PLANES DE PENSIONES

Hacer planes para el futuro a estas alturas de la crisis, es una cuestión que se presenta bastante difícil. Así y todo, siempre hay quienes saben sacar provecho en estas condiciones. Hace ya años, que el gobierno de turno nos empezó a bombardear con los parabienes de hacernos con un plan de pensiones para “adornar” nuestras futuras pensiones. Casi nadie leyó la letra pequeña ni nadie, por supuesto, se molestó en explicarnos en qué consistía un plan de pensiones.

Quienes pecamos de prevenidos iniciamos nuestras aportaciones periódicas para el día de mañana. Un día aún lejano, y que posibilitaría que nuestras pensiones –que poco después quedarían aseguradas por el Pacto de Toledo- ¡ i un be negre!, se verían aumentadas según la aportación de cada uno. Pasa el tiempo y te enteras que el dinero que uno va aportando no está garantizado, sino que depende del valor del punto en el momento y de otros tantos etcéteras que manejan los mercados. O sea, que de asegurado, nada de nada.

Te enteras también que hasta la edad de jubilación que se encuentre en vigor en el momento, uno no puede sacar ni un céntimo de aquella caja a tu nombre. Y si te aumentan la edad de jubilación….., pues eso, mayor tiempo en caja. ¡Ah!, y todas estas deducciones y aportaciones extraordinarias para pagar menos a Hacienda, pues tranquilo, que al finiquitarlo, te pasan factura. ¡Y todo lo que Hacienda te ha perdonado, pues después se lo devuelves!. ¡Vaya chollo de planes de pensiones!.

Y ahora te enteras de las confabulaciones habidas y por haber del gobierno con los bancos, de las aportaciones de miles de euros mensuales que hacen los parlamentarios a sus planes de pensiones y de la ridiculez de los poco más de sesenta euros de tu aportación mensual, de la inseguridad del cobro de las pensiones y de la defensa a ultranza que hacen los parlamentarios de su sistema de pensiones garantizados con menos de una década sentados en la poltrona, de tantas injusticias habidas y tantas por haber excusadas en una crisis y ejecutadas por imperativo de una ley.

Y cuando la crisis aumenta, aumenta el ingenio de uno. Cuando en el bolsillo empieza a escasear el dinero, pues hay que sacarlo de otro sitio. ¿Y qué mejor sitio que del propio dinero de uno?

¿Quién nos garantiza que el día de mañana la entidad financiera donde tengamos el dinero de los planes de pensiones aún exista? ¿Quién nos garantiza que el gobierno de turno decrete al estilo de Chávez y aumente a ochenta los años para jubilarse uno? ¿Quién nos garantiza que el valor del punto no sea cero o negativo, y nos quedemos sin planes?.

Ante todas estas cuestiones cabe tomar decisiones:

a) Primeramente paralizar las aportaciones a los planes de pensiones. Ello nos permitirá el poder ahorrar una cierta cantidad de dinero mensual, lo que repercutirá en nuestra economía doméstica. Además, al poseer una cantidad extra de dinero en mano, revitalizaremos el comercio con nuestras compras y contribuiremos a reducir el número de desempleados.

b) Aseguraremos nuestros planes de pensiones trasladándolos a un plan a ser posible con una rentabilidad asegurada.

c) Y ahora viene lo mejor de la casuística. Hoy en día puedes trasladar los planes de pensiones de una entidad a otra, casi sin penalización alguna. Y las entidades de destino te estarán por ello muy agradecidas. Tan agradecidas que actualmente son varias las entidades que te lo agradecen con un cheque regalo por el valor del tres por ciento del valor que portes hacia sus entidades. ¿Y quien es capaz de negarse a un regalo de tales características?

d) Y una vez cumplida la permanencia, vuelta a negociar.

Al menos así, parte de los beneficio que los bancos hacen con nuestras aportaciones, irán a nuestros bolsillos. Porque de no tener beneficios con nuestros planes de pensiones, estén seguros que no nos agradecerían nuestros traslados, ni intentarían recuperar los huidos.

Y el siguiente punto es hacer un ahorro en casa, sin comisión de apertura ni penalización por anticipación, bajo la baldosa que se mueve desde hace siglos, y el día de mañana, sin contribuir de nuevo con Hacienda, tengamos un añadido a nuestro iluso retiro.

Y aquí está nuestra fuerza, colectiva, claro: paralizar los planes de pensiones, y movilizarlos. Aunque siempre habrá la posibilidad que el gobierno decrete el estado de alarma, militarice nuestros planes y les imponga un toque de queda bancario.

¡Que todo es posible con amigos de Chávez !.
PUBLICADO EL 27 DICIEMBRE 2010, EN EL DIARIO MENORCA.