Aunque ya estemos en el mes de febrero, será éste el primer encuentro con nuestra revista –y con nuestros lectores- en este nuevo año que un mes atrás, empezamos. El mes de enero, nos lo hemos tomado de vacaciones. Merecidas, necesarias, deseadas, dirán unos y otros. Lo cierto es que un paréntesis bien nos viene y más si unas fiestas, las navideñas, están por en medio.
Se han acabado las vacaciones para los menores de la casa y para algunos de los mayores. Otros muchos las seguirán disfrutando por aquello del descanso ganado tras años de trabajo y cotización, y otros muchos también, seguirán con la expectativa de abandonar la lista interminable de afectados por la crisis. Entre todos pero, hacemos el conjunto de la sociedad, con la que disfrutamos y con la que padecemos.
Los regalos, las rebajas - el gasto - y la consabida cuesta de enero, ya son tiempos pretéritos. Ya no hay excusa para mirar atrás. Los malos humos -no los hay de buenos- van desapareciendo y algún esbozo de la primavera ya se atreve a despuntar algunas mañanas.
Y este es el presente en el que nos encontramos. Y el futuro. Más o menos. Como cada año, más o menos. O menos que más, que también es posible. O todo lo contrario. Quien sabe.
Febrero, San Valentín. Marzo, Carnaval…., y no paramos de darnos excusas y propósitos para olvidarnos del pretérito y estar siempre activos. Todo ello, a pesar de los recibos de las Visas aplazadas y de las comunicaciones de las entidades bancarias que nos irán recordando todo lo que hicimos en un pasado aún próximo. Pero nuestra huída hacia el futuro será sinónimo de fuerza, de valentía, de osadía si cabe.
Y tras la primavera vendrá el verano. Otra buena excusa para hacer de nuevo un paréntesis en nuestra cotidiana vivencia, reponer pilas, fiestas patronales y preparación para el otoño. Y tras éste, otra vez la preparación de la Navidad. Mes tras mes, año tras año, la vida discurre igual. Más o menos igual. O menos que más. O todo lo contrario.
Este año no necesitaremos ni pitonisas ni magazines que nos auguren buenos o regulares presagios. Las cartas hace tiempo que se echaron y aún hoy andan revueltas las aguas.
Turbulentas. Tranquilas. Estancadas. Con nitratos y sin ellos. Depende de cada uno, de cada historia de uno. Como siempre. Con su pasado a cuestas. Con su presente actualizado según las circunstancias propias y ajenas. Con su futuro condicionado por nosotros mismos y por las circunstancias de los demás.
¿Somos una unidad? ¿Somos parte de un todo? La duda vuelve a presentarse. ¿Unidad o parte de un todo? O todo lo contrario. ¿Un todo en mayúscula o simplemente en minúscula? Dependerá de quien lo escriba, de lo que digan los gestores de la Academia y del interés con que lo escribamos. Al menos, pequeños o grandes, libres o esclavos,…, somos.
Somos, que ya es mucho. Somos, que es todo. Más o menos. Más más que menos. Y sin contrarios.
Somos día a día, mes a mes, año tras año, más o menos.
Se han acabado las vacaciones para los menores de la casa y para algunos de los mayores. Otros muchos las seguirán disfrutando por aquello del descanso ganado tras años de trabajo y cotización, y otros muchos también, seguirán con la expectativa de abandonar la lista interminable de afectados por la crisis. Entre todos pero, hacemos el conjunto de la sociedad, con la que disfrutamos y con la que padecemos.
Los regalos, las rebajas - el gasto - y la consabida cuesta de enero, ya son tiempos pretéritos. Ya no hay excusa para mirar atrás. Los malos humos -no los hay de buenos- van desapareciendo y algún esbozo de la primavera ya se atreve a despuntar algunas mañanas.
Y este es el presente en el que nos encontramos. Y el futuro. Más o menos. Como cada año, más o menos. O menos que más, que también es posible. O todo lo contrario. Quien sabe.
Febrero, San Valentín. Marzo, Carnaval…., y no paramos de darnos excusas y propósitos para olvidarnos del pretérito y estar siempre activos. Todo ello, a pesar de los recibos de las Visas aplazadas y de las comunicaciones de las entidades bancarias que nos irán recordando todo lo que hicimos en un pasado aún próximo. Pero nuestra huída hacia el futuro será sinónimo de fuerza, de valentía, de osadía si cabe.
Y tras la primavera vendrá el verano. Otra buena excusa para hacer de nuevo un paréntesis en nuestra cotidiana vivencia, reponer pilas, fiestas patronales y preparación para el otoño. Y tras éste, otra vez la preparación de la Navidad. Mes tras mes, año tras año, la vida discurre igual. Más o menos igual. O menos que más. O todo lo contrario.
Este año no necesitaremos ni pitonisas ni magazines que nos auguren buenos o regulares presagios. Las cartas hace tiempo que se echaron y aún hoy andan revueltas las aguas.
Turbulentas. Tranquilas. Estancadas. Con nitratos y sin ellos. Depende de cada uno, de cada historia de uno. Como siempre. Con su pasado a cuestas. Con su presente actualizado según las circunstancias propias y ajenas. Con su futuro condicionado por nosotros mismos y por las circunstancias de los demás.
¿Somos una unidad? ¿Somos parte de un todo? La duda vuelve a presentarse. ¿Unidad o parte de un todo? O todo lo contrario. ¿Un todo en mayúscula o simplemente en minúscula? Dependerá de quien lo escriba, de lo que digan los gestores de la Academia y del interés con que lo escribamos. Al menos, pequeños o grandes, libres o esclavos,…, somos.
Somos, que ya es mucho. Somos, que es todo. Más o menos. Más más que menos. Y sin contrarios.
Somos día a día, mes a mes, año tras año, más o menos.
PUBLICADO en el número del mes de FEBRERO de 2011, en EL BULLETÍ DEL CENTRE DE PERSONES MAJORS. Area de Acció Social. Consell Insular de Menorca