Cuando
llegan las fechas de renovación de año,
de una forma u otra, la mayoría de nosotros pasamos balance del que
abandonamos, y hacemos el presupuesto de lo que desearíamos que fuera el
neonato. Pocas veces serán las que
acertemos en el presupuesto, pero no será hasta el final del próximo en que el
balance nos topará con la realidad. Pero
ésta volverá a estar listada o renovada en la del próximo –y del prójimo- y así
este ciclo que cada vez, a los ya adentrados en años, nos sabe más corto.
“La crisis es ya historia” nos decía hace
pocas fechas nuestro presidente al hacer recuento de su anualidad. ¡Y un carajo!, le replicaría con todos los
respetos del mundo. Estará bien que lo
repita en acto electoral, pero en el escenario escogido para la ocasión, el
titular es erróneo. Lo que si es cierto,
y nadie en su justa medida podrá negarlo, es que vamos por buen camino, que nos
recuperamos, que hemos salido de la UCI y estamos encamados en planta. Y que algunos incluso dan algún que otro
volteo por el pasillo. Y como no, que
algunos otros, han sido dados de alta.
Pero estos últimos, sólo estuvieron con tratamiento ambulatorio.
Y
hay que reconocer los méritos. España no
fue rescatada gracias a las drásticas y necesarias medidas económicas
impulsadas por el Gobierno. Pero también hay errores. El rescate de los bancos
con el dinero del contribuyente sobraba.
Los casos de corrupción, sobraban.
Mas
aparece en escena. Y sobran también desplantes.
Y falsos profetas. Vuelve a escenificar su necesidad de público y de
acaparar titulares y fachadas vacías de contenido. Se entrevista con Urkullu para “hacer frente
a la recentralización”. ¿Qué recentralización? ¡Si Mas lo que dice es que
quiere irse! Y hablan del “desprestigio
creciente de la política” y de la “corrupción y malas prácticas”, olvidándose
Arturo de mencionar lo que ocurre en su territorio, donde el clan Pujol está
siendo investigado, donde él mismo está bajo estudio, y donde las arcas
públicas están agujereadas por doquier.
Y
es que también está en campaña. Una campaña sin nombre y sin apellidos. No sabe
no contesta resumiría Arturo sus deseos para el 2015.
Quienes
también lo están es en Andalucía, que no saben si aliarse con su necesitado de
cámaras, o tirarse al monte, rescatando EREs y las antiguas peonadas.
En
la otra cara, en la cruz más bien, viajamos todos los que sí sabemos lo que
deseamos para el 2015, pero que conseguirlo no depende ya de nosotros mismos,
del todo, al menos.
Bon
Any.
PUBLICADO EL 5 ENERO 2015, EN EL DIARIO MENORCA.