TIJERETAZO

¿Por qué tijeretazo y no sablazo? De primeras, parece simpático, cariñoso más bien. Al sablazo me lo imagino enérgico, con la fuerza de la empuñadura de un luchador, mientras que el tijeretazo lo identifico con aquel movimiento de recorte, de perfección, de manualidad. Y no digamos si lo hubieran tildado de hachazo, con la contundencia del golpe infligido. ¿Quién acuñó pero, tal nomenclatura? ¿Fueron los sindicatos, los medios de comunicación o el mismísimo gobierno?.

No me imagino a un gobierno como el nuestro, débil de moral, ocupado en otros menesteres como para hacer juegos de palabras, aunque eso sí, me imagino a su presidente haciendo las manualidades impuestas por los verdaderos poderes de la economía mundial. Más que deberes, manualidades. Y hay que ver la facilidad que tiene con los recortes ajenos, que no propios. Ajenos y extraños.

Maquiavelo quedaría ridiculizado si viviera a día de hoy. Y las tijeras del nieto del capitán Lozano cortaron sueldos por decreto. También se apresuraron a alejar el tema de las viudedades y pensiones del panorama electoral catalán. Así, salvando y alejando las catalanas del tema presupuestario, congelaron y anularon a los pensionistas y a los futuros españolitos venidos a satisfacer impagos e hipotecas. Y no se imputa, no.

Y el recorte, el sablazo, el hachazo, nos cogió con las defensas bajas, sin jalea real …. Sin defensas ni ganas de combatir. La sumisión ante el poder establecido, la impotencia ante el descaro, la falta de orgullo mismo, la falta de confianza en el movimiento mismo, ha hecho una vez más que la mediocridad siga gobernando nuestras vidas, la de nuestros hijos, y la de nuestros nietos.

Un tijeretazo, que no sablazo, que ha despertado más morbo que curiosidad en cuanto al auto-recorte que se efectúa la clase política. Mientras se conoce que una ex Secretario de Estado de Cooperación Internacional cobra unos veinte mil euros mensuales al compaginar el subsidio por dicho cargo y la de senadora elegida por designación autonómica, casi cinco millones de parados cobran del remanente que sustentaban las pensiones.

Y ni los pensionistas, ni estos cinco millones de parados, ni los futuros que lo estarán, ni tan siquiera estos quienes cotizaron para un día no cobrar, son capaces de movilizarse contra tal despropósito. Y si tantos millones de españoles y asimilados son incapaces de parar tan desastrosa actividad de un gobierno caduco, ¿cómo pretender que sean los empleados públicos quienes frenen esta inercia antitodo? Si los sindicatos han visto con buenos ojos los cuatro millones de parados, los cuatro millones y medio, los cinco casi millones actuales, si muchos de ellos mismos, mientras el subsidio aguante no se movilizan siquiera en busca de empleo, ¿cómo pretenden que la conciencia social se mueva por ellos?.

Y los cargos públicos -éstos que no necesitan de examen ni titulación alguna para ejercer la gestión- se resisten a abandonar sueldo, dietas, viajes, coche y prebendas. Testimoniales eso sí. Solidarios de boca, también. De bolsillo y tirantes, mas bien, no.

Para ellos, no bastaría tijera para cortar tanto beneficio. El término sablazo aún sería cariñoso y hachazo enternecedor. Y tal vez por eso mismo, por no haber término que aplicarse, plantean medidas comunes para que todo nos sintamos solidarios ante esta crítica situación.

Por de pronto ya no se habla de tribunales constitucionales ni estatutos de autonomías, ni de jueces estrellas ni de jueces estrellados. Por no hablar ni se habla de fútbol ni de pagas extraordinarias, ni de vacaciones, ni cruceros, ni bodas, ni suspensos ni otras gaitas. Y es que ¡por fin! la crisis ha llegado. De tanto aclamarla, ya está aquí. ¿Se habrá enterado ya nuestro invicto Rodríguez, Zapatero para más señas, que aquella palabra desconocida por él, ya ha hecho acto de presencia?
PUBLICADO EL 3 JUNIO 2010, EN EL DIARIO MENORCA.