Pues sí, mientras tengamos política exterior, tal vez incluso nos olvidemos de la interior. Hace años, los problemas se derivaban hacia el futbol, pero claro, eran tiempos en que el exterior no existía para España. No nos dejaban que existiera. Era un bloqueo con todas las de la ley. España no existía para los demás.
Ahora es todo lo contrario. Parece que lo que no existe es España ni sus problemas. Tenemos noticias diseminadas por todos lados. Si los pesqueros atemorizados por los piratas, si los cooperantes que se les secuestran, militares fallecidos en una guerra no declarada, y lo último, la detención de unos manifestantes en El Aaiún.. Y eso sin nombrar ni Ceuta ni Melilla. Y pueden ser más, al menos hasta finales de septiembre.
Y en todas, hay una cara y una cruz. Mientras a los piratas los combatimos con el ministerio de la Defensa, a los cooperantes tenemos que rescatarlos con los servicios secretos, no sea cosa que tengamos la “mala suerte” de detener alguno y luego no sepamos qué hacer con él. Y sobre todo, negociando con los terroristas. Supuestamente, claro. Supuestamente negociando. Supuestamente terroristas. Y eso que está prohibido negociar. O al menos, ceder al chantaje terrorista. Sino que se lo pregunten a los supuestos empresarios vascos que son supuestamente extorsionados por ETA y que son investigados por la justicia.
Y lo más triste no es el aumento de los impuestos al que nos veremos obligados los españolitos de a pié para devolver a las arcas estos siempre supuestos dineros pagados a Bin Laden y sus compinches. Lo más triste es que dos oficiales de la Guardia Civil y un traductor del Ejército de Tierra hayan sido asesinados en Afganistán en una guerra contra este mismo Bin Laden. Rectifico, una guerra de los talibanes contra los occidentales.
Sería bueno conocer cuantos miles de millones de euros nos cuestan mantener toda esta legión de tropas apostadas por el extranjero en “misiones humanitarias”. Seguramente, con un porcentaje de este presupuesto, no habría habido necesidad de restar poder adquisitivo a las viudas y pensionistas. Y no hablemos de los subsidios de paro que tampoco estarían supeditados a la situación del momento.
Y ya no por una cuestión económica, sino por cuestión humanitaria, alguien, Rodríguez, por ejemplo, debería anunciar la retirada de tropas españolas de Afganistán y de tantos otros lugares a los que no se da publicidad. Pero esto no se va a producir. Las vidas de estos servidores del Estado, no tienen carnet de partido. Ni sus voces pueden articular indisciplina alguna.
En cambio, sí podemos hablar sobre derechos humanos, a la vez que pedimos perdón por algún error de cálculo propio o ajeno. Y es que la diplomacia es muy difícil, muy astuta, y también muy discreta. Y eso es lo que nos falta: discreción.
Seguro que cualquier otro país europeo o americano hubiera negociado, asaltado o liberado según qué circunstancias hubieran concurrido en el momento. Y seguro también que este cualquier otro país europeo o americano, nunca hubiera desvelado lo actuado y dejado de actuar.
Nunca hubiera aparecido testimonio gráfico sobre la liberación del encarcelado por el secuestro, viajando en el mismo vehículo con el negociador y los secuestrados. Nunca hubiera aparecido testimonio gráfico de una rendición de este estado de derecho al terrorismo de Bin Laden.
Y mientras, militares españoles mueren asesinados combatiendo a este mismo Bin Laden.
Ahora es todo lo contrario. Parece que lo que no existe es España ni sus problemas. Tenemos noticias diseminadas por todos lados. Si los pesqueros atemorizados por los piratas, si los cooperantes que se les secuestran, militares fallecidos en una guerra no declarada, y lo último, la detención de unos manifestantes en El Aaiún.. Y eso sin nombrar ni Ceuta ni Melilla. Y pueden ser más, al menos hasta finales de septiembre.
Y en todas, hay una cara y una cruz. Mientras a los piratas los combatimos con el ministerio de la Defensa, a los cooperantes tenemos que rescatarlos con los servicios secretos, no sea cosa que tengamos la “mala suerte” de detener alguno y luego no sepamos qué hacer con él. Y sobre todo, negociando con los terroristas. Supuestamente, claro. Supuestamente negociando. Supuestamente terroristas. Y eso que está prohibido negociar. O al menos, ceder al chantaje terrorista. Sino que se lo pregunten a los supuestos empresarios vascos que son supuestamente extorsionados por ETA y que son investigados por la justicia.
Y lo más triste no es el aumento de los impuestos al que nos veremos obligados los españolitos de a pié para devolver a las arcas estos siempre supuestos dineros pagados a Bin Laden y sus compinches. Lo más triste es que dos oficiales de la Guardia Civil y un traductor del Ejército de Tierra hayan sido asesinados en Afganistán en una guerra contra este mismo Bin Laden. Rectifico, una guerra de los talibanes contra los occidentales.
Sería bueno conocer cuantos miles de millones de euros nos cuestan mantener toda esta legión de tropas apostadas por el extranjero en “misiones humanitarias”. Seguramente, con un porcentaje de este presupuesto, no habría habido necesidad de restar poder adquisitivo a las viudas y pensionistas. Y no hablemos de los subsidios de paro que tampoco estarían supeditados a la situación del momento.
Y ya no por una cuestión económica, sino por cuestión humanitaria, alguien, Rodríguez, por ejemplo, debería anunciar la retirada de tropas españolas de Afganistán y de tantos otros lugares a los que no se da publicidad. Pero esto no se va a producir. Las vidas de estos servidores del Estado, no tienen carnet de partido. Ni sus voces pueden articular indisciplina alguna.
En cambio, sí podemos hablar sobre derechos humanos, a la vez que pedimos perdón por algún error de cálculo propio o ajeno. Y es que la diplomacia es muy difícil, muy astuta, y también muy discreta. Y eso es lo que nos falta: discreción.
Seguro que cualquier otro país europeo o americano hubiera negociado, asaltado o liberado según qué circunstancias hubieran concurrido en el momento. Y seguro también que este cualquier otro país europeo o americano, nunca hubiera desvelado lo actuado y dejado de actuar.
Nunca hubiera aparecido testimonio gráfico sobre la liberación del encarcelado por el secuestro, viajando en el mismo vehículo con el negociador y los secuestrados. Nunca hubiera aparecido testimonio gráfico de una rendición de este estado de derecho al terrorismo de Bin Laden.
Y mientras, militares españoles mueren asesinados combatiendo a este mismo Bin Laden.
PUBLICADO EL 31 AGOSTO 2010, EN EL DIARIO MENORCA.