Cuando los
empresarios del sector turístico empiecen a hacer las consabidas valoraciones
sobre cómo les ha ido la pasada temporada, todo serán pérdidas, por supuesto.
Balances
negativos. Negativos respecto a pérdidas o ganancias dejadas de
tener en comparación siempre a periodos o campañas anteriores. Nadie, o muy pocos, hablarán de la entradas
en caja. Nadie, o muy pocos, comparará
el saldo en cuenta de antes y después del estío. Y esto ya es típico. Como con los bancos, vamos.
A pesar de ello, el
sector turístico funciona. Y funciona
porque de lo contrario, no actuarían algunas empresas del sector del modo que
lo están haciendo.
Siempre nos ha
sorprendido a los isleños los precios de algunos paquetes vacacionales. Y de ejemplos vamos sobrados. Matrimonio
inglés con hijos, viaje, estancia y todo incluido, les sale más económico que
un isleño con descuento viaje a Madrid. Y a pesar de ser incomprensible, es
cierto.
Otra verdad es la
política de empresa que llevan algunas cadenas hoteleras. Parece incomprensible que, si de verdad la
crisis les afecta, puedan darse el lujo de no aceptar a clientes que vengan
acompañados con hijos menores de cierta edad.
En su descargo dirán
que apuestan por un turismo de calidad.
Bien, ¿habrán pedido los antecedentes penales y alcohólicos de sus otros
clientes? ¿Acaso hay suficiente demanda como para poder elegir a sus
clientes?. Y de haberla, supongo que no
presentará un balance negativo. ¡Al menos, tendremos a alguien que hay hecho
negocio!.
¿Y qué me dicen de
las personas mayores?. ¿Habrá alguno que
se plantee no admitir a clientes de tercera edad por no saber usar la nueva
grifería de los cuartos de baños, recientemente renovados? ¡Con lo fácil que
resultaría indicarles como funcionan!.
¿Y qué me dicen de
los colchones?. En los catálogos,
páginas Web y demás, un placer. En según que plaza hotelera, una tortura. Demasiado nuevos, dirán. ¿Deberán envejecer
algunos años para que se amolden al cuerpo?
¡Y no digamos de los
precios!. Intenten contratar una estancia de una semana en alguna página de
Internet. Desistirán al momento. Porque
de precios, los hay para todos los bolsillos. ¡Que a veces sale más barato ir
al Caribe con todo incluido!. ¡Y en este párrafo el coste del billete del avión
no influye para nada!.
¿Qué pasa luego con
la oferta complementaria? Igual o
peor. Y no hay excusas de si el puerto
está cerrado o abierto, no. Pura
demagogia. La restauración se dedica a hacer el agosto y nada más. El agosto, el octubre y el
diciembre. ¿Acaso hay precios de verano y precios de invierno?. Pues no.
Y sencillamente porque el invierno, para muchos, se ha hecho para
descansar.
Y con estas miras,
no innovamos. Ni creamos empleo. Sólo salvamos la empresa.
Septiembre 2012