Esta vez parece que sí. Por lo menos algo ha cambiado. Por lo menos la gente, el votante, el contribuyente, se ha puesto las pilas y ha hablado. Esta vez ha hablado sin impulsos, sin infracciones y por supuesto con razones. Buenas o malas, acertadas o equivocadas, pero por lo menos razonadas, motivadas.
ETA lo intentó de nuevo. Pero esta vez, la oposición –o sea, el PP- se portó con lealtad al sistema, con respeto a la víctima, y con una única diana. Han sido dos oposiciones muy distintas, con diferentes talentos y talantes. Para el PP, ETA era la única culpable del vil asesinato. Hubiera sido fácil recordar diálogos y disculpas, pero no. No hubo ni móviles ni violaciones a la jornada de reflexión. Y eso ya es buena señal. Buen comienzo.
La niña de Rajoy fue sin duda la protagonista de algunas jornadas post-debate y no digamos de la noche electoral. Y los debates, por lo que dicen, de pena, más que debate fueron panfletos publicitarios. Pero el voto es el voto. Y ha sido precisamente el voto, el voto de millones de españoles y asimilados, los que han puestos las cosas en su sitio. El pueblo ha hablado. Y ha dejado claro que de nacionalistas res de res. Y de extremos, tampoco.
España se ha dividido, sigue dividida. Ha mantenido las dos pieles de toro, pero al menos, ha mantenido el equilibrio. Y más que el equilibrio, ha mantenido que aquí, en esta España, se acabaron los favoritismos y por supuesto, los pagos a terceros. Aquí, en España se decantaban hacia un lado o hacia otro, o sea, claramente hacia el centro. Centro derecha o centro izquierda, pero con un no rotundo hacia la derecha nacionalista, y con un no rotundo hacia la izquierda utópica. El pueblo ha querido ser realista. Ha puesto las cosas en su sitio. No ha querido jugarse ni la monarquía, ni esta especie de federaciones de naciones, ni por romper el escenario en mil pedazos, en mil gobiernos, en mil oposiciones. Ha apostado por la estabilidad de gobierno y por eso ha votado al PSOE.
Y el pueblo ha lanzado también un mensaje claro a la oposición. Un mensaje que quizá no quieran escuchar. Un mensaje que podrá decírse más alto, pero más claro imposible. Si el PP quiere plantearse ser opción de gobierno, primeramente tiene que plantearse arreglar su casa, poner orden en ella, y si es necesario renovarse, renovar caras y cargos, responsabilidades y futuro. Y sobre todo, estrategias, marketing y empaparse de lo que realmente quiere oír el potencial votante. Y preocuparse por todos por igual. El último año no ha sido precisamente su mejor año.
Y deberán aprender a mentir. Querer ser demasiado trasparente, demasiado justo y sincero hizo en parte que perdieran las anteriores. Y haber perdido las anteriores implica en buena parte, haber perdido las últimas. Por tanto, el mentir en política, es excusable, cuando no, recomendable.
Y en esta estamos. Ahora, cuando todos han puesto la mirada hacia estos “prometidos” cuatrocientos euros, esperamos que no se esfumen como todas las promesas electorales. Ahora, el voto ya está emitido, y pocos serán los que dentro de cuatro años se acuerden si se pagaron o no estos cuatrocientos euros. Pocos serán también los que se acuerden de que justo antes de la jornada de la reflexión, dijera el presidente en funciones que el único lugar, el único futuro para quienes matan, es la cárcel. Serán muchos los que, con o sin ayuda del alzhéimer, se irán olvidando de una campaña sosa, tranquila y aparentemente corta y desafinada. Otros, como la derecha nacionalista, intentarán que sea olvidado el varapalo y cargará desde ahora mismo para conseguir recuperar influencia y sobre todo poder, en las autonómicas y municipales.
Y así está el panorama. El PP tendrá que enfrentarse a la realidad y hacer la catarsis que debía haberse hecho con anterioridad. El PP insular tendrá que resolver el problema interno y el territorial. Hace ya tiempo que Ciutadella se siente desplazada. Y así se ha constatado en las actas electorales.
Y con el PSOE, más de lo mismo. Estamos ya acostumbrado y esperamos ansiosos la próxima novedad. De momento, no hay pérdidas y algunos salen ganando. Esperemos que las arcas aún estén llenas, no sea que tengamos que pagar de nuestro bolsillo la poca o nula alocución de algunos. Y los nacionalistas, pues ya saben, a esperar tiempos mejores. Y los terroristas, pues eso, ya saben, a esperar la última decisión del nuevo gobierno.
Y a los jubilados, pensionistas, viudas y afines, tranquilos. Ya saben aquel refrán que dice, “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Pues eso, que el voto ya ha sido depositado en la urna …..
ETA lo intentó de nuevo. Pero esta vez, la oposición –o sea, el PP- se portó con lealtad al sistema, con respeto a la víctima, y con una única diana. Han sido dos oposiciones muy distintas, con diferentes talentos y talantes. Para el PP, ETA era la única culpable del vil asesinato. Hubiera sido fácil recordar diálogos y disculpas, pero no. No hubo ni móviles ni violaciones a la jornada de reflexión. Y eso ya es buena señal. Buen comienzo.
La niña de Rajoy fue sin duda la protagonista de algunas jornadas post-debate y no digamos de la noche electoral. Y los debates, por lo que dicen, de pena, más que debate fueron panfletos publicitarios. Pero el voto es el voto. Y ha sido precisamente el voto, el voto de millones de españoles y asimilados, los que han puestos las cosas en su sitio. El pueblo ha hablado. Y ha dejado claro que de nacionalistas res de res. Y de extremos, tampoco.
España se ha dividido, sigue dividida. Ha mantenido las dos pieles de toro, pero al menos, ha mantenido el equilibrio. Y más que el equilibrio, ha mantenido que aquí, en esta España, se acabaron los favoritismos y por supuesto, los pagos a terceros. Aquí, en España se decantaban hacia un lado o hacia otro, o sea, claramente hacia el centro. Centro derecha o centro izquierda, pero con un no rotundo hacia la derecha nacionalista, y con un no rotundo hacia la izquierda utópica. El pueblo ha querido ser realista. Ha puesto las cosas en su sitio. No ha querido jugarse ni la monarquía, ni esta especie de federaciones de naciones, ni por romper el escenario en mil pedazos, en mil gobiernos, en mil oposiciones. Ha apostado por la estabilidad de gobierno y por eso ha votado al PSOE.
Y el pueblo ha lanzado también un mensaje claro a la oposición. Un mensaje que quizá no quieran escuchar. Un mensaje que podrá decírse más alto, pero más claro imposible. Si el PP quiere plantearse ser opción de gobierno, primeramente tiene que plantearse arreglar su casa, poner orden en ella, y si es necesario renovarse, renovar caras y cargos, responsabilidades y futuro. Y sobre todo, estrategias, marketing y empaparse de lo que realmente quiere oír el potencial votante. Y preocuparse por todos por igual. El último año no ha sido precisamente su mejor año.
Y deberán aprender a mentir. Querer ser demasiado trasparente, demasiado justo y sincero hizo en parte que perdieran las anteriores. Y haber perdido las anteriores implica en buena parte, haber perdido las últimas. Por tanto, el mentir en política, es excusable, cuando no, recomendable.
Y en esta estamos. Ahora, cuando todos han puesto la mirada hacia estos “prometidos” cuatrocientos euros, esperamos que no se esfumen como todas las promesas electorales. Ahora, el voto ya está emitido, y pocos serán los que dentro de cuatro años se acuerden si se pagaron o no estos cuatrocientos euros. Pocos serán también los que se acuerden de que justo antes de la jornada de la reflexión, dijera el presidente en funciones que el único lugar, el único futuro para quienes matan, es la cárcel. Serán muchos los que, con o sin ayuda del alzhéimer, se irán olvidando de una campaña sosa, tranquila y aparentemente corta y desafinada. Otros, como la derecha nacionalista, intentarán que sea olvidado el varapalo y cargará desde ahora mismo para conseguir recuperar influencia y sobre todo poder, en las autonómicas y municipales.
Y así está el panorama. El PP tendrá que enfrentarse a la realidad y hacer la catarsis que debía haberse hecho con anterioridad. El PP insular tendrá que resolver el problema interno y el territorial. Hace ya tiempo que Ciutadella se siente desplazada. Y así se ha constatado en las actas electorales.
Y con el PSOE, más de lo mismo. Estamos ya acostumbrado y esperamos ansiosos la próxima novedad. De momento, no hay pérdidas y algunos salen ganando. Esperemos que las arcas aún estén llenas, no sea que tengamos que pagar de nuestro bolsillo la poca o nula alocución de algunos. Y los nacionalistas, pues ya saben, a esperar tiempos mejores. Y los terroristas, pues eso, ya saben, a esperar la última decisión del nuevo gobierno.
Y a los jubilados, pensionistas, viudas y afines, tranquilos. Ya saben aquel refrán que dice, “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Pues eso, que el voto ya ha sido depositado en la urna …..
PUBLICADO EL 12 MARZO 2008 EN EL DIARIO MENORCA.