El título es corto, sí, pero el concepto es muy amplio. En sólo siete letras centenares de historias personales están resumidas en ellas. Historias de niños enfermos, de padres y madres angustiadas por el devenir que les deparará aquella maldita y terrible enfermedad. Historias de las dobles insularidades, de la siempre centralización de las administraciones, de la mayor importancia que se dan a los conceptos de incidencia y de la racionalización del gasto antes que valorar los desarraigos familiares y toda la afectación en el entorno familiar que se produce.
Veinticinco años son muchos o pocos, según se mire. Este es el caso de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Baleares (ASPANOB) que se creó en 1987 en torno a un grupo de padres que se unió con la intención de trabajar para mejorar la calidad de vida de todos los niños enfermos de cáncer de Baleares. Y es en este veinticinco aniversario cuando la crisis hace mella en ella.
Sus pisos de acogida en Palma y Barcelona, sus apoyos psicológicos, sus programas de soporte escolar, sus ayudas económicas a las familias, su servicio de atención social, su programa de respiro familiar, ocio y tiempo libre y tantas y tantas actividades y ayudas solidarias para con los familiares y niños, están en peligro. Están en peligro sencillamente por cuestiones económicas. Cuestiones presupuestarias o de liquidez en cuanto al pago de las subvenciones públicas y por supuesto por la disminución de las privadas y particulares.
Desde hace varias semanas vienen publicándose cartas de apoyo a ASPANOB por esta misma causa. Y todas ellas de agradecimiento. Y no puede ser de otra forma. Conocí a ASPANOB gracias a la gestión y apoyo de la enfermera sra. Ignacia a consecuencia del ingreso hospitalario de uno de mis hijos en Son Dureta. Y hace de ello casi siete años. Gracias a ellos pudimos entrar en un piso de la calle Valenzuela, enfrente mismo de Son Dureta. Nuestro caso, por suerte nada tenía que ver con esta maldita enfermedad, pero te imaginas cómo deben de pasarlo los que, por desgracia, sí la sufren.
Desde aquellas fechas nuestra familia es socia de ASPANOB. Pero es sólo un grano de arena. Minúsculo grano. Y un minúsculo grano no hace arenal, pero miles y miles sí. Como los apoyos. Y ahora, en este punto es cuando lo políticamente correcto queda aparcado, al menos en lo que resta de artículo. Y soy consciente de ello. Y por eso mismo, por mi conciencia, levanto la bandera de decir las cosas por su nombre. Y por sus apellidos si fuera el caso.
ASPANOB suple o intenta suplir los déficits que nos ocasiona la siempre presente doble insularidad que padecemos los ciudadanos menores, de segunda división o simplemente de las islas distintas de Mallorca. ASPANOB suple o intenta suplir los déficits de apoyo escolar que sufren los niños que tienen que estar largos periodos de tiempo ingresados en el centro hospitalario sin poder seguir con programa oficial de enseñanza. ASPANOB suple o intenta suplir las necesidades económicas, psicológicas y demás dramas familiares que conlleva esta maldita enfermedad.
Y frente a ello, frente a todo lo que aporta ASPANOB desinteresadamente en beneficio de los ciudadanos de Baleares, da la sensación de que tiene que competir con todas y cada uno de las asociaciones que se acercan a las administraciones en busca de subvenciones. Es como si en el reparto –y de cada vez de menor cuantía- todos empezaran con las mismas condiciones. Y no es así, no. No debería ser así.
Por muy importante que para algunos sea el deporte, la cultura, la ecología, el estudio de los tomates, de la lagartija moruna o de las preferencias sexuales de un grupo de Kenia, pongamos por caso, más importante tiene –tendría- que ser la ayuda a los niños con cáncer de Baleares y a sus familiares. Y ello es un tema que nos incumbe a todos. Tanto de ideología de derechas como de izquierda, tanto a ricos como a pobres, tanto a menorquines como ibicencos. Y mallorquines. Tanto a políticos como asalariados y parados. Pero claro, los mallorquines -afortunadamente para ellos- no lo viven con tanta insularidad ni con tanto desarraigo desarraigados. Y los políticos están en Mallorca. Pero también los hay en Menorca e Ibiza. ¿Acaso no cuentan?
Parece como si para los políticos, una subvención a una obra cultural les suponga publicidad, relacionarse con el evento, asistencia a las representaciones y demás. Parece como si para los políticos la asistencia a una obra social como la que nos referimos es este escrito, puede ser interpretada como a la confirmación de la existencia de unos déficits de la administración misma, de la existencia de que el estado de bienestar no es tal, de que hay familias que lo están pasando muy mal. Y esto no es bueno en tiempo de recortes, sobre todo si estos recortes afectan a la labor social.
También es verdad que los actuales gobernantes no tienen culpa de cómo hemos llegado a este punto, o no toda, pero sí, la del actual reparto. O de la lentitud y de la prioridad del mismo. Si hay dinero para Kenia o para el Congo, pongamos por caso, antes, tiene que haber dinero para los que vivimos en Baleares. Si hay dinero para el futbol, baloncesto o cualquier otro deporte, antes tiene que haber dinero para la Sanidad y la Educación y todo lo relacionado con ella. Si hay dinero para amigos de tal o cual asociación, antes tiene que haberlo para, por ejemplo, ASPANOB.
Y guste o no guste, esta es una causa solidaria. Y nadie, ningún político, ninguna asociación subvencionada o en vías de serlo, será capaz –públicamente, al menos- de negarlo. Y si lo fueran, ellos mismos se calificarían –y descalificarían-….
Y si necesitan dineros, pues sólo falta informarse un poco. El ministerio de Luis de Guindos ha adquirido dieciséis bonsáis japoneses para el Jardín Botánico de Madrid por valor de doscientos mil euros. La Mesa del Congreso de los Diputados ha autorizado un gasto de ochenta y dos mil euros destinados al retrato de José Bono. Y podríamos seguir preguntándonos muchas cosas más. Por ejemplo, cuanto costó el viaje del rey a la última cacería…etc, etc… Y eso que estamos en crisis.
Veinticinco años son muchos o pocos, según se mire. Este es el caso de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Baleares (ASPANOB) que se creó en 1987 en torno a un grupo de padres que se unió con la intención de trabajar para mejorar la calidad de vida de todos los niños enfermos de cáncer de Baleares. Y es en este veinticinco aniversario cuando la crisis hace mella en ella.
Sus pisos de acogida en Palma y Barcelona, sus apoyos psicológicos, sus programas de soporte escolar, sus ayudas económicas a las familias, su servicio de atención social, su programa de respiro familiar, ocio y tiempo libre y tantas y tantas actividades y ayudas solidarias para con los familiares y niños, están en peligro. Están en peligro sencillamente por cuestiones económicas. Cuestiones presupuestarias o de liquidez en cuanto al pago de las subvenciones públicas y por supuesto por la disminución de las privadas y particulares.
Desde hace varias semanas vienen publicándose cartas de apoyo a ASPANOB por esta misma causa. Y todas ellas de agradecimiento. Y no puede ser de otra forma. Conocí a ASPANOB gracias a la gestión y apoyo de la enfermera sra. Ignacia a consecuencia del ingreso hospitalario de uno de mis hijos en Son Dureta. Y hace de ello casi siete años. Gracias a ellos pudimos entrar en un piso de la calle Valenzuela, enfrente mismo de Son Dureta. Nuestro caso, por suerte nada tenía que ver con esta maldita enfermedad, pero te imaginas cómo deben de pasarlo los que, por desgracia, sí la sufren.
Desde aquellas fechas nuestra familia es socia de ASPANOB. Pero es sólo un grano de arena. Minúsculo grano. Y un minúsculo grano no hace arenal, pero miles y miles sí. Como los apoyos. Y ahora, en este punto es cuando lo políticamente correcto queda aparcado, al menos en lo que resta de artículo. Y soy consciente de ello. Y por eso mismo, por mi conciencia, levanto la bandera de decir las cosas por su nombre. Y por sus apellidos si fuera el caso.
ASPANOB suple o intenta suplir los déficits que nos ocasiona la siempre presente doble insularidad que padecemos los ciudadanos menores, de segunda división o simplemente de las islas distintas de Mallorca. ASPANOB suple o intenta suplir los déficits de apoyo escolar que sufren los niños que tienen que estar largos periodos de tiempo ingresados en el centro hospitalario sin poder seguir con programa oficial de enseñanza. ASPANOB suple o intenta suplir las necesidades económicas, psicológicas y demás dramas familiares que conlleva esta maldita enfermedad.
Y frente a ello, frente a todo lo que aporta ASPANOB desinteresadamente en beneficio de los ciudadanos de Baleares, da la sensación de que tiene que competir con todas y cada uno de las asociaciones que se acercan a las administraciones en busca de subvenciones. Es como si en el reparto –y de cada vez de menor cuantía- todos empezaran con las mismas condiciones. Y no es así, no. No debería ser así.
Por muy importante que para algunos sea el deporte, la cultura, la ecología, el estudio de los tomates, de la lagartija moruna o de las preferencias sexuales de un grupo de Kenia, pongamos por caso, más importante tiene –tendría- que ser la ayuda a los niños con cáncer de Baleares y a sus familiares. Y ello es un tema que nos incumbe a todos. Tanto de ideología de derechas como de izquierda, tanto a ricos como a pobres, tanto a menorquines como ibicencos. Y mallorquines. Tanto a políticos como asalariados y parados. Pero claro, los mallorquines -afortunadamente para ellos- no lo viven con tanta insularidad ni con tanto desarraigo desarraigados. Y los políticos están en Mallorca. Pero también los hay en Menorca e Ibiza. ¿Acaso no cuentan?
Parece como si para los políticos, una subvención a una obra cultural les suponga publicidad, relacionarse con el evento, asistencia a las representaciones y demás. Parece como si para los políticos la asistencia a una obra social como la que nos referimos es este escrito, puede ser interpretada como a la confirmación de la existencia de unos déficits de la administración misma, de la existencia de que el estado de bienestar no es tal, de que hay familias que lo están pasando muy mal. Y esto no es bueno en tiempo de recortes, sobre todo si estos recortes afectan a la labor social.
También es verdad que los actuales gobernantes no tienen culpa de cómo hemos llegado a este punto, o no toda, pero sí, la del actual reparto. O de la lentitud y de la prioridad del mismo. Si hay dinero para Kenia o para el Congo, pongamos por caso, antes, tiene que haber dinero para los que vivimos en Baleares. Si hay dinero para el futbol, baloncesto o cualquier otro deporte, antes tiene que haber dinero para la Sanidad y la Educación y todo lo relacionado con ella. Si hay dinero para amigos de tal o cual asociación, antes tiene que haberlo para, por ejemplo, ASPANOB.
Y guste o no guste, esta es una causa solidaria. Y nadie, ningún político, ninguna asociación subvencionada o en vías de serlo, será capaz –públicamente, al menos- de negarlo. Y si lo fueran, ellos mismos se calificarían –y descalificarían-….
Y si necesitan dineros, pues sólo falta informarse un poco. El ministerio de Luis de Guindos ha adquirido dieciséis bonsáis japoneses para el Jardín Botánico de Madrid por valor de doscientos mil euros. La Mesa del Congreso de los Diputados ha autorizado un gasto de ochenta y dos mil euros destinados al retrato de José Bono. Y podríamos seguir preguntándonos muchas cosas más. Por ejemplo, cuanto costó el viaje del rey a la última cacería…etc, etc… Y eso que estamos en crisis.
La crisis, no es económica. La crisis es de valores.
Suerte ASPANOB. Seguro que entre todos, lo conseguiréis.
Y gracias.
PUBLICADO EL 23 ABRIL 2012, EN EL DIARIO MENORCA.