EINSTEIN & ZAPATERO

Einstein lo tenía claro aunque estuviera equivocado. Zapatero estaba equivocado y no lo tenía nada claro. Pero lo cierto es que ambos han guiado nuestras vidas con sus equívocos. Muchos de nosotros hemos estudiado sus teorías –las de Einstein, claro- y con ellas nos hemos examinado. Ahora resulta que Dario Autiero lo contradice y todos los exámenes, todos los aprobados, todas las teorías y demás descubrimientos no han tenido verdad ni, desde ahora, credibilidad.

Y el mundo ha vivido hasta el momento feliz con la teoría de la relatividad, de que la luz era el máximo en cuanto a velocidad se refiere, en los trescientos mil kilómetros por segundo y tantas y tantas otras teorías que en ella se basaba. Y nadie se dio de bruces por aquel equívoco que ahora se cuestiona, se critica y quien sabe si dejará en el más oscuros de los olvidos a Alfred Einstein. Porque los humanos somos así. Condenamos a la más desastrosa ignorancia en cuestión de milésimas de segundo a quien durante años, décadas, centurias, manteníamos en pedestales inalcanzables.

Pero la ciencia tiene eso: imparcialidad y avance. Cuestionar lo incuestionable es signo de que seguimos vivos y con ansias de aprender, de avanzar, de superarnos.

Zapatero fue –es- el antípodas de toda ciencia. Negó y renegó las veces que creyó necesario. Esperó a que otros nos resolvieran los problemas o al menos nos succionaran en su caminar. Y se equivocó, tantas como los demás quisieron. Y aunque no nos succionaron para subir al paso de los carros, si que nos succionarán para alimentar sus necesidades. Y en estas estamos.

Lo que parecía inamovible y base para todo experimento físico, cambiará. Lo que parecía inamovible y básico para toda estructura en que basar tanta política sobre derechos humanos, cambiará. El descanso, la jubilación, la sanidad y tantas otras batallas ganadas durante tantos años, desaparecerán por obra y gracia de quien creyó estar por encima del bien y del mal.

Si la Tierra empezó siendo plana, el paso del tiempo nos la ha hecho esférica. Si la Tierra empezó siendo el eje del Universo, el paso del tiempo nos la ha convertido en una minúscula porción entre tanta oscuridad desperdigada por tanto desconocido lugar. Si España llegó a sentarse en el ranking de las grandes potencias desarrolladas, Zapatero nos devolvió a los últimos puestos de llegada. Y a Einstein lo desbancó la ciencia, el trabajo constante de años y años de investigación. A España no importó tanto. Una mal elección, unas cuantas mochilas, y todo se fue al carajo.

Y ahora hablan los presos de ETA y se posicionan a favor del dúo Zapatero-Rubalcaba. No piden disolución de la banda, sino simplemente la amnistía de los presos. ¿Acaso la pedirían si estuvieran viviendo de rentas en Venezuela o simplemente en libertad en las vascongadas?. Si la ciencia no impone tiempos, la política en cambio sí. El 20-N es fecha tope.

Un antes y un después. O no. Dependerá de un artilugio inventado por los griegos muchos años antes de que alcanzaran la bancarrota. Este artilugio se representa actualmente por unas urnas, antes por unos representantes, más adelante tal vez por un botoncito. Quien sabe. Tal vez, con eso que la ciencia nos permitirá el viaje al pasado, el botoncito no tendrá energía para emitir el voto domiciliario, ni la energía podrá que las ondas electromagnéticas lleguen a nuestros domicilios. Tal vez, aunque los neutrinos lleguen a velocidades súper luminosas, sólo los periódicos locales llegarán a nuestras casas. Y los barcos sin competencias aéreas.

Si la teoría de Einstein es desbancada y los neutrinos hacen posible el regreso al pasado, Zapatero habrá sido, sin quererlo, el artífice de que España, nuestra España, sea una de las primeras en alcanzar el futuro científico tan cacareado estos días: nuestro viaje al pasado.

Un viaje al pasado sin sanidad, sin pensiones de jubilación, sin derechos, sin trabajo… Y eso que nos reíamos de él.

Ya lo dice el refrán, quien ríe último ríe mejor…..
Ahora entiendo la sonrisa perenne de nuestro todavía presidente.


PUBLICADO EL 28 SEPTIEMBRE 2011, EN EL DIARIO MENORCA.