DETENCIÓN EXPRÉS

Para muchos, la imaginación pudo más que la realidad.  Muchos nos lo imaginábamos ya con un traje a rallas y con  bola atada al tobillo, pero no.  Fue sólo la foto del momento.  La necesaria foto que salvaba a unos y acallaba a otros.  O todo lo contrario.
Y debió ser todo lo contrario.  La falta de información no hace más que aumentar el morbo.  O simplemente es la respuesta gallega que la difumina en el tiempo.  Es como el huevo y la gallina.   ¿Qué fue primero: la detención o el registro domiciliario?  ¿Es necesaria la detención para un registro? ¿Se negó al registro y por eso  mismo se le detuvo?  ¿O por el contrario se encontraron documentos que le implicaban en conductas ilícitas y por eso mismo se le detuvo?
Ni lo uno ni lo otro.  Sino todo lo contrario. ¿Acaso alguien puede creerse que una persona que está  en el ojo del huracán desde hace meses, puede aún –si es que la tuviera-  guardar documentación comprometedora en su domicilio o en su despacho? ¿Y si no se encuentra nada que lo inculpe, por qué se le detiene? ¿Y por qué se le deja en libertad sin presentarlo ante el juzgado? ¿Acaso pidió el “habeas corpus”? ¿Por qué a la mañana siguiente el juez ordena el bloqueo de sus cuentas? ¿Se le llegó a detener o fue simplemente el título de la portada?
El título de hoy habla de una detención exprés, sí.  Una detención sin declaración letrada en sede policial –y mucho menos en la judicial- ni nada que se le parezca.  Y una puesta en libertad, también exprés. Con título compartido –podría haberlo titulado “libertad exprés”-, si se quiere.  Con camastro domiciliario y transporte incluido.  Deferencias, vamos.   
Deferencias, que no desigualdades. Guante blanco o guante negro, como aquel gato chinés que cazaba ratones.  Y esta vez ni el gato ha entrado en la cámara acorazada del Banco de España. Ni su gobernador encarcelado.
Pero el sino les sigue.  El FMI está gafado para sus dirigentes, dirán ellos.  Nos gafan a nosotros, diremos el resto.  Lo cierto es que algo falla en la elección de estos dirigentes.  Los últimos dirigentes  del FMI han sido, como mínimo, investigados por la justicia.  ¿Tienen el gen defectuoso que fabrica un perfil concreto o simplemente es el perfil quien deforma el gen?
Pedro Sánchez salta a la arena y exige el mismo trato que a Pujol.  Y de casta le viene al galgo.  Al menos, tienen en común que sus progenitores fueron condenados por tejemanejes parecidos –eso sí, en tiempos de Franco-. 

¡Para que luego digan que Franco era de derechas!

PUBLICADO EL 23 ABRIL DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.