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Un título con cuatro cifras.  Una palabra polisémica. Un término ambiguo. La vida está llena –hemos llenado nuestras vidas- de dobles sentidos con la nada sana intención de errar al prójimo y enaltecernos a nosotros mismos.

El título de hoy es otra de esas maquinaciones con las que intento, semana tras semana, escribir la columna de los jueves.  No me refiero ni mucho menos  a la fecha en que un rey aragonés –y catalán- invadió, conquistó, saqueó nuestra Menorca y provocó el genocidio de la población musulmana que la habitaba hasta entonces.  Por un momento me ha dado la sensación de que estoy haciendo un copiar-pegar de las declaraciones de dirigentes catalanes en cuanto a la fiesta nacional del 12 de octubre. ¡Que casualidades tiene la historia!

Tampoco creo que el título de hoy coincida con  las horas que le faltarán a la tonadillera para salir de la cárcel.  Su salida parece ser más complicada que su entrada, que ya es decir.

Lo que sí estoy seguro es que esta cifra corresponde a los días que le faltan a uno a día de hoy –y siempre que la legislación al respecto no variara- para prejubilarse.  Y eso no lo digo yo, sino que me lo va recordando el contador que aparece en mi blog.  Tres años y pocos meses.  Y restando.

Mayo de 2019, días antes de que termine la actual legislatura autonómica y municipal, uno intentará colgar los hábitos.  Digo intentará porque el futuro siempre es incierto. Muchos factores pueden trastocar esta meta colocada en el camino. Salud, legislación, economía, y sobre todo la aparición la semana pasada de un individuo que bien podría haberse quedado en casita y calladito.

Me refiero a Carlos Slim, empresario mexicano que predica que trabajemos tres días a la semana con jornadas de once horas diarias. Bien hasta aquí. Pero la frase viene con sorpresa incluida. ¡Y hasta los setenta y cinco años!  Pero ojo, que el señor Slim no se queda callado, no.  Dice que de bajar los emolumentos a los políticos, nada de nada.  Que ellos tienen que cobrar más. Ahora entiende uno cómo ha conseguido ser el segundo  hombre más rico del mundo.

Pero hay que decir que el tal Slim lo hace pensando con nosotros. Según él así se erradica el desempleo, se garantiza el sistema de pensiones e incluso, quien quiera trabajar en varios trabajos a la vez, podrá hacerlo.  ¡Un lujo vamos!  Lo que no dice Slim es que en España hay quien  trabaja en dos y más sitios. Que hay economía sumergida. Mucha dieta y el nivel 33.

Ahora solo faltará que le den algún Nobel.


PUBLICADO EL 22 OCTUBRE DE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.