Según
el diccionario, estratega es el instruido en dirigir operaciones militares. Pero el estratega de nuestros días vestirá muy diverso traje. Será político, banquero, alguien que vivirá aún en las
reminiscencias nobiliario-eclesiásticas y
porque no, algunos de estos inconformistas que se manifiestan contra
todo lo que se mueva. E incluso catalán,
por supuesto.
Hace
poco ha sido noticia el interés negativo que algunos bancos alemanes cobran a
sus depositarios de fondos, bajo el pretexto del interés que a ellos se les ha
impuesto a fin de que afloren los créditos.
Los bancos españoles hace tiempo que vienen cobrando comisiones. Pero eso no es estrategia, sino que rozaría la usura.
Pero
si el banco es el motor de la economía, el político es el conductor, o al menos
quien lleva el volante, aunque sea el banco quien le lleva los pedales. ¿O será
al revés? Lo cierto es que ser político
no debe ser fácil. No es suficiente
ganar las elecciones cada cuatro años, sino que lo más difícil debe ser el
mantenerse a flote con sus correligionarios.
El salir en la foto, vamos. Y no moverse. O lo que es lo mismo, tener contento a su jefe de filas.
Pero
a quienes no somos ni políticos ni serviríamos para ello, nos quedan otras
estrategias. Una de ellas, será el de
crear sociedades. Con ellas se dan becas
a hijos de pudientes y las declaraciones salen a devolver e incluso algunos ministros son más pobres que nosotros, al menos ante el fisco.
Y eso es fácil que así sea, si todo se invierte en sociedades en que uno corta
el bacalao. ¡Incluso desgravan el IVA!
Otra
estrategia es la de hacerse uno asesor.
Si yo lo fuera, haría mis pinitos aconsejando a Rajoy en dos
cuestiones: Uno, catalán por supuesto. El otro, español sin duda. En el tema catalán le aconsejaría que
convenciera a los socialistas para que ambos no se presentaran a las elecciones
catalanas. De esta forma, todos estos
votos nacionales más algunos catalanes irían a las papeletas de Duran i
Lleida. Y así, aseguramos una España
unida.
En
cuanto al tema español, le aconsejaría que disolviera cuanto antes las Cortes y
convocara elecciones. Como nadie estará
preparado para la carrera, podrá
revalidar la marca. De momento ya hay
quien retrocede, y lo de la renta básica universal, nada de nada.
Y
si los catalanes quieren el Senado, para lo que sirve, que se lo queden. Otra
cosa será que el resto nos convirtamos en súbditos de la Generalitat. O colonia de Cataluña.
Que
de eso, también se habla.
PUBLICADO EL 27 DE NOVIEMBRE DE 2014, EN EL DIARIO MENORCA.