UNA CRISIS MUY REAL

Información, excusa, aclaración y desmentido. Y vuelta a empezar. A veces, cuando más se quieren disfrazar las razones de alguna acción determinada, es cuando más confirman lo que en principio querían negar. Es lo que viene a ser en lenguaje diplomático el desmentido confirmatorio. No está ni se le espera, dijeron desde la Zarzuela en la víspera del 23-F, en relación al general Armada. Ahora, la excusa era la crisis económica, por supuesto. La Casa del Rey recortaba presupuesto y se ahorraba las dietas de las Infantas, pero la excusa no coló.

Entre líneas, renglones y párrafos todos leímos lo que se tenía que leer. O sea, se protegía a la Corona de las salpicaduras mediáticas que pudieran derivarse de las investigaciones judiciales que se hicieran al yerno del rey. Y eso, todos lo hubiéramos entendido. También es verdad que muchos lo hubieran utilizado para ir contra la institución monárquica, pero lo uno no excluye lo otro. Quien esté a favor de un estado republicano lo estará haya o no haya motivos mediáticos o judiciales que le inclinen la balanza. Como así mismo, quien defiende la institución monárquica bien por principios o por descarte de otras opciones, no cambiará su opinión por una más de las anécdotas que poco a poco vamos conociendo de la monarquía y sus representantes.

Y menos lógico es aún que sean los propios servicios de la Zarzuela la que originan presuntamente la información y el posterior desmentido. No es lo mismo pertenecer a la Familia Real, que ser familia del Rey. Este era la opción más suave que se barajó. Las otras pasaban por la renuncia de la Infanta Cristina de sus derechos dinásticos y la otra por el divorcio de ambos.

Y Zarzuela sabe mucho de esto. Aunque no convence. Nos lo demostró cuando informó del cese temporal de convivencia entre la Infanta Elena y su ya exmarido. ¿Por qué no decir las cosas con su nombre? ¿Un cese de convivencia entre un matrimonio no es una separación, aunque sea temporal? Pero no. Parece que los asesores aún apuestan por un estado superior de la aristocracia sobre los plebeyos, aunque en los hechos demuestren que tienen las mismas tentaciones, mismos errores y virtudes que el resto de vasallaje.

Y es que la monarquía está institucional y judicialmente hablando, demasiado protegida. Hace pocas fechas un partido político de la capital mallorquina proponía que los presupuestos de la ciudad no se hicieran cargo de unos gastos que ocasionaba el Palacio de Marivent, y la propuesta fue rechazada. ¿Acaso pagará el ayuntamiento palmesano los gastos que ocasionen la estancia veraniega de un vecino del Molinar?

También es cierto que esta noticia, puede ser otro de los globos sondas de los muchos que suelen circular. Así, si de la investigación se derivara una imputación –siempre después de las fechas navideñas- el populacho vería lógico alguna reestructuración en cuanto a la composición de la Familia Real, aunque claro, todo fuera para recortar presupuesto y ajustar cinturones. O sea, en beneficio de las arcas estatales y de nuestros impuestos.

Y también es cierto que la noticia tiene doble lectura. Y es que si la monarquía disfrutara de mayor presupuesto para repartir entre sus familiares, no sería necesario que sus miembros y próximos se dedicaran a trabajar en empresas susceptibles de ser infectadas por algún virus, tan de moda en nuestros días.

Y también es verdad que los servicios secretos, los asesores, los “hombres del Rey” no debieron informarle en su momento de todo lo ocurrido, de adelantarse a los sucesos, o de prevenirlos. O tal vez, la inexistencia de éstos ha provocado lo otro. O la presunta y errática solución dada –el traslado de la residencia a los EEUU a la vez que Jaume Matas- no fue la más acertada. ¡Quien sabe si será motivo de la publicación de otro libro!.

Y es que de libros hay muchos. Muchos y variados. El último, el de Pilar Urbano, “El precio del trono” puede ser el inicio de una trilogía que se presente interesante. O simplemente el titulado “Un rey, golpe a golpe” de Patricia Sverlo. La polémica está servida.
Y para desmentir cualquier perspicacia que pueda producirse para con lo escrito y para con quien lo ha escrito, quien esto suscribe y dada la crisis económica, tan Real como se informa, se ofrece para efectuar cualquier representación de la Real Casa y a un módico salario –dietas a parte, claro está- . De esta forma, ambos saldríamos ganando.




PUBLICADO EL 12 DICIEMBRE 2011, EN EL DIARIO MENORCA.