Estuve tentado como cada año a hacer un escrito previo a las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia como vengo haciendo habitualmente cada año, pero en éste, tras la polémica creada por un grupo de disconformes preferí esperar a que los hechos acontecieran y así en la serenidad de la distancia poder abordar los temas de la misma.
También es verdad que las pocas horas transcurridas poco ayudan a un distanciamiento, pero nuestro tiempo adolece ya de la objetividad necesaria. Dentro de quince, treinta o más años, los titulares y demás comentarios interesados publicados en según que medios de comunicación y en los llamados foros de la red, servirán para que historiadores e interesados en el tema rebusquen orígenes de la fiesta investiguen desde muy lejano posicionamiento cualquier respuesta a las cuestiones planteadas.
Que la plaza y sus aledaños estaban repletos para escuchar a Simón Orfila, nadie puede ni podrá negarlo. Que la plaza casi se llenó por alternativos y curiosos, también. ¿Y?. Que había gente de Alaior en el pregón de Simón Orfila y en el alternativo, gente de Sant Lluis, también. ¿Y?. ¿Acaso las fiestas de pueblo son sólo para los contribuyentes del mismo? ¿Se imaginan actualmente unas fiestas en Llucmaçanes y que sólo hubiera los censados en el pueblo?
Y los comentarios pueden ser muchos, falsos e interesados. Y aquí entra en juego el prestigio, la solidez de los medios de comunicación. Estos deben de actuar como notarios de lo vivido, de lo observado, de lo acontecido. No vale un titular interesado, sensacionalista, partidario. El titular debe de resumir todo lo que la noticia dirimirá. Y la noticia, la redacción de la misma, debe ser fiel reflejo de lo acontecido.
Nadie dejó registrado, nadie dejó constancia, de aquella mujer entre el público, con vestido claro, que cuando el castellano se adueñó de la plaza, empezó a tildar a gritos a la oradora de “fascista”. Tal vez, un buen titular para aquella imagen hubiera sido la de “presunta –eso que no falte- mujer racista llama fascista por hablar en castellano”. Y es que a veces la intolerancia no es buena compañera. Y como aquella mujer, debió de haber algunos más. No lo dudo, pero ni vencieron ni convencieron.
Los que si convencieron fueron aquellos miles de mahoneses y visitantes que desde el mismo momento del pregón de Simón Orfila disfrutaron de todos y cada uno de los actos que durante nuestra ya Semana Grande, se vinieron desarrollando. No hubo día en que la ciudad parara de aburrimiento. La participación ciudadana sea en la Romería, en los encuentros de corales, en las cenas y comidas vecinales, en los conciertos e incluso en la paella comunitaria, y por qué no, en el encuentro para cantar el Es Mahón, fue abrumadora. Y eso es lo que debe perdurar.
No hay fiesta patronal que no guarde relación con la tradición, pero tampoco perdurará si no se adapta a los nuevos tiempos. ¿Acaso se pretende retroceder e impedir que la mujer participe en las fiestas cabalgando en la colcada?. Y los cambios introducidos tuvieron la aprobación de los asistentes. El toc de fabiol, un éxito. El lanzamiento en el Volem vi desde varios puntos de la plaza, también. La salida del Aigua-ros otro éxito. El cambio de ubicación de la feria gastronómica a Ses Voltes, brindó una mayor comodidad para sus visitantes, el cambio de ubicación de los escenarios, también. La incorporación de la imagen de la Virgen en la cabalgata, otro tanto. ¿Por qué no reconocer que las fiestas son de todos y que todos tienen derecho a disfrutarlas?
Negar evidencias sería negar la esencia misma de la fiesta. Quien no quiera un acto religioso, pues que no asista. Quien no acepte tal o cual cambio introducido, pero que lo alterne. Y en la diversidad, y sobre todo en el respeto, vive y se recrea la democracia. Este año, quien ha querido participar en uno u otro evento ha tenido opción de elegir, en pasados años, la opción era la oficial, la reglamentada, la impuesta desde el poder. Y aquí radica el cambio, en la libertad de elección.
Pero para ejercer la libertad de elección deberemos ejercitar también nuestro raciocinio y no permitir que otros piensen, decidan y hablen por nosotros mismos. La participación también es esto, el comunicar nuestros sentimientos, nuestras vivencias, nuestras sensaciones. No basta que un medio de comunicación, en su versión digital –por suerte no es el caso de nuestro Diario Menorca – admita cualquier tipo interesado y malintencionado de comentarios, ni titulares sensacionalistas, la participación tiene que ser veraz, creíble y abierta, que no sea tergiversada, sin fanatismos ni victimismos. De lo contrario puede llegar a falsear la historia o repudiada por los historiadores.
Y a la historia no hay que echarle ningún pulso, sólo brindarle opciones donde elegir la mejor verdad. Esta verdad que ni nosotros supimos ni quisimos ver.
Y desde ahora, como hacen los ciutadallencs, se empieza ya la marcha atrás hacia las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia 2012. Todo un año por delante. Cada día uno menos.
También es verdad que las pocas horas transcurridas poco ayudan a un distanciamiento, pero nuestro tiempo adolece ya de la objetividad necesaria. Dentro de quince, treinta o más años, los titulares y demás comentarios interesados publicados en según que medios de comunicación y en los llamados foros de la red, servirán para que historiadores e interesados en el tema rebusquen orígenes de la fiesta investiguen desde muy lejano posicionamiento cualquier respuesta a las cuestiones planteadas.
Que la plaza y sus aledaños estaban repletos para escuchar a Simón Orfila, nadie puede ni podrá negarlo. Que la plaza casi se llenó por alternativos y curiosos, también. ¿Y?. Que había gente de Alaior en el pregón de Simón Orfila y en el alternativo, gente de Sant Lluis, también. ¿Y?. ¿Acaso las fiestas de pueblo son sólo para los contribuyentes del mismo? ¿Se imaginan actualmente unas fiestas en Llucmaçanes y que sólo hubiera los censados en el pueblo?
Y los comentarios pueden ser muchos, falsos e interesados. Y aquí entra en juego el prestigio, la solidez de los medios de comunicación. Estos deben de actuar como notarios de lo vivido, de lo observado, de lo acontecido. No vale un titular interesado, sensacionalista, partidario. El titular debe de resumir todo lo que la noticia dirimirá. Y la noticia, la redacción de la misma, debe ser fiel reflejo de lo acontecido.
Nadie dejó registrado, nadie dejó constancia, de aquella mujer entre el público, con vestido claro, que cuando el castellano se adueñó de la plaza, empezó a tildar a gritos a la oradora de “fascista”. Tal vez, un buen titular para aquella imagen hubiera sido la de “presunta –eso que no falte- mujer racista llama fascista por hablar en castellano”. Y es que a veces la intolerancia no es buena compañera. Y como aquella mujer, debió de haber algunos más. No lo dudo, pero ni vencieron ni convencieron.
Los que si convencieron fueron aquellos miles de mahoneses y visitantes que desde el mismo momento del pregón de Simón Orfila disfrutaron de todos y cada uno de los actos que durante nuestra ya Semana Grande, se vinieron desarrollando. No hubo día en que la ciudad parara de aburrimiento. La participación ciudadana sea en la Romería, en los encuentros de corales, en las cenas y comidas vecinales, en los conciertos e incluso en la paella comunitaria, y por qué no, en el encuentro para cantar el Es Mahón, fue abrumadora. Y eso es lo que debe perdurar.
No hay fiesta patronal que no guarde relación con la tradición, pero tampoco perdurará si no se adapta a los nuevos tiempos. ¿Acaso se pretende retroceder e impedir que la mujer participe en las fiestas cabalgando en la colcada?. Y los cambios introducidos tuvieron la aprobación de los asistentes. El toc de fabiol, un éxito. El lanzamiento en el Volem vi desde varios puntos de la plaza, también. La salida del Aigua-ros otro éxito. El cambio de ubicación de la feria gastronómica a Ses Voltes, brindó una mayor comodidad para sus visitantes, el cambio de ubicación de los escenarios, también. La incorporación de la imagen de la Virgen en la cabalgata, otro tanto. ¿Por qué no reconocer que las fiestas son de todos y que todos tienen derecho a disfrutarlas?
Negar evidencias sería negar la esencia misma de la fiesta. Quien no quiera un acto religioso, pues que no asista. Quien no acepte tal o cual cambio introducido, pero que lo alterne. Y en la diversidad, y sobre todo en el respeto, vive y se recrea la democracia. Este año, quien ha querido participar en uno u otro evento ha tenido opción de elegir, en pasados años, la opción era la oficial, la reglamentada, la impuesta desde el poder. Y aquí radica el cambio, en la libertad de elección.
Pero para ejercer la libertad de elección deberemos ejercitar también nuestro raciocinio y no permitir que otros piensen, decidan y hablen por nosotros mismos. La participación también es esto, el comunicar nuestros sentimientos, nuestras vivencias, nuestras sensaciones. No basta que un medio de comunicación, en su versión digital –por suerte no es el caso de nuestro Diario Menorca – admita cualquier tipo interesado y malintencionado de comentarios, ni titulares sensacionalistas, la participación tiene que ser veraz, creíble y abierta, que no sea tergiversada, sin fanatismos ni victimismos. De lo contrario puede llegar a falsear la historia o repudiada por los historiadores.
Y a la historia no hay que echarle ningún pulso, sólo brindarle opciones donde elegir la mejor verdad. Esta verdad que ni nosotros supimos ni quisimos ver.
Y desde ahora, como hacen los ciutadallencs, se empieza ya la marcha atrás hacia las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia 2012. Todo un año por delante. Cada día uno menos.
PUBLICADO EL 10 SEPTIEMBRE 2011, EN EL DIARIO MENORCA.