LA BONANZA DE LA CRISIS

Y no es que vaya hoy hablar de Ben Cartwright ni de sus tres hijos, en aquella legendaria serie del Oeste americano, no, simplemente parafraseando aquel refrán de que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y llevado a nuestros días, hace que la experiencia de uno, la ayuda incondicional de otros y la falta de “educación para la ciudadanía” de algún que otro, nos ofrezca un escenario que hace presagiar de lo malo, lo peor.

Por una vez, voy a pecar de pesimista. Normalmente me suelo definir como optimista –aunque se diga que el optimista es un pesimista mal informado-, pero dadas las condiciones –e informaciones- actuales, no me dejan opción. Diría, que aún no siendo monárquico, soy realista….. Y a veces la realidad, asusta.

Son muchos los que con motivos o sin ellos, con conocimiento o sin él, se preocupan de la crisis, sobre todo de la económica, cuando ésta incide en su propio bolsillo, en el carro de la compra o en el bolsillo al final de mes. Allí es cuando empieza la preocupación. Cuando las cuentas se vacían y no entran. Cuando todo sube y tu sueldo, tu subsidio, tu ayuda está congelada o disminuye. Cuando la cesta de la compra cada vez es más cara, y está más vacía. Éstos y no otros, son los indicadores que preocupan y movilizan a la gente de calle.

Pero no todo es desdicha, no. Los hay con suerte. En Menorca se dice que se ha tocado techo. Techo sí, pero seguimos erguidos. No vamos a crear más puestos, pero están los que estaban….. por el momento. Todos han echado el freno, la marcha atrás si se puede, pero nadie apaga el motor. Al menos, la cosa no va mal.

¡Y tanto que no va mal!. Gracias a la crisis, se están aportando más recursos para paliar posibles desatenciones. Y cuanta más demanda, más indicadores y menos control. Cuanto más descontrol, más fraude. Y aquí entra la picaresca, la falta de solidaridad y por qué no, la falta de conciencia societal Mientras haya familias que puedan darse el lujo de que uno de sus miembros cese -voluntariamente- en su puesto de trabajo tras una excedencia, para , eso sí, cobrar del paro y una vez finiquitado éste, vivir con los subsidios...............¡Menorca va bien!. Y no digamos de las otras subvenciones, becas, ayudas y demás subsidios que el Papá Estado brinda…

Y aquí viene al cuento lo de la “educación para la ciudadanía”. Desde “El Lazarillo de Tormes” la picaresca sigue en aumento. El poder –llámesele Gobierno, Govern, Consell, Ayuntamientos….- en su intento de evitarse problemas, o lo que ellos vienen en llamar como redistribución de la riqueza, crean la figura de una cantidad máxima para acceder a sus ayudas. A partir de esta cantidad nada de nada. Y así, indiferentes, creyéndose justos y equitativos, aprueban, reglamentan y ejercen su poder. Quien ose a criticar el sistema lo tildarán de insolidario. Si osa más, anti-social. Y no digamos que a la tercera, de retrógrado y de fascista.

Puestas así las cosas, podemos encontrarnos casos en que en esta redistribución de la riqueza, una familia que gane dos euros más que otra, puede verse privada de una ayuda, y por consiguiente la que gana dos euros menos, se verá beneficiada de las ayudas, lo que hará que sus ingresos pueden verse aumentadas en varios cientos de euros más que la otra. ¿Es ésta la auténtica redistribución de la riqueza? ¿Es ésta la política social del poder?. ¿Dónde está la equidad?.

Y si de las dos familias, una cobra en nómina toda la ganancia, mientras la otra lo cobra parte en nómina, parte en sobre –que de esto aún hay mucho-, y oficialmente aquella parte del salario no existe ¿dónde está la justicia social? ¿Es justo que unas familias, falseadoras de su responsabilidad fiscal, puedan beneficiarse de unas ayudas, mientras otras, por su honradez fiscal - o porque no les queda otro remedio- se vean privadas?. ¿Quién puede garantizar la declaración de un trabajador que trabaja por su propia cuenta?

Pero las ayudas, subsidios y demás, parecen no conocer de trampas ni cartones. Tienen un límite, y tras éste, nada existe, sólo la palabra “denegado”. Es como las supuestas rebajas del IBI y de la factura del agua. Un individuo más o uno menos, una cuenta declarada u omitida, y te haces un sobresueldo a costa de los demás ciudadanos. ¿Por qué no hacerlo progresivo? ¿O mejor aún, regresivo?

Lo que en un principio para algunos puede parecer una rabieta, es mucho más serio. Estamos jugando con el fondo de todos. Se empezó a ayudar a los más desfavorecidos, es verdad….. Y ahora, son muchos los que gozan de estas ayudas, muchos y menos desfavorecidos…..Y lo único que se conseguirá es terminar con estos fondos. Abusos como los expuestos más arriba se suceden cada día más. El boca-a-boca de la gente funciona mejor que las radios-macutos antiguas, y si a ello, se le añade la desidia del poder, el resultado será que dentro de poco tiempo, personas, familias que de verdad serán necesitadas, se verán privadas de ayudas sociales, por la sola mala conciencia, mala solidaridad de muchos de nosotros. Y la falta de rigor de quienes tienen que velar por la auténtica justicia social y de reparto.

¿Tan difícil es abaratar costes? ¿Tan difícil es que los libros de texto cuesten sólo lo que valen y no lo que hacen pagar? ¿Dónde está la utopía socialista de que el Estado socializaba todo el sistema? ¿Por qué se mantienen tantos servicios y prestaciones privadas?
La bonanza de la crisis, provocará sin duda más crisis: la crisis de quienes de verdad, seguirán estando en crisis.
PUBLICADO EL 2 OCTUBRE 2008, EN EL DIARIO MENORCA.