PP - CIUDADANOS

A punto de empezar la campaña electoral, de ultimar y cocinar  las encuestas y sobre todo de esperar el recuento final en la larga noche electoral, uno empieza a hacerse sus cábalas.  Siempre he creído que el término “no sabe no contesta”, se reduce simplemente al “no contesta”.  Soy de los que piensan que uno tiene decidido a quién quiere dar su voto desde mucho antes de que empiece la campaña.  Lo único variable y que puede influir en el resultado final, será la decisión de último momento de acudir o no a depositar el voto en las urnas.  Lo demás, hará tiempo que estará decidido.

Estas elecciones se presentan eso sí moviditas.  No hay favoritos, y si los hay, tendremos que esperar a la noche electoral, y si acaso, a la constitución del parlamento. Es un juego a cuatro –algunos hablarán de sólo tres-  y en el que de momento nadie alude al llamado voto útil.  Tal vez porque nadie lo ha pedido aún, o simplemente por aquello de la memoria histórica del bipartidismo.

PP y Ciudadanos son dos formaciones que muchos situarán a la derecha del espectro político.  Creo que actualmente están muy superados los términos derecha e izquierda a no ser que éstos se utilicen por las partes contrincantes.  Es más, creo que más a la derecha están los nacionalistas que otras formaciones.  El PP presentará como aval la recuperación económica, pero en su contra tiene el precio pagado por ella.  Y no solo el precio, sino el coste.  Un coste que ha recaído sobre los más pobres y ha beneficiado a las entidades bancarias, a los empresarios más poderosos y a los políticos.
 
Ciudadanos viene sin bagajes.  También con las consignas que muchos de los votantes del PP les gustarían haber oído de sus dirigentes.  El tema catalán y el terrorismo islámico sin medias tintas.  Y ya no digamos sobre la corrupción.  Es la derecha que no existe, pero moderada.  Es el centro político que también aglutina el PP. Y uno se vuelve a preguntar, si la unión hace la fuerza, ¿por qué no se unen PP y Ciudadanos?

No pueden unirse porque de hacerse, esta ilusión que presenta Ciudadanos, desaparecería.  Segunda opción.  Para que este conglomerado de votos no perdiera fuerza, el PP y su lastre, tendría que haberse disuelto y no presentarse a las elecciones generales.  Sus incondicionales votos se unirían a la de estos otros que buscan mantener la ilusión en la política y la suma hubiera sido, sin duda, mayor que la de los sumandos.


Un  sacrificio en beneficio de una idea. Aunque, sin duda, costoso  para algunos.


PUBLICADO EL 3 DICIEMBRE 2015, EN EL DIARIO MENORCA.