WhatsApps

Dicen que la información es poder, y ya no digamos la manipulación de ésta. Aquí también entraría en juego el concepto de “verdad”. Que la información sea veraz o no, sea completa o parcial, sea sesgada intencionadamente o no, no tiene porqué implicar un resultado distinto. La gente obra según sus creencias, intenciones, intereses y necesidades. La información sólo le servirá de excusa, motivación u otra necesidad carencial.
La tecnología también ayuda a que esta información de siempre, se acelere.  Ejemplos como la concentración ante la sede del PP en jornada de reflexión mediante convocatoria por sms y los llamamientos de mayo en la plaza Mayor, son clara demostración que con escasa información, sólo con pulsar una tecla,  un ejército humano se moviliza.  Además, es una información unidireccional.  Dictada.
Otra llegará a ser pluridireccional, aunque la virtualidad gane velocidad ante el razonamiento.  Y en esta estamos.  Los corrillos desaparecen y los grupos ocupan sus lugares.  La prisa societal nos imponen otros ritmos.  Y los psicólogos nos aconsejan a no perder el tren innovador.  El resultado ya será trabajo del sociólogo.
Hace poco, una misiva aterriza  sobre tu mesa. Sin firma, sin membrete, como una octavilla en tiempos que la libertad empezaba a gestarse. Sólo una mano inocente la transporta desde la mochila a tu mesa. En ella te aconsejan que los padres no hagamos mal uso de los whatsapps, y sobre todo en los grupos de padres. Y nos recuerdan de que somos padres, no amigos de otros padres. Que no hagamos de “secretarias de nuestros hijos”, sí, pero que tampoco hagamos crítica sobre los profesores, sobre el entorno escolar, sobre...
Retrocedo y me posiciono años atrás cuando nadie se atrevía a comentar o discutir una sentencia judicial.  ¿Tampoco podremos cambiar impresiones sobre el trabajo de tal o cual? ¿Acaso prohibieron el contacto  de padres a la hora de entrada y salida de los colegios? ¿O será sólo al chismorreo?
Llega el momento que te identifican como la maruja del cuarto en un patio de vecinos.  Y no se acuerdan cuando recibías sms y emails tanto del colegio como de la Consellería informándote de las jornadas de huelgas unos, y de tus derechos y de los de tus hijos, en el otro.

Llamada a la responsabilidad, de acuerdo.  Y la responsabilidad también debe ser bi-direccional.  Después de leer la misiva, me arrepiento no tener whatsapps y de no pertenecer a un grupo de padres.  Sería una forma de desmontar  un nuevo estilo de ghetto.

PUBLICADO EL 9 DE ABRIL 2015, EN EL DIARIO MENORCA.