El veredicto no entusiasmó ni a unos, ni defraudó a otros. Fue un veredicto un tanto esperado, o al menos deseado. Es más, muchos creen que el veredicto no hizo más que aprobar lo que todos ven como normal. Y lo normal es la gratificación, el regalo, la dádiva, que no por ello, soborno o cohecho. O sí. ¿Pero acaso pretenden hacernos creer unos que alguien, hoy en día, se venderá por un par o más de trajes?. ¿Serán también cuerpos de delito los lotes navideños que muchas corporaciones reciben, recibieron y recibirán en Navidades?. ¿O las de unas inocentes anchoas?
La absolución se dio por la mínima. Cinco votos a favor de la no culpabilidad y cuatro a favor de su condena. Mayoría absoluta, pero mínima. Como minoría hubiera sido si el resultado hubiera sido inverso. Necesitaban siete jurados para condenarlos y sólo cinco para absolverlos. Y eso que el número de jurados sumaban nueve. Y es que la justicia es así de extraña. Ni con mayoría de seis lo hubieran condenado. ¿Acaso un resultado fifty-fifty significaría mitad inocente, mitad culpable?
Y el pueblo sentenció. Ya lo había dejado sentenciado con la reválida de las urnas. Y lo volvió hacer bajo toga y en otra urna, también secreta, con fácil recuento y con más –tiempo de- reflexión.
No culpable no significa inocente. Y eso lo sabemos todos, o deberíamos saberlo, al menos en el entarimado judicial.
No culpable es un término un tanto ambiguo. Al enjuiciado no se le puede condenar porque no se ha podido demostrar su culpabilidad, pero tampoco se ha constatado su inocencia. Aunque como el valor, la inocencia se le supone hasta que se demuestre lo contrario. Es el caso de Michael Jackson que fue declarado “No culpable” por los casos de pederastia de los que era enjuiciado, y de los que no se pudo demostrar la autoría de los mismos. ¿Acaso convenció a los demás mortales de su inocencia?. Sin duda, lo que tuvo valor fue el no convencimiento de su culpabilidad por parte de la acusación.
Y quien acusa, tiene que probar, convencer y vencer. Francisco Camps tal vez no convenciera, pero la acusación no logró probar, y sin duda Paco Camps venció. Poco importará si convenció o no. Al menos creó la duda ante el jurado. O la crearon los otros por no lograr su condena. O simplemente porque el pueblo no es unísono. No lo es ni en las urnas ni en la alcoba, ¿por qué tenía que serlo en el estrado?.
Y en el estrado, habrá muchos otros que estarán a la espera. Otros y también tanto o más famosos. Y no por unos trajes, no. Matas es y será uno de ellos. ¿Tendrá un veredicto inocente, o se conformará con ser no culpable? ¿O se impondrán las tesis de ilícitos administrativos antes que penales? ¿Y Urdangarín ? ¿Qué ocurrirá con Blanco y el primo de Zumosol? ¿Qué ocurriría si se investigara en las negociaciones con la banda criminal? ¿O el 11-M? ¿ O el 23-F? ¿Garzón? ¿Serán no culpables o inocentes? ¿Habrá defectos de formas que anularán, aplazarán o reiniciarán expedientes?
Pero la justicia a veces prefiere ser ambigua. Necesita serlo. Ante la duda, la más segura, diría el refrán, por decir algo. Ante la duda, el presunto culpable se libra de condena y sale airoso del pulso judicial. Ante la duda, sentencia pro-reo.
Ahora, sólo falta esperar noticias y acontecimientos. Muchos, cientos tal vez, serán los famosos que aparecerán por la pequeña pantalla dando cuenta de sus historias y sus historietas. Muchos, cientos tal vez, serán los letrados que los asistirán y que en cierto modo subirán caché profesional. Muchos, miles tal vez, serán quienes esperarán resultados interesados ante cada caso. Muchos, cientos tal vez, serán quienes a mucho pesar de otros, saldrán airosos de una contienda tiempo orquestada. Muchos, serán los que mirarán de reojo, releerán sentencias, y mantendrán oídos en escucha por si aquel viento huracanado varía de posición.
A muchos, les faltará añadir otro término en su veredicto. No culpable, pero no inocente. Al menos, la justicia sería más entendible a los oídos de los mortales, o sea, a los contribuyentes que pagamos faustos, correveidiles y demás ornamentos de la política y …….., de los políticos.
La absolución se dio por la mínima. Cinco votos a favor de la no culpabilidad y cuatro a favor de su condena. Mayoría absoluta, pero mínima. Como minoría hubiera sido si el resultado hubiera sido inverso. Necesitaban siete jurados para condenarlos y sólo cinco para absolverlos. Y eso que el número de jurados sumaban nueve. Y es que la justicia es así de extraña. Ni con mayoría de seis lo hubieran condenado. ¿Acaso un resultado fifty-fifty significaría mitad inocente, mitad culpable?
Y el pueblo sentenció. Ya lo había dejado sentenciado con la reválida de las urnas. Y lo volvió hacer bajo toga y en otra urna, también secreta, con fácil recuento y con más –tiempo de- reflexión.
No culpable no significa inocente. Y eso lo sabemos todos, o deberíamos saberlo, al menos en el entarimado judicial.
No culpable es un término un tanto ambiguo. Al enjuiciado no se le puede condenar porque no se ha podido demostrar su culpabilidad, pero tampoco se ha constatado su inocencia. Aunque como el valor, la inocencia se le supone hasta que se demuestre lo contrario. Es el caso de Michael Jackson que fue declarado “No culpable” por los casos de pederastia de los que era enjuiciado, y de los que no se pudo demostrar la autoría de los mismos. ¿Acaso convenció a los demás mortales de su inocencia?. Sin duda, lo que tuvo valor fue el no convencimiento de su culpabilidad por parte de la acusación.
Y quien acusa, tiene que probar, convencer y vencer. Francisco Camps tal vez no convenciera, pero la acusación no logró probar, y sin duda Paco Camps venció. Poco importará si convenció o no. Al menos creó la duda ante el jurado. O la crearon los otros por no lograr su condena. O simplemente porque el pueblo no es unísono. No lo es ni en las urnas ni en la alcoba, ¿por qué tenía que serlo en el estrado?.
Y en el estrado, habrá muchos otros que estarán a la espera. Otros y también tanto o más famosos. Y no por unos trajes, no. Matas es y será uno de ellos. ¿Tendrá un veredicto inocente, o se conformará con ser no culpable? ¿O se impondrán las tesis de ilícitos administrativos antes que penales? ¿Y Urdangarín ? ¿Qué ocurrirá con Blanco y el primo de Zumosol? ¿Qué ocurriría si se investigara en las negociaciones con la banda criminal? ¿O el 11-M? ¿ O el 23-F? ¿Garzón? ¿Serán no culpables o inocentes? ¿Habrá defectos de formas que anularán, aplazarán o reiniciarán expedientes?
Pero la justicia a veces prefiere ser ambigua. Necesita serlo. Ante la duda, la más segura, diría el refrán, por decir algo. Ante la duda, el presunto culpable se libra de condena y sale airoso del pulso judicial. Ante la duda, sentencia pro-reo.
Ahora, sólo falta esperar noticias y acontecimientos. Muchos, cientos tal vez, serán los famosos que aparecerán por la pequeña pantalla dando cuenta de sus historias y sus historietas. Muchos, cientos tal vez, serán los letrados que los asistirán y que en cierto modo subirán caché profesional. Muchos, miles tal vez, serán quienes esperarán resultados interesados ante cada caso. Muchos, cientos tal vez, serán quienes a mucho pesar de otros, saldrán airosos de una contienda tiempo orquestada. Muchos, serán los que mirarán de reojo, releerán sentencias, y mantendrán oídos en escucha por si aquel viento huracanado varía de posición.
A muchos, les faltará añadir otro término en su veredicto. No culpable, pero no inocente. Al menos, la justicia sería más entendible a los oídos de los mortales, o sea, a los contribuyentes que pagamos faustos, correveidiles y demás ornamentos de la política y …….., de los políticos.
PUBLICADO EL 2 FEBRERO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.