Hará de ello un par o tres de semanas, que la pluma siempre afilada –el ordenador más bien- de Pérez Reverte, daba rienda suelta a la imaginación y en forma de relato periodístico daba vida una escena en la que aparecía la ministra Chacón y se novelaba una de piratas, jueces y como no, los siempre paganos servidores de la Patria. Vaya por delante que esta fantasía no se distanciaría mucho de la verdad si aquel supuesto se hubiera dado en la realidad.
Esta virtualidad en la que trabaja Pérez Reverte es como una ruleta rusa cuando los artistas invitados son miembros del Gobierno. Parece como si la mala suerte los persiguiera, o sencillamente, la atrajeran.
Pero a la mala suerte no se la atrae ni ésta persigue a nadie. Sencillamente son los cúmulos de malos propósitos, cúmulos de erróneas decisiones los que provocan que no siempre salga uno airoso de los acontecimientos.
Aunque me atrevería a decir todo lo contrario. La buena suerte, es la que persigue a nuestro Gobierno. ¿Acaso con esta política de no tener política, de ir al día y el ya veremos mañana, no es signo de buena suerte? ¿Acaso podría sino salir airoso uno de un discurso de varias horas sin decir verdad alguna? ¿Acaso puede uno comprar ordenadores a noventa euros? ¿Acaso puede uno comprar coches a dos mil euros? ¿Y las pensiones?
Pero hoy no toca hablar de ZP, no. Habrá tiempo y de sobra para volver sobre sus palabras, sus equivocaciones y sus errores. Hoy en la diana de las teclas del ordenador, aparece una de las señoras ministras. Efectivamente, la señora ministra de la Defensa. Supongo que alguien le antojará excelentísima y demás, pero uno, por aquello de las clases sociales y de la igualdad, prefiere lo de señora. Y es que la señora ministra, tiene la oscura, por no decir la negra, no sea cosa que me tachen de lo que no soy.
Y de la oscura, la más oscura. Desde sus inicios –y muy posiblemente, por ser mujer-, estuvo en el punto de mira de los informativos y de los informantes. Poco a poco, también hay que reconocerlo, se supo ganar las simpatías de sus primeros detractores y con un espíritu de responsabilidad y servicio más que supuesto, se ha ido ganando su lugar en el escalafón.
Muy por seguro que debió encontrar bastantes zancadillas por el camino, y muy por seguro que supo salir airosa de éstas, y sin apenas trascendencia a la luz. También es cierto que algunos abandonos a la estacada desde sus propias filas, fueron menos discretos y más sonados. No en vano, la paridad no asegura nada, por mucho que se obligue en el colegio a jugar a los niños a la comba y a las niñas al futbol.
Lo último, lo más sonado, mejor aún, lo penúltimo ha sido el caso de la gripe A. Y es que esta fiebre que empezó por ser porcina, se las trae. Y uno ya no sabe a qué atenerse. Si de verdad es tan dañina que en cuatro días los enfermos están curados, es algo que no encaja con las primeras, segundas, enésimas declaraciones sanitarias en su momento. Uno ya piensa en otras verdades que se lanzaron al vuelo de la red. ¿Será verdad que salió de un laboratorio? ¿Por qué ya no se habla tanto de la crisis? ¿Habrá sido una cortina de humo? ¿Dónde están las vacunas? Y el caso de estos centenares de militares inmovilizados, en cuarentena, en calidad de presuntos portadores de una gripe denominada A, tampoco le ha pasado indiferente a la señora ministra.
Ahora bien, lo que más debería trascender a la opinión pública, lo que más debería de preocuparnos a nosotros los ciudadanos por aquello de ser los paganos activos de la crisis económica, o sea, el contrapunto del despilfarro de las cuentas de la administración, nadie parece darle el más mínimo interés. Nadie acusa a nadie. Es más, sale el número uno de la lista a Europa y lo justifica en un comentario. Y uno, queda inmóvil ante aquella desfachatez, ante aquel derroche de desprecio hacia el ciudadano de a trescientos euros.
ZP, nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas, se le antoja desplazarse a Sevilla en un avión militar para asistir a un mitin socialista. Y eso sí, acude como presidente que es. O al menos así se le justifica. ¿Dónde está el sentido de la responsabilidad de nuestro presidente? ¿Cómo se puede derrochar todo un avión para un viaje de partido? ¿Abrirá algún expediente informativo la señora ministra para poder conocer de primera mano lo ocurrido?
Lo veo difícil, difícil porque no habrá superior en rango al presidente del Gobierno. Difícil , pero no imposible. A lo mejor, alguien se decide a cargar las culpas sobre la tripulación, militar por supuesto, y se empapela al de mayor graduación que pilotase el avión, o al de la torre de control que permitió el despegue, o al chofer que lo transportó hasta el aeropuerto, ¡cuántos responsables directos de tal acción presuntamente irregular!.
¿Abrirá algún expediente informativo nuestra señora ministra, para aclarar los motivos por la que su jefe directo, hizo un presunto derroche de los presupuestos del ministerio? Parece que esta vez, ni le han dejado a volver a abrir boca. Ya se encargó un hombre, de contestar la cuestión.
Esta virtualidad en la que trabaja Pérez Reverte es como una ruleta rusa cuando los artistas invitados son miembros del Gobierno. Parece como si la mala suerte los persiguiera, o sencillamente, la atrajeran.
Pero a la mala suerte no se la atrae ni ésta persigue a nadie. Sencillamente son los cúmulos de malos propósitos, cúmulos de erróneas decisiones los que provocan que no siempre salga uno airoso de los acontecimientos.
Aunque me atrevería a decir todo lo contrario. La buena suerte, es la que persigue a nuestro Gobierno. ¿Acaso con esta política de no tener política, de ir al día y el ya veremos mañana, no es signo de buena suerte? ¿Acaso podría sino salir airoso uno de un discurso de varias horas sin decir verdad alguna? ¿Acaso puede uno comprar ordenadores a noventa euros? ¿Acaso puede uno comprar coches a dos mil euros? ¿Y las pensiones?
Pero hoy no toca hablar de ZP, no. Habrá tiempo y de sobra para volver sobre sus palabras, sus equivocaciones y sus errores. Hoy en la diana de las teclas del ordenador, aparece una de las señoras ministras. Efectivamente, la señora ministra de la Defensa. Supongo que alguien le antojará excelentísima y demás, pero uno, por aquello de las clases sociales y de la igualdad, prefiere lo de señora. Y es que la señora ministra, tiene la oscura, por no decir la negra, no sea cosa que me tachen de lo que no soy.
Y de la oscura, la más oscura. Desde sus inicios –y muy posiblemente, por ser mujer-, estuvo en el punto de mira de los informativos y de los informantes. Poco a poco, también hay que reconocerlo, se supo ganar las simpatías de sus primeros detractores y con un espíritu de responsabilidad y servicio más que supuesto, se ha ido ganando su lugar en el escalafón.
Muy por seguro que debió encontrar bastantes zancadillas por el camino, y muy por seguro que supo salir airosa de éstas, y sin apenas trascendencia a la luz. También es cierto que algunos abandonos a la estacada desde sus propias filas, fueron menos discretos y más sonados. No en vano, la paridad no asegura nada, por mucho que se obligue en el colegio a jugar a los niños a la comba y a las niñas al futbol.
Lo último, lo más sonado, mejor aún, lo penúltimo ha sido el caso de la gripe A. Y es que esta fiebre que empezó por ser porcina, se las trae. Y uno ya no sabe a qué atenerse. Si de verdad es tan dañina que en cuatro días los enfermos están curados, es algo que no encaja con las primeras, segundas, enésimas declaraciones sanitarias en su momento. Uno ya piensa en otras verdades que se lanzaron al vuelo de la red. ¿Será verdad que salió de un laboratorio? ¿Por qué ya no se habla tanto de la crisis? ¿Habrá sido una cortina de humo? ¿Dónde están las vacunas? Y el caso de estos centenares de militares inmovilizados, en cuarentena, en calidad de presuntos portadores de una gripe denominada A, tampoco le ha pasado indiferente a la señora ministra.
Ahora bien, lo que más debería trascender a la opinión pública, lo que más debería de preocuparnos a nosotros los ciudadanos por aquello de ser los paganos activos de la crisis económica, o sea, el contrapunto del despilfarro de las cuentas de la administración, nadie parece darle el más mínimo interés. Nadie acusa a nadie. Es más, sale el número uno de la lista a Europa y lo justifica en un comentario. Y uno, queda inmóvil ante aquella desfachatez, ante aquel derroche de desprecio hacia el ciudadano de a trescientos euros.
ZP, nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas, se le antoja desplazarse a Sevilla en un avión militar para asistir a un mitin socialista. Y eso sí, acude como presidente que es. O al menos así se le justifica. ¿Dónde está el sentido de la responsabilidad de nuestro presidente? ¿Cómo se puede derrochar todo un avión para un viaje de partido? ¿Abrirá algún expediente informativo la señora ministra para poder conocer de primera mano lo ocurrido?
Lo veo difícil, difícil porque no habrá superior en rango al presidente del Gobierno. Difícil , pero no imposible. A lo mejor, alguien se decide a cargar las culpas sobre la tripulación, militar por supuesto, y se empapela al de mayor graduación que pilotase el avión, o al de la torre de control que permitió el despegue, o al chofer que lo transportó hasta el aeropuerto, ¡cuántos responsables directos de tal acción presuntamente irregular!.
¿Abrirá algún expediente informativo nuestra señora ministra, para aclarar los motivos por la que su jefe directo, hizo un presunto derroche de los presupuestos del ministerio? Parece que esta vez, ni le han dejado a volver a abrir boca. Ya se encargó un hombre, de contestar la cuestión.
PUBLICADO EL 28 MAYO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.