De los llamados
“papadineros” de cuando uno era pequeño a los engañabobos tras la resaca
electoral, no hay muchas diferencias. Ambos buscarán el rédito personal. Uno añadirá el cubrir las necesidades del ego
mientras que el otro, pasar desapercibido, y no precisamente en este mismo
orden.
Lo cierto –la certeza
nunca es total- es que los mensajes están atrofiados, los datos dirigidos y la
voluntad manipulada. Presuntamente,
claro. Como los gráficos que se nos
enseñan y la flecha que sube y baja. Son efectos visuales y en algunos casos,
tendenciosos.
Uno se posiciona ante
los gráficos publicados de los últimos comicios –imparciales y reales- y
sumando escaños del PP y del PSOE se da cuenta que el bipartidismo no sólo no
ha muerto sino que sus partidarios son mayoría absoluta. Es una contradicción numérica y lingüística.
Numérica por cuanto para formar gobierno se necesita la participación de uno de
los dos bloques denominados castas.
Lingüística por cuanto a algunos les interesa vendernos que los
políticos del ala izquierda son los únicos capaces de valorar el voto del
ciudadano.
El “arriba y abajo” del
ciudadano Pablo empieza a encontrar su
sitio en el “izquierda y derecha” del ciudadano Pedro. Ambos, siempre han buscado en las encuestas
sus programas, aunque sus formas difieran.
Pablo sabe que en dos años, puede ser presidente de una España diferente
a la de hoy, siempre que Pedro juegue con mala mano. Es la fusión por
absorción. Pedro en cambio, debería saber que sus posibilidades de ser
presidente se ven a dos años vista si se alía con el partido de Rajoy. De lo contrario, éste quedará automáticamente
defenestrado.
Ambos hablan, piensan,
y tienen como única mira, supuestamente, claro, su interés personal. España son ellos y sin ellos, no hay futuro. Solo faltará Alfonso Guerra con los fantasmas
de la guerra y de las pensiones.
Hablan ya de segunda
transición. ¿De qué transición hablan
después de cuarenta años de democracia? ¿Se les paró también el reloj y el
calendario a estos aspirantes a presidente? ¿O acaso también creen que la
democracia son ellos?
Y para postre, nos
faltaba un nombre para completar la lista.
Los nuevos reyes ciudadanos de una cabalgata republicana. Al de Pablo y Pedro, añadiría el nombre del
ciudadano rey Arturo. Sin duda los
perfiles empiezan a tener muchas similitudes.
Aunque un político no tiene por qué saber de ciencia. Los polos del mismo signo, se repelen.
Y del contrario, se
atraen.
PUBLICADO EL 31 DICIEMBRE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.