Empiezan a llegar a los domicilios los sobres con las papeletas. Y la propaganda también, claro está. A otros les habrán llegado también otros sobres, pero sin propaganda. Serán los elegidos por sorteo para componer las mesas electorales. ¡Para que luego digan que nunca han salido agraciados en ningún sorteo!. Pero bueno, dejemos este tema tan serio aparcado, y dedicaremos el tiempo de ocio a hablar de los otros papeles, los que intentan convencernos de que su opción es la mejor.
Mejor o menos peor, pensará alguno. Y es que a veces, a uno le cuesta decidirse. Queramos o no, el votar en Menorca siempre tiene su peculiaridad, su lado familiar, su conocimiento del personaje y como no, las relaciones personales con el mismo. En la urna para el Congreso no tiene por qué haber problemas. Cada uno tenemos nuestras tendencias y allí las metemos. Que si uno tira a la izquierda, pues PSOE , que si quiere castigar a Zapatero, pues a Izquierda Unida, que si tira hacia la derecha pero es nacionalista, pues a los que ya sabemos, y así sucesivamente. Y si por el contrario le gusta ser de centro o conservador, pues también tenemos opciones bien definidas. El problema está en el Senado.
En la votación al Senado las cosas se complican. Y mucho. Si partimos de la conciencia popular de que de poco o nada sirve dicha cámara, tanto nos dará la composición de la misma. Así, si al Congreso votamos blanco y al Senado votamos negro o gris, no tendremos conciencia alguna de que hayamos hecho una mala elección. Más bien, incluso creeremos que habremos actuado más de acorde con el razonamiento que con falsas jugadas que nos brinda el corazón.
Y en esta estaba, deshojando la margarita de aquella baraja electoral, cuando recibí la llamada de Federico. La campaña, a Celestino –Celestí- no le transcurría como se pensaba. Incluso en el anterior artículo tuvo que rectificar rápidamente y colgar en el blog la versión castellana. Había recibido críticas de sus lectores por haberlo escrito en catalán. Su potencial electorado quería que se expresara en castellano cuando se tratara de versión escrita, en cambio, en el oral, menorquín de pura cepa. Y a ellos se debía. ¡Y con lo que le había costado encontrar un traductor simultáneo…!.
Y a Celestino de ideas no le faltaban, no. Incluso le sobraban ideas. En cinco minutos había encontrado la solución a la saturación de las urgencias hospitalarias. Celestino mandaba cerrar el servicio de urgencias del centro de Dalt Sant Joan y lo trasladaba a un box del Hospital Mateu Orfila. Y así de sencillo, cuando la cosa no reunía las condiciones de urgencia hospitalaria, lo visitaba el médico de urgencias de la atención primaria. ¿Quién sabría si lo había atendido un médico u otro?. Y el votante, en este caso, el paciente, feliz por haber sido atendido en el Hospital. Y los médicos del servicio de urgencias hospitalarias, menos saturados, podrían dedicar mayor atención a los que de verdad la necesitaban. ¿Cuántas cosas sería capaz de arreglar Celestino si llegara alcanzar cotas de poder?.
Pero bueno, eso ya no dependía de él, si no de sus votantes, y en este caso, de los votantes de los otros, no de los suyos. Me contaba Federico que Celestino estaba resignado ya al fracaso, y que lo había asumido con filosofía. Ahora bien, el voto útil, tenía sus complicaciones.
Entendía que el voto para el Senado podía ser diferente al del Congreso. Y en éstas estaba. Entendía que el tándem Arturo Bagur –Belén Calafell tenía buen pronóstico de salida, y esperaba que de llegada. Conocía a ambos y los tenía como buenas personas. Muy buenas personas. Y eso ya era mucho. Pero Arturo Bagur , además era su alcalde. Y Federico lo quería seguir teniéndolo como alcalde. Incluso Mô le pasó la pregunta de quién sería si no, el Caixer Batle en las próximas fiestas patronales…. El tema era controvertido. Y difícil. Aquí no bastaban ni cinco ni diez minutos para arreglar el problema. El tema era mucho más serio. Mucho más difícil que las urgencias hospitalarias. ¿Acaso era mejor votar otra opción antes que perder a un buen alcalde?. ¡Jamás!., contestaron ambos al unísono. También se merecía una recompensa, una aspiración digna por el trabajo desarrollado. El problema entonces no era la persona, sino el talante. La cuestión era sustituir al alcalde- buena persona, por otro alcalde- buena persona. Y la solución vino enseguida.
No tardaron ni cuatro minutos en hallar la solución. Y la solución llegó vía urgencias….. no podía ser de otra forma. Federico, Mô, y por qué no, incluso Celestino Cebollero, apostaban por Josep Borrás. Era según ellos, el relevo adecuado, la persona, el talante, el conocimiento y como no, la voluntad y vocación de trabajo para el prójimo, perfil apropiado para desempeñar una alcaldía, y más si ésta es la de la capital, por lo menos, de la part de Llevant.
Federico, Mô e incluso Celestino lo tenían claro. Ahora sólo faltaba que lo tuvieran también claro en el seno del partido. Allí era donde, según ellos, faltaba la respuesta al día después. Públicamente nada se habrá dicho sobre el tema. Internamente, algunos ya habrán hecho sus quinielas. ¿Quién ganará? .
Primero pero, habrá que esperar al recuento de votos. De ellos depende que luego vengan o no las demás suposiciones.
Mejor o menos peor, pensará alguno. Y es que a veces, a uno le cuesta decidirse. Queramos o no, el votar en Menorca siempre tiene su peculiaridad, su lado familiar, su conocimiento del personaje y como no, las relaciones personales con el mismo. En la urna para el Congreso no tiene por qué haber problemas. Cada uno tenemos nuestras tendencias y allí las metemos. Que si uno tira a la izquierda, pues PSOE , que si quiere castigar a Zapatero, pues a Izquierda Unida, que si tira hacia la derecha pero es nacionalista, pues a los que ya sabemos, y así sucesivamente. Y si por el contrario le gusta ser de centro o conservador, pues también tenemos opciones bien definidas. El problema está en el Senado.
En la votación al Senado las cosas se complican. Y mucho. Si partimos de la conciencia popular de que de poco o nada sirve dicha cámara, tanto nos dará la composición de la misma. Así, si al Congreso votamos blanco y al Senado votamos negro o gris, no tendremos conciencia alguna de que hayamos hecho una mala elección. Más bien, incluso creeremos que habremos actuado más de acorde con el razonamiento que con falsas jugadas que nos brinda el corazón.
Y en esta estaba, deshojando la margarita de aquella baraja electoral, cuando recibí la llamada de Federico. La campaña, a Celestino –Celestí- no le transcurría como se pensaba. Incluso en el anterior artículo tuvo que rectificar rápidamente y colgar en el blog la versión castellana. Había recibido críticas de sus lectores por haberlo escrito en catalán. Su potencial electorado quería que se expresara en castellano cuando se tratara de versión escrita, en cambio, en el oral, menorquín de pura cepa. Y a ellos se debía. ¡Y con lo que le había costado encontrar un traductor simultáneo…!.
Y a Celestino de ideas no le faltaban, no. Incluso le sobraban ideas. En cinco minutos había encontrado la solución a la saturación de las urgencias hospitalarias. Celestino mandaba cerrar el servicio de urgencias del centro de Dalt Sant Joan y lo trasladaba a un box del Hospital Mateu Orfila. Y así de sencillo, cuando la cosa no reunía las condiciones de urgencia hospitalaria, lo visitaba el médico de urgencias de la atención primaria. ¿Quién sabría si lo había atendido un médico u otro?. Y el votante, en este caso, el paciente, feliz por haber sido atendido en el Hospital. Y los médicos del servicio de urgencias hospitalarias, menos saturados, podrían dedicar mayor atención a los que de verdad la necesitaban. ¿Cuántas cosas sería capaz de arreglar Celestino si llegara alcanzar cotas de poder?.
Pero bueno, eso ya no dependía de él, si no de sus votantes, y en este caso, de los votantes de los otros, no de los suyos. Me contaba Federico que Celestino estaba resignado ya al fracaso, y que lo había asumido con filosofía. Ahora bien, el voto útil, tenía sus complicaciones.
Entendía que el voto para el Senado podía ser diferente al del Congreso. Y en éstas estaba. Entendía que el tándem Arturo Bagur –Belén Calafell tenía buen pronóstico de salida, y esperaba que de llegada. Conocía a ambos y los tenía como buenas personas. Muy buenas personas. Y eso ya era mucho. Pero Arturo Bagur , además era su alcalde. Y Federico lo quería seguir teniéndolo como alcalde. Incluso Mô le pasó la pregunta de quién sería si no, el Caixer Batle en las próximas fiestas patronales…. El tema era controvertido. Y difícil. Aquí no bastaban ni cinco ni diez minutos para arreglar el problema. El tema era mucho más serio. Mucho más difícil que las urgencias hospitalarias. ¿Acaso era mejor votar otra opción antes que perder a un buen alcalde?. ¡Jamás!., contestaron ambos al unísono. También se merecía una recompensa, una aspiración digna por el trabajo desarrollado. El problema entonces no era la persona, sino el talante. La cuestión era sustituir al alcalde- buena persona, por otro alcalde- buena persona. Y la solución vino enseguida.
No tardaron ni cuatro minutos en hallar la solución. Y la solución llegó vía urgencias….. no podía ser de otra forma. Federico, Mô, y por qué no, incluso Celestino Cebollero, apostaban por Josep Borrás. Era según ellos, el relevo adecuado, la persona, el talante, el conocimiento y como no, la voluntad y vocación de trabajo para el prójimo, perfil apropiado para desempeñar una alcaldía, y más si ésta es la de la capital, por lo menos, de la part de Llevant.
Federico, Mô e incluso Celestino lo tenían claro. Ahora sólo faltaba que lo tuvieran también claro en el seno del partido. Allí era donde, según ellos, faltaba la respuesta al día después. Públicamente nada se habrá dicho sobre el tema. Internamente, algunos ya habrán hecho sus quinielas. ¿Quién ganará? .
Primero pero, habrá que esperar al recuento de votos. De ellos depende que luego vengan o no las demás suposiciones.
PUBLICADO EL 2 MARZO 2008, EN EL DIARIO MENORCA.