentes un buen pico.
Lo que si podríamos proponer a Rodríguez, es un relevo en su plantilla. Aunque también podríamos hablar de un relevo en el entrenador, pero eso ya no depende de él, sino de su comparsa, de su alirón. ¡Que los sacrificios personales hace tiempo que se alejaron de la ética política!.
Y para que luego no me acusen de criticar y no dar soluciones, ahí va una. Sencilla, claro, como la que le toca dar un mileurista, sin garantía de alcanzar la jubilación –o al menos la parte económica de ella-. Y la propuesta que le haría al nieto del capitán Lozano, es que contrate como ministro de economía al pulpo Paul, y si ello no le es posible por alguna ley de protección animal, siempre hay la posibilidad de contratarlo como asesor en temas económicos.
Seguro que con la colaboración del pulpo Paul las cosas irían mejor.
La duda, pero, es saber si irían mejor porque es pulpo, o simplemente porque es alemán.
Para eso, ya necesitamos otro asesor.
PUBLICADO EL 10 JULIO 2010, EN EL DIARIO MENORCA