ENTRE TODOS


Entre tots fem el món”, dice el dicho con el que nos  abrimos a la diversidad y disculpamos a quienes no comulgan con nuestros valores.  Pero hoy no vamos de dichos ni mucho menos de diversidades, sino todo lo contrario.

“Entre todos” es un programa que nos acompaña cada tarde en La 1.  Es ante todo un programa solidario en el que los oyentes aportan capital para que los proyectos presentados alcancen la luz.  Digo capital y proyectos, usando un lenguaje más emprendedor si quieren, pero lo que sí se transmite en aquel espacio televisivo es calor.  Calor humano, solidario, altruista.

Toñi Moreno, su presentadora, hace el resto. Y el resto es mucho.  Y ello a pesar de que el  programa recibió  críticas de  sindicatos de TVE  por contratar productoras externas al ente en tiempo de recortes, como también  quedó la duda en el aire si alguien de Asuntos Exteriores había pedido que se retirara el programa del Canal Internacional por la mala imagen para la marca España.  Y uno se pregunta, ¿qué imagen debemos dar que no sea la de corrupción, despilfarro, pìllaje y vagancia? Y es que el dicho “entre todos la mataron, y ella sólo se murió” también interactúa en esta “marca” España.  Habrá que volver a la España de la pandereta, que esa sí vendía.


En pocas horas, unas ochocientas personas anónimas regalan el sueño de  unas prótesis de más de cien mil euros.  En poco más de una hora se logran los más de cuarenta mil euros recaudados la semana pasada para un tratamiento en EEUU.   Y entre los llamantes que se solidarizan y aportan su granito de arena se encuentran jubilados, parados y también personas necesitadas.  Y eso dice mucho.  Del programa y más aún de los oyentes.

Este programa es una ventana abierta a la realidad de España.  Te abre las puertas y ventanas –sin necesidad de recurrir a los informes del CIS-  a las penurias que pasan muchas familias españolas.  Se ven patentes los efectos de tanto recorte, de tan poco escrúpulo habido por quienes ostentan el dinero, por…
Y a la vez que notas el calor solidario de los entre iguales, notas a faltar la llamada de entidades financieras, a las que también con aportaciones de “entre todos” hemos salvado de la quiebra.  Y de las telefónicas.  Y de las eléctricas.  Y “entre todos” seguimos manteniendo,  aunque  sea pagando por usar del viento y del sol,  y mandando cañonazos acústicos al fondo marino.  Y es que  “entre tots, fem el món”.

¡Ahora sólo nos falta que Hacienda despierte y  vaya  tras el impuesto de donaciones! 
 
PUBLICADO EL 13 FEBRERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA.

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

La semana se presenta caliente -mediáticamente hablando- con la comparecencia de la ciudadana Cristina ante la justicia. El dicho popular que encabeza el escrito de hoy, resume el resto. Y no es que uno sea vidente sino todo lo contrario. La rutina hace ya tiempo que ha tirado anclas en el aparataje societal y nada se mueve. Incluso uno ya se asombra de que la imputación haya llegado hasta el momento mismo de la comparecencia.

Y lo que más parece preocuparnos hoy en día, es si su llegada se hará a pie o en coche. Nada más. Mediáticamente nadie elucubra el desenlace de la comparecencia. Nadie osa aventurar suposiciones ni hacer cábalas sobre el tema. Ni porras, vamos. Y bien que hacen. La del sábado sólo sería un pequeñísimo paso más. Y muchos ya han perdido la esperanza de ver su morbo plasmado en una condena.

Quedará eso sí, el juicio paralelo del populacho, que necesitado de pan y de circo barato aprovecha cualquier ocasión para alimentarse de una ficticia igualdad que le llene sino el estómago, al menos la psiquis. Pero con el tiempo, este juicio paralelo también se esfumará de la memoria y sólo permanecerá intacto en el criterio de la firma que lo plasmó en las hemerotecas.

Y no es que los encargados de administrar justicia sean buenos o malos profesionales, simplemente que la ley que deben aplicar, más aún, interpretar, tiene muchas lagunas, muchas ambigüedades, muchas puertas accesorias, por las que casi siempre y con buen consejo, puede burlar uno. Y ahí está la labor del gremio de la abogacía, buscar e identificar estas puertas que el legislador por acción u omisión, ha dejado publicado –o sin publicar- en el BOE.

Y de momento, propiciar esta acción u omisión, tampoco está tipificada como delito. Son acciones u omisiones que se le vienen en llamar soberanía del pueblo. Una soberanía representada por el poder legislativo, elegido democráticamente por tod@s l@s españolit@s. Y así es como con nuestra cooperación necesaria, cada vez que introducimos un voto en una urna, legitimamos que perduren año sí, año también.
Y la ciudadana Cristina comparecerá ante el juzgado instructor. La portada del domingo indicará si habrá entrado a pie o en coche. Y poco más. Después, quedarán muchas otras interpretaciones, muchas otras diligencias, que harán que aquel filtro se vuelva aún más condescendiente.


Y sin espera ni descanso, otra cortina de humo es puesta en escena. Se anuncia que en palacio, de “altibajos”, de haberlos haylos.

PUBLICADO EL 6 FEBRERO 2013, EN EL DIARIO MENORCA.


PAGA Y SE FELIZ.


                   El Gobierno nos sorprendió con una grata noticia. Se acabaron ya las tan temidas ruedas de prensa posteriores a los consejos de ministros, viernes si, vienes también.  Ahora, el comprar obras de arte nos saldrá muchísimo más barato.  Y no es que el españolito de a pie llene el carro de la compra con estas obras,  pero seguro que algún otro españolito –de los que no van a pie-, sí que lo hace.  Y por alguien se empieza, claro.   Por  los ricos, que son menos.

                     La víspera –madrugada más bien- de tan memorable decisión, la fachada de mi domicilio fue víctima de la acción de un  presunto –eso siempre- mal nacido. Dos rayas de spray o lo que algunos llamarían un grafiti.  Un grafiti sin arte, sin gracia, sin nada.  Vamos, que no llega ni a grafiti, sólo a pintada. Y por tanto sin abaratamiento alguno en el IVA       


                     La  póliza de seguros ya contempla que las pintadas, aun siendo un acto vandálico, no quedan cubiertas. Y es que de pintadas hay muchas.  El epígrafe del pintor profesional que intentará suavizar dicho impacto visual, tampoco figura entre quienes han sido agraciados en el último consejo con la definición de arte. 


                     El código penal lo contempla como deslucimiento y no como daños, y por si fuera poco, tampoco contempla los gastos que a uno le cuesta restituir al punto anterior.  Una gamberrada.  Una levedad, dirán algunos.

                     En mi ruta semanal de supermercados, diviso en uno de ellos dos estanterías llenas de sprays,  a tres euros y pico el envase.  La tentación volvía a estar al alcance de la mano por un módico precio. Me pregunto por qué no les subirán el IVA o incluso se les imponen un canon para compensar los desaguisados que con ellos, pueden llegar a producirse, tal como hizo el Gobierno de turno con los Cds, Dvds y aparatos grabadores.  Pero claro, los ricos viven en urbanizaciones privadas con vigilantes  y sin actos vandálicos.


                     Cambio de tercio y me posiciono en pensar en positivo.  La vía del emprendedor, como diría la propaganda del régimen, es la que vende.  Contratar a la señora Cecilia y hacer de aquellas dos rayas otro Eccehomo al más puro estilo del de Borja. O diferente. Y como no,  hacerlo reclamo turístico y programar visitas guiadas previo pago, claro.  ¡Y con IVA reducido!


                     Me despierto del sueño emprendedor. Aumentar frecuencias aéreas y abaratar precios para hacer rentable el negocio, va a ser un imposible. Y en esto, el Gobierno ya no puede ayudarme.  Deberé recurrir al estribillo de Peret y en vez de cantar, pues “pagar y ser feliz”.
PUBLICADO EL 30 ENERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA.
 

UNA JUSTICIA DESIGUAL PARA TODOS


               Siempre se ha dicho que la justicia no es igual para todos.  A veces sin motivo. Y muchas otras, con fundamento.  Últimamente el espectáculo mediático parece inclinar esta balanza –no de la Justicia, sino de la opinión- hacia uno de estos posicionamientos.

 

               De tanto en tanto sale a escena algún juez o fiscal, que hace que el público espectador renueve la confianza hacia el sistema judicial.  ¿Es bueno o malo que esto ocurra? La pregunta es capciosa, sin duda.

 

               Alguien podrá decir que si así ocurre es porque los demás juristas no promueven esta confianza.  Otros, aludirán a que los temas juzgados por el resto no alcanzan un poder mediático. Y habrá pareceres para todos los gustos, sin duda. Gustos, ideologías, intereses… ¿Por qué siempre el gobierno de turno defiende a la monarquía? ¿Por qué en la oposición –excepto en el caso de los populares- no la defienden?

 

               Para algunos, la ciudadana Cristina nada tendría que ver con la infanta Cristina. Y así debería y debe ser.  Pero aún se quedan cortos.  Mientras haya aforados, mientras algunos puedan comparecer sentados en sus despachos y por escrito, mientras haya indultos, mientras haya pactos entre acusación y defensa, la justicia seguirá siendo desigual.

 

               Mientras la fiscalía dependa jerárquicamente del Gobierno y el proceso penal no siempre  sea gratuito -sino bajo tasa-,  habrá quien la cuestione y  la ponga bajo  sospecha.  Y ya no hablemos de las interpretaciones judiciales, o también llamados fallos.  La unanimidad escasea y las apelaciones se frenan con aumento de costes, que no de aciertos. 

 

               Y la Justicia no es ciencia. Y mucho menos, exacta.  Ni siquiera ponderando todos los considerandos posibles, el patrón final no tiene porqué ser el mismo.  Una acusación, una defensa, al entrar por las puertas del entramado judicial pone en funcionamiento una especie de ruleta,  de la que muchas veces dependerá su suerte. 

               Y al que más satisface la suerte suele ser al culpable, quien en el  peor de los casos, sólo se le administrará justicia.  Al inocente, la justicia sólo se le otorgará en el mejor de los resultados.

 

               Durante algunas semanas estaremos pendientes del devenir de la ciudadana Cristina.  No por Cristina misma, sino por David, por Goliat, por la monarquía, y como no, porque mientras no haya decisión judicial, existirá la esperanza de que la justicia, algún día llegue a ser igual para todos.

 

               Sin duda, el populacho ya ha dictado sentencia. Ahora sólo faltará que se pronuncien los encargados de hacerlo.
 
PUBLICADO EL 23 ENERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA.

EL REY DE ESPADAS


Cuando los mahoneses nos referimos al “rey de espadas”, nuestro GPS nos traslada a la plaza de la Conquista.  Allí, en el Mahón más antiguo, se encuentra erigido  un monumento al artífice de la incorporación de Menorca a la civilización cristiana para unos, a los territorios de España para otros, y como no, con el tiempo, a una comunidad cultural que algunos intentan politizar.  Peo ante todo, está el deseo de que represente la conjunción entre  sabiduría y acción. 

            Alfonso III no tan sólo marcó historia, sino los orígenes del pedigrí menorquín.  Y es curioso y contradictorio a la vez, que en la búsqueda de nuestros orígenes, el territorio se imponga a nuestros genes.  Los menos entendidos intentamos saltarnos la época musulmana y hacemos de la cultura talayótica referente de  antepasados, cuando éstos representan  una civilización anterior.

            El factor isla y los devaneos posteriores con españoles, ingleses y franceses, habrá brindado la oportunidad de ser diferentes a los demás pueblos del entorno.  La proximidad geográfica también intentará forzar vínculos aunque la idiosincrasia menorquina, se hará notar.

            Y eso es lo que celebramos por Sant Antoni.  Cada cual tendrá su propia visión, su propia lectura. Sa Diada del Poble Menorquí tendrá tantas como intereses concurran entre los ciudadanos, pero lo que debe unirnos, es la esencia del carácter propio, del menorquín.  Carácter éste que se ha venido formando o deformando tanto por influencias externas como las propias de insularidad, tramontana, humedad…..

            Añadidos como las variantes de la propia lengua, la cultura y la adquisición de costumbres de pueblos externos, también serán  aspectos de esta configuración personalizada que haremos de nuestro carácter y de nuestras raíces.

            No en vano, las raíces las iniciamos con la llegada de nuestros antepasados a esta roqueta y pocos serán quienes  buscarán historias pasadas de éstos en otros territorios. Incluso muchos que presumimos de menorquines, nuestro  pedigrí será  mezcla de otros lares. Y es que debe ser así.

            Debe ser así, porque por Sant Antoni, más que defender culturas, más que defender raíces, debemos aupar territorio.  Si a la cultura talayótica nos la hacemos propia, nos hacemos propias todas las demás culturas de  quienes queremos, sentimos y admiramos nuestra tierra, nuestra cultura, nuestra historia.  Y Sant Antoni, nos sirve para eso mismo, un referente, una fecha, una excusa si quieren.  Un motivo, también, para sentirnos, ante todo, menorquines.
 
PUBLICADO EL 16  ENERO 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

EL SÉPTIMO PODER


Al escribir estas líneas desconozco el seguimiento que habrá tenido la última convocatoria de huelga en la enseñanza.  Tampoco me importa. Indistintamente de ello, la siguiente exposición  no perderá  su esencia.

Dudaba del ordinal que adjudicarle al poder que pretenden adquirir sobre la sociedad  parte del profesorado.  El quinto se nos adelantó Internet y al sexto, algunos  lo han adjudicado al poder territorial. El séptimo, aunque título de algún libro y película, aún no ha alcanzado la generalidad para obtener el  copyright mediático, y es por ello, que lo tomo prestado para la columna de hoy.

El poder de las urnas puede hacer daño, sin duda.  Pero al menos, es legítimo, eso sí, siempre que concurran dentro de los parámetros de la legalidad, y por eso mismo, vigilados por los otros poderes de Montesquieu y como no, seguidos  de cerca por el cuarto poder.  Pero el séptimo, o el corporativismo del profesorado, carecen de la legitimidad de las urnas, aunque eso sí, amparados en el derecho a la huelga.

Me imagino los comentarios de estos mismos docentes y la del resto de la sociedad,  si los médicos o incluso los servicios de seguridad se declararan en huelga por apoyo corporativista hacia algún compañero acusado de presunta mala praxis o de torturas hacia algún administrado.  O simplemente por un presunto incumplimiento de las directrices emanadas por la superioridad.

Me imagino también los comentarios de la sociedad si la cúpula militar fuera quien decidiera declarar guerras o firmas paces. Me imagino los comentarios si los bancos decidieran por si solos –y sin la intervención del Gobierno- cuales serían las políticas económicas, impuestos y subvenciones. Como las eléctricas, vamos.

Y por eso mismo, me cuesta digerir que algunos docentes pretendan decidir cómo y cual tiene que ser el temario a impartir, el funcionamiento del centro y demás.  Otra cosa es que las urnas, en su momento, decidan anular el TIL, o modificarlo de una forma mucho más lógica y racional.  Y las condiciones de acceso a la función pública.  Y…

Además,  una cosa es el TIL y otra muy distinta es el régimen interno de los centros, de los funcionarios y sus intereses. ¿Acaso creen que en cualquier otra administración pública los funcionarios podrían decidir a su antojo el devenir propio?

Y una pregunta  ¿por qué no se actuó también en otros, donde los alumnos fueron obligados a permanecer en el patio o se les invitó  a que no acudieran?  

No nos den gato por liebre. Ni los unos, ni los otros.
PUBLICADO EL 9 ENERO 2014, EN EL DIARIO MENORCA

2014, UN AÑO PARA LA ESPERANZA


Un año para la esperanza. Y para la prudencia.  Atrás quedan los malos presagios, los catastrofismos, los túneles sin salida, y aparecen en escena unos indicadores que alimentan la esperanza de una tímida recuperación.  Prefiero indicadores antes que las promesas y los discursos.  Prefiero la ciencia antes que otros postulados.  Y aún así, la sociedad funciona por intereses demasiados complejos a veces.

 

Bienvenido sea 2014 si con él trae trabajo, recuperación e ilusión.  Bienvenido sea por el punto de inflexión que prometió durante toda su gestación, aunque su infancia se presente larga y trabajosa. Nació en una familia humilde, rica en propósitos, pero pobre en recursos. 

 

Un año donde la recuperación nos la prometen por activa y por pasiva.  Pero no bastan  promesas, sino hechos, aunque el mercado societal funciona más por perspectivas que por lógicas.  No importa el valor real, sino el valor estimado.  Si todos aupamos hacia una sola dirección, aunque no sople el viento, seguro que llegamos.  Y este año que acabamos de estrenar, tiene que ser eso, un punto y aparte. Una nueva hoja. Un nuevo libro, si es necesario. Un romper esquemas, dejar lastre, y caminar en una misma dirección.  La que sea, pero única.

 

Bienvenido seas 2014.  Tampoco nos engañarán quienes nos prometan un futuro idóneo, no.  El futuro tardará en parecerse al pasado próximo.  Han cambiado muchas cosas, pero no el motor ni el cambio de marchas.  Los poderosos han marcado distancias y los pobres hemos retrocedido hacia nuestros orígenes.  A la clase media que nació  del milagro español de los años cincuenta y sesenta, han intentado asesinarla los mismos que de ella nacieron.  Los nuevos ricos han roto esquemas y se han hecho amos y dueños de la sociedad.

 

Solo el miedo a la confrontación social  ha frenado el genocidio económico y ha marcado un diezmo en cuanto a las expectativas de futuro.  Las pensiones se habrán recortado por vida y algunos derechos liderarán nuevas conquistas, mientras que otros quedarán abandonados por décadas en una cuneta de vía secundaria.

 

El camino ya está dibujado en plano, pero aún debemos limpiar de zarzales y parchear tramos, nivelar badenes y señalizar curvas, para trazarlo sino en lo universal, en lo patrio.  Hacer patria, aquello tan despreciado en el pasado próximo, se hace necesidad en este presente, como ya lo han hecho Alemania, EEUU y demás presuntos. 

Y por eso mismo, por ser una necesidad, una esperanza.

Y con esta esperanza, Bon Any a tots.

Sort i Ventura!
PUBLICADO EL 2 ENERO 2013, EN EL DIARIO MENORCA.