OCTUBRE DESCAFEINADO (sin nitratos y sin bacterias coliformes)

Da la sensación como si estuviéramos a punto de cruzar una calle de una ciudad importante, con tres o cuatro carriles por sentido de circulación, glorieta central, cruce de vías, y todo lo que la ingeniería de tráfico pudiera aconsejar. El tráfico en cuestión sería, como no, todo el noticiario que invade fecha a fecha nuestra intimidad hogareña. El peatón, nosotros mismos. A este retrato de la situación, sólo nos faltará aplicar los factores atmosféricos para que la fotografía incluso adquiera realismo.

Unos, corriendo de refugio en refugio. Otros, atónitos esperando que aquellos semáforos cambien a la fase verde. Pero ni lo uno ni lo otro. Los vehículos son muchos más, los tiempos de las fases semafóricas no contemplan a los peatones y los más atrevidos, intentan cruzar a la otra orilla de aquel “charco” que separa el trabajo de la vivienda, el colegio del hogar. Los más osados y preparados consiguen su objetivo. Los cautos, los precavidos, posponen sus acciones.

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Octubre tenía fama de ser un mes conflictivo, un mes caliente. Y nos hemos quedado con las ganas. Este año, que de verdad había –hay- motivo para calentar el terreno, resulta que los sindicatos no abren ni boca. El Gobierno ya ha lanzado la noticia del año, y de muchos años más. En cierta manera, nuestro ahora ya, invicto Gobierno, nos ha dicho a usted y a mi, y a miles y miles, por no decir millones, de españoles, asimilados y simpatizantes, que se olviden de jubilarse. Mejor dicho, nos ha dicho, que de pensiones, nada de nada. Que en el año dos mil veinte y algo, la caja estará vacía. O sea, que la habrán vaciado. O lo que es lo mismo, que tanto apoyo a los descubiertos bancarios, tanto apoyo a quienes no paguen la hipoteca, y no son capaces de apoyar a su propia caja. Nuestro tanto por ciento de lo que se nos ha ido quitando mes tras mes, durante décadas y décadas de trabajo, el tanto por ciento de lo que se les ha ido quitando mes tras mes, durante décadas y décadas a nuestros empresarios, se han esfumado. Y la culpa, pues para el Gobierno, la crisis.

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Y digo que la crisis, versión Gobierno, porque hace años que se habla de la fecha de caducidad de las pensiones. Y ahora, aparece la excusa en bandeja. De alguna forma les han de cuadrar las cuentas. No lo harán no, gastando menos, que esto puede ser perjudicial para la salud del voto. No. Mejor, haciendo retroceder nuestra memoria histórica a tiempos anteriores a los estudiados por Garzón. Ahora, que tanto justiciamos a buenos y a malos, retrocederemos a los años en que la jubilación no existía, y los mayores subsistían trabajando hasta que el esqueleto resistía, y después, del sustento de los hijos.

Y la economía riñe con la austeridad. Todos proclaman congelación de sueldos. Y uno se pregunta. ¿Para qué cobran cinco millones de pesetas anuales los consellers de la oposición? Pero claro, la respuesta viene a continuación ¿porqué cobrar, diez o más millones los conselleres del gobierno insular?. Ahora parece que ya no hablamos del PP en el tema de la corrupción. Ahora le toca el turno a UM. Y es que, aunque de honrados, los haya, cuesta mucho encontrarlos. Cuesta mucho, pero con un revolcón electoral salen, no los buenos, sino los malos. ¿Se imaginan una alternancia en el poder? ¿Se imaginan una consellería o una concejalía, dedicada sólo a fiscalizar todo lo hecho, cobrado y dejado sin hacer, del mandato anterior? Tal vez, ello propiciaría un mejor autocontrol en las acciones u omisiones. A no ser…., que alguien inventara los acuerdos a varias bandas……..

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Pero tampoco hay que preocuparse mucho por la situación. Si uno fuera mal intencionado, podría llegar a decir incluso, que desde que Juana Barceló está al mando de su consellería, el paro ha aumentado más de un ciento veinte por cien. Pero no. La crisis en general, y el paro en particular, era previsible para todos, excepto para el Gobierno. No obstante, las cuentas sí les salen a nuestra invicta consellera y portavoz gubernamental. Resulta que hay más paro, porque hay más personas ocupadas. Y es que no le falta razón. El problema ya no es de tantos por cientos, sino de número de desempleados. Pero los números no engañan. Y si no, que esperen unos meses cuando estas inyecciones de capital toquen a su fin. ¿Qué dirá entonces la portavoz del Govern?.

Y tampoco hablan de estrechar cinturones. La economía doméstica ya entiende de esto. Pero al Gobierno, a nuestro invicto gobierno, no le interesa que se abrochen cinturones. Para ellos, la economía debe seguir creciendo, gastando, provocando mayores desequilibrios entre sectores de la sociedad. Dividirla es buena estrategia. Ahogarla, mejor aún.

Una economía doméstica no cambiará una bombilla por el sólo motivo de ahorrar dos euros anuales, si tiene que invertir doce euros en su compra. Y no digamos la luminaria entera. Otros sí que podrán hacerlo. Y no sólo la bombilla, no, la farola entera si se tercia. Y a eso se le llama austeridad. ¿Qué cambiaría uno si no estuviéramos en crisis?

Pero de momento, octubre, sigue siendo un mes descafeinado, aunque eso sí, con agua embotellada., libre de bacterias coliformes y de nitratos, por supuesto. ¿Cuál será el próximo mes caliente del año? ¿Será la cuesta de enero o el corto y frío febrero?.

Con un poco de suerte, tendremos que esperar hasta el año que viene para enterarnos……
PUBLICADO EL 28 OCTUBRE 2008, EN EL DIARIO MENORCA.