ARTÍCULOS CON IVA.


Y no es que ahora sea más caro opinar, pero es que uno debe adaptarse  al momento.  Y estos primeros días de septiembre toca IVA.  IVA y algo más.  Algo más porque nadie piense que el tema del empleo se va a solucionar, ni el de las primas, ni los primos, ni cuñados ni hermanas, al menos de momento.  

Y eso que  a  pesar de todo, algunos siguen teniendo  suerte. Y otros no tanto. Matas será juzgado porque un empresario le dio trabajo a su esposa.  Mientras, el puesto que temporalmente ha dejado vacante el yerno real en una compañía telefónica no saldrá en oferta pública. La fundación de alguna entidad bancaria también tiene lleno su plantilla  en cuanto a caras públicas, con su última incorporación.  De momento, y según las imágenes, sólo una plaza de chófer estará pronto disponible….

Y del IVA hay cosas que no entiendo. ¿Por qué no lo subieron en junio y así los alemanes que nos visitaron también hubieran  participado en los deseos de la Merkel?. Suerte tenemos pero, de algunos empresarios que anuncian que de momento asumirán ellos el coste. (Risas contenidas).

           Asumir el coste puede hacerse de dos formas, o bien pagar el empresario  de su bolsillo la diferencia, o simplemente recortar en dos puntos el beneficio industrial de la venta e igualar el precio.  Pero no.  El resultado será otro.  Y bien distinto.  Y es que oficialmente, en septiembre no habrá ventas.  Habrán sido facturadas en agosto.  El stock, la crisis, la cuesta, el colegio….
           
Pero eso da igual.  Un mes más o un mes menos, no evitará que llegue octubre, Navidades y un largo y extenso año nuevo. Y las economías domésticas volverán a hacer cálculos, pinitos y demás.  Y volverán a resistir el embate.  ¡Vaya si lo conseguirán!.  ¡Qué remedio les toca!.

            Y el IVA no ha venido sólo, no.   Ha venido con cambios en la sanidad.  Nadie habla de que algunos medicamentos deberán pagarse, nadie habla de que los pensionistas también cotizarán por estar enfermos. No. Todos a una. Todos objetan de una ley que dice que todos somos iguales ante la Sanidad. Como en Hacienda, vamos.  O al menos, que  quien la use, que la pague.  Pues no.  Los legales, los inscritos, los fichados, debemos pasar por caja.  Los ilegales, los no inscritos, los no fichados, gratis.

            Me llama la atención algunas objeciones. Humanitarias, sí, pero con trampa.  La Sanidad es un derecho, dicen. Y la vivienda, el trabajo, la jubilación, la educación, … ¿o no?.  ¿Acaso no pagamos el IBI, cotizamos el IRPF, la Seguridad Social o los libros de texto y las matrículas de la universidad?

            ¿Habrá algún comercio en que algún empleado se declare objetor de cobrar el incremento del IVA no contrariamente a las directrices de su empresario, no nos lo cobre?  Pues igual ocurre con la Sanidad Pública. El empresario, el gobierno en este caso, dicta unas normas y el empleado se niega a cumplirlo por deontología profesional.  Pues bien, ¿lo atenderá en su consulta privada si no satisface los honorarios?  Pero la sangre no llegará al río.

Y la sangre no llegará al río porque no interesa que llegue al río.  Todos serán atendidos. Se extenderán facturas. Se colapsarán las urgencias. Las facturas impagadas descuadrarán los presupuestos.  Algunos regresarán a sus casas. Otros serán  legalizados, regulados, censados o como quiera llamársele.  Y vuelta a empezar.   La tierra en ojo ajeno, y con el viento reinante, en el propio.

            Y de tierra en ojo ajeno, al propio.  Y en mayúsculas.  Y en medio del mar.  Un islote.  Y con bandera española. Como Perejil y poco más.  Unos días antes fue el Peñón de Vélez de la Gomera.  Ahora es la isla Tierra. ¡Y a punto de hundirse con tanta gente!.
Y quedan más islotes dispersos frente a Marruecos.  Tan enfrente que se  llega  nadando incluso.  La isla de Mar, el peñón de Alhucemas, Alborán, Islas del Congreso, de Isabel II y la del Rey. Y más peñascos sin valor estratégico alguno.  Al menos, en  nuestros días.

            De momento con valor negativo, por cuanto la irrupción de varios grupos de ilegales ya nos cuesta dinero. Dinero humanitario, eso sí.  Dinero que saldrá de nuestros impuestos y que se restará a los presupuesto de educación y de sanidad, de nuestra jubilación y quien sabe  si de nuestro subsidio de desempleo.

            ¿Cuánto nos cuesta la soberanía?  ¿Por qué no hacemos como los griegos y vendemos estos islotes a millonarios alemanes?  Podríamos comparar el caso de Gibraltar, pero sería demasiado fuerte.  Enseguida saldría a colación Ceuta, Melilla… y Canarias.  Por no citar Cataluña, País Vasco….   La vida es un sinfín de chantajes.
           
De negociaciones, dirán otros.

PUBLICADO EL 4 SEPTIEMBRE 2012, EN EL DIARIO MENORCA.