EQUIVOCARSE ES HUMANO

Y bueno es que así lo reconozca nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas. Y suerte tuvo, tuvimos todos, que sus seiscientos y pico asesores –y no once veces siete- no le aconsejaron que cambiara la frase por aquella otra de que “rectificar es de sabios”, que de ésta se nos descompone el plató. Pero sí, el presidente admitió que se equivocó. Y no es que lo admitiera por admitir, sino simplemente para negar la mayor. Él puede equivocarse, como todos, pero eso sí, él nunca engañó.

¿Qué pasa cuando uno se equivoca?. ¿Qué pasa cuando un cirujano se equivoca y en vez de suturar, extirpa? ¿Qué pasa cuando un magistrado en vez de poner en libertad, mantiene en prisión? ¿Què ocurre cuando en la declaración de la Renta, ponemos un cero de más o de menos? ¿Qué ocurre cuando en una primitiva erramos en las seis apuestas?. Pues según el presi, no pasa nada.

Aunque eso sí, equivocarse no es engañar. Pero las equivocaciones tienen un precio. Un precio que en algunos casos se salda con vidas ajenas, en otros casos con dineros propios. ¿Quién paga el pato con los fallos –que no engaños- del presi?. Pues todos. ¿Acaso la economía iría mejor de haber dicho la verdad, digo mejor, de no haberse equivocado el presi y sus seiscientos y pico asesores? Pues no. Aunque tal vez, las medidas económicas no hubieran sido tan alegres, y llevaríamos un año de ventaja. Mientras, ahora, vamos con un año atrasado. O sea, dos. Dos años de distancia, es mucho tiempo para luego, en el renacer económico, poder alcanzar las cotas añoradas. Eso sí, si se renace….

Cuando en el segundo debate electoral, ZP expuso cuál era su proyecto para los próximos cuatro años, se refería según él, a “ un país que debía continuar creciendo económicamente, y en el que todos juntos y en unión -empresarios, sindicatos y Gobierno-, podíamos superar un momento de desaceleración económica –aquí empezamos a convivir con los sinónimos y palabras afines, canalización, trasvase…- que vivía España en un contexto mundial, para –¿ahora empieza a equivocarse?- traducir ese crecimiento económico en crecimiento social, para crear -¡toma ya!- dos millones de empleos en los próximos cuatro años -la mitad de ellos para las mujeres – -o sea, dos millones-; para reforzar la estabilidad en el empleo y combatir la precariedad.” Y no se cortaba, no.

Más adelante del debate seguía con sus trece.: “para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, también en los salarios, su objetivo en la próxima legislatura era el pleno empleo. ¡Segunda gran equivocación!. Su primera acción será convocar a sindicatos y empresarios para firmar un gran acuerdo para toda la legislatura, con prioridades urgentes, para afrontar las consecuencias de la desaceleración que vive la economía mundial.” Y aquí ya no son trece, aquí ya sigue con sus catorce, “ vamos a poner en marcha una batería de acciones para la reactivación económica con sindicatos y empresarios:
Primera acción: adelanto del Plan de Infraestructuras para compensar la caída
de la construcción.
Segundo: la construcción de 150.000 viviendas de protección oficial este año.
Tercero: planes de reciclaje y recolocación para los parados del sector de la
construcción.
Cuarto: Devolución del IRPF de 400 euros por contribuyente.
Quinto: Extensión gratuita del plazo de hipotecas para que se beneficien las
familias con problemas.
Sexto: propiciar, en línea con otros países europeos, un acuerdo con el sector de la distribución para el autocontrol de márgenes en los precios de los alimentos.


Y tampoco terminó aquí, no, que va. Siguió y siguió, equivocándose, claro.. Se comprometió a subir las pensiones mínimas hasta 850 euros a los jubilados con cónyuge a cargo y 710 euros para las viudas. Se comprometió a subir otro 30 por ciento el salario mínimo, hasta llegar a 800 euros. Y es más, lo más terrorífico, lo que posiblemente no se equivocó y ha sido lo único del que podía haber añadido el consabido, puedo prometer y prometo: Manifestó públicamente que creía ¡ en la creación y en la distribución de la riqueza ! . Y vaya que sí. Crean su propia riqueza y se distribuyen su propia riqueza. La distribución de la misma, ayuda a las clases sociales. Las ayuda porque las fomenta. Cada vez más, retrocedemos décadas y décadas en la que la riqueza estaba distribuida, muy distribuida, sí. Mucho dinero en pocas manos. Muchas manos con poco dinero. ¿Qué mejor distribución que la que nos han ido enseñando nuestros ministros de hacienda? ¿Se acuerdan de Boyer? ¡Pues allí empezamos a distribuir la riqueza!. ¡Y los cuarto de baño y la calefacción!. ¡Que incluso el perro tenía calefacción, mientras personas sin techo dormían bajo los puentes con el único abrigo que les proporcionaban unas cajas de cartón!.

Pero a lo hecho pecho, dice el dicho popular. Ahora no me preocupa el que se equivocara o que nos engañara. Al fin y al cabo, ambas acciones son humanas. Y además, el equivocarse puede ser tipificado como ilícito penal, en cambio, el engaño, nunca lo será en grado consumado. ¡Curioso, no?. Lo que ahora me preocupa, es la memoria, esta memoria del presente pasado, que hará que muchos españolitos que están a punto o han perdido ya sus puestos de trabajo, no se acordarán en la próxima convocatoria electoral, de estos lapsus, de estos equívocos, de estos siempre supuestos y presuntos engaños, de los que hemos sido testigos todos los españoles.
PUBLICADO EL 29 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

DESACELERACIÓN….. AH!, YA….

Pasado jueves por la tarde. Carretera Maó dirigiéndose uno hacia Es Mercadal. Hace pocos días que Obama ya es presidente de los EEUU. También hace pocos días que Wall Street dio la primera gran bofetada al tan esperado presidente estadounidense. Y es que eran muchos quienes esperaban que tras la jura de Obama aquello de la crisis estaría ya arreglado… y no. Muchos noes por el camino. El dinero, representado por los grandes bancos y los grandes empresarios, dijo que no se fiaba de una política que ante todo, promete reconducir los excesos. Y es que los excesos son, han sido, muchos.

Y aquí la clave. La desaceleración, o la “aceleración inversa”, o la “aceleración negativa”, según conveniencia. Aquel término de desaceleración del que tanto gustaba hablar nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas, era la clave de todo el entramado de la crisis. Y por analogía, lo que ocurría en aquel tramo de carretera. No importaba llegar a Es Mercadal. Sólo en el tramo de Maó –Alaior, ya fue bastante. No había uno llegado a Mitjan Lloc, cuando un ciclomotor, mejor aún, su conductor, parecía querer entablar una competición de velocidad. Rebasaba con creces una velocidad de ochenta kilómetros por hora circulando por el amplio arcén, ¿dónde estaba la cordura de aquel niñato motorizado?, te preguntas con el pensamiento dirigido hacia unos presuntos padres ajenos a las aventuras y desventuras de sus hijos…

Pero el tema no tendría la edad como ejemplo, no. Altura de Alaior, pasado el desvío de Son Bou, sólo queda un carril de incorporación por parte de quienes abandonan Alaior dirección a Es Mercadal. Un Ford Ka, color marrón tirando a rojizo, persona presuntamente adulta –al menos, la edad- intuye que aquel carril de incorporación es un carril de aceleración. Al menos, así lo habrá visto en las películas. Y la película puede escribirse sencillamente porque este uno, el que aporrea el teclado ante el monitor, desaceleró. El otro, el Ford Ka, marrón tirando a rojizo, ni se inmutó, ni desaceleró, ni se dio cuenta de su no cesión de paso, ni que el destino podría haber sido otro. Y siguió con aquella prisa de llegar donde nada llega. O donde todos, algún día llegaremos. Siguió carretera con la misma velocidad. Una incógnita, dos mejor, quedaron en la curiosidad de quien esto escribe. ¿Desaceleró a la entrada de Es Mercadal, ante la siempre presencia coercitiva del presunto radar? ¿De no hacerlo, quedó fotografiado o simplemente quedó con la presunción coercitiva?. Y aquí la solución de muchas cosas. Aquel niñato, aquel conductor o conductora, tenían la solución que aportaría ZP en sus intervenciones publicitarias.

La crisis, esta siempre supuesta y presunta crisis, tiene su origen en la aceleración. La desaceleración no sería otra cosa que la solución preventiva. Ahora, infectado y monitorizado, ya no hay desaceleración que valga. Ahora, fotografiado por aquel radar, hospitalizados por aquel tráfico, detenidos por aquel control, sólo resta una detención a punto cero. A esta velocidad de punto de inflexión, donde las coordenadas del gráfico marcan valor cero, debemos situarnos. Y mentalizarnos.

Y EE.UU. muy por seguro que lo conseguirá. Ellos fueron los primeros en provocar la situación, y ellos, eso sí, con el cambio de presidente, con el desafío, el pulso, que los grandes dineros brindaron al máximo mandatario, tienen las vías abiertas para su solución. Sudor y lágrimas. Eso sí, por la nación, por la nación, y por la nación.

España es diferente. Nuestros mandatarios, los actuales y sin posibilidad de relevo, también. Y los aspirantes al relevo…. entretenidos en el relevo entre ellos mismos. Y así las cosas, nadie es capaz de coger al toro –y eso que aquí hay muchos- por los cuernos –aquí me reservo el comentario-. Y es que aquí, a España, me refiero, - y a Menorca, también-, todos nos conocemos, y entre todos nos debemos favores…, muchos favores…. Y todos tenemos familia….. y familiares… ¿Cómo llegar a velocidad cero sin que alguno de estos que han hecho carrera con los políticos, pierdan? ¿Cómo llegar a velocidad cero sin que estos que han hecho carrera política, pierdan?

Porque hay que diferenciar. Los tres estamentos de la sociedad ya no son los mismos que estudiamos en nuestros días de estudiantes. Ni la escuela, tampoco. Los tres estamentos de la sociedad en la España democrática son, a saber: quienes han hecho carrera con los políticos, quienes han hecho carrera política y por aquello de la democracia, los otros. Y la mayoría, somos nosotros, o sea los otros. ¿Cómo lograr que los dos primeros no se vean privados de sus prebendas, y que sólo los otros, o sea, nosotros, seamos los paganos de esta crisis?. Y en ésta, estamos.

La desaceleración de haberla hecho en su momento, o sea, que el pobre fuera pobre y el rico menos rico, hubiera evitado llegar a este punto. Pero la desaceleración hubiera significado que los pisos valdrían la mitad, que los alquileres costarían la mitad, que las hipotecas costarían la mitad, y no se lo pierdan….., el Estado, tendría el doble. Pero no. Los sabios ministros de economía, los grandes hombres de negocio mundiales, dijeron que no. Y ahora, estamos en que los ricos, siguen siendo ricos. Los pobres, más pobres, y el Estado, ni la mitad. Y la inversión es correcta, eso sí, según que punto de vista. Ahora, cuando la velocidad es cero, cuando el coche se ha quedado sin gasolina, cuando el conductor se ha quedado sin carnet tras la fotografía del radar y dé gracias si no se ha empotrado contra el muro, hay que armar de nuevo el vehículo, llegar hasta la gasolinera, pagar el combustible, adentrarnos en el tráfico, y empezar a sumar números en el velocímetro….., y en el cuentakilómetros. Empezar de cero, lo que se dibuja en el horizonte es la duda de quien pilotará aquel nuevo vehículo o al menos, aquel nuevo trayecto. Si el mismo conductor o diferente. Si el mismo trayecto, o distinto. Y saber, como no, quien abonará el coste de la gasolina.

Y con lo fácil que era desacelerar en su momento. Aquel niñato, aquel Ford Ka marrón rojizo, no lo hicieron. Y el pasado jueves, tuvieron suerte. Las constructoras, durante un tiempo, también. ¡Con lo fácil que es no pisar el acelerador!.

Y como suele pasar en la vida cotidiana, muchas veces, la culpa de otro, se lleva a otras vidas por delante. Aquella aceleración de los noventa, se llevará muchas esperanzas, muchas ilusiones, de quienes ni comieron ni bebieron de aquellos manjares. Y es que cuando se lo enseñaron a Zapatero, ya era demasiado tarde.
PUBLICADO EL 25 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

EL GRAN SUEÑO……. MENORQUIN

Sueño, pesadilla, quien sabe qué. En estas fechas en que el espíritu menorquín gana enteros por aquello de la Diada -o lo que antes veníamos en llamar Patrón-, en estas fechas en que millones de personas tienen sus ojos en otro gran sueño, el americano, en estas fechas en que los presagios, los malos augurios –ahora sí- del Gobierno, hacen peligrar nuestra economía doméstica, te propones un sueño, un gran sueño con clave menorquina.

En este sueño intentaríamos ya no niveles de competencias, sino simplemente de autosuficiencia. ¿Qué mejor competencia que la de no necesitar, ni depender de nadie?. Pero ojo, al dato. Autosuficiencia, que nada tiene que ver con independencia ni otros términos muy dados últimamente a falsas, erróneas, malintencionadas interpretaciones. No necesitamos más directores generales ni insulares ni de apelativo alguno. Es un sueño, no una pesadilla, ni una alucinación barbitúrica.

También por estas fechas nuestro estandarte por excelencia, El Caserío, se debate entre la vida y la muerte menorquina. Con su letargo, hemos ganado en solidaridad sana y sincera. Hemos ampliado también el decálogo de lo que significa ser y sentirse menorquines. Y en el conjunto de todas las circunstancias : crisis, crisis, más crisis, falta de visión, falta de previsión, falta de estructura, falta de escrúpulos, desinterés, ineficacia, y mucha, muchísima ineptitud en los responsables de cada respectiva delegación competencial, renace el problema de siempre: la insularidad.
Una insularidad que de nada nos ha servido –sino más bien todo lo contrario- para mantenernos alejados de esta mala jugada de los economistas mundiales. No ha habido cuarentena ni lazareto alguno que haya evitado que entrara en nuestra roqueta y que además, se prevea su larga resistencia a marcharse del lugar, efecto ratonera incluida, por supuesta.

Estamos pagando ahora, y seguiremos pagando durante bastante tiempo, el pasotismo, la sumisión a la isla mayor, a la península, y como no, a los dirigentes de Palma y Madrid. Y en ello que necesitamos un gran sueño. Un exponente que reactive nuestra economía y que nos haga menos dependientes –por mucho que ahora esté de moda por ley-, y sobre todo autosuficientes.

El turismo, como no, dependerá del exterior: de la imagen que demos, y como no, del poder adquisitivo que pongamos y que se pongan nuestros potenciales visitantes. ¿Por qué no invertir aquellas decenas de millones de euros que se pagarán por el spot de Nadal, en hacer más atractivo nuestro entorno? ¿Por qué no poner los ojos hacia otras empresas reactivadotas? ¿por qué no crear un producto y exportarlo hacia el exterior?

Y cuando digo producto, no me imagino uno de doradas ni piscifactorías. Que de ellas ya tuvimos una triste y desastrosa experiencia ¿no?. O tal vez sí, bien llevado, claro. Que una cosa es llevar una empresa y otra ser político. Que para lo primero hay que tener conocimientos, voluntad de trabajo y poner mucho en el asador. Y aquí está el problema. Desde el boom inmobiliario, desde que se oyeron los sones de los tambores que sonaban por la península por aquello de la década del pelotazo, aquí, el más inepto, intentó hacer edificios, creó empresa y se llenó los bolsillo. Además, tampoco se necesitaba tener plantilla. Un ordenador, un teléfono móvil, y un coche. Esa era la única inversión que necesitaba un nuevo empresario salido de aquellos años del pelotazo. Eso sí, una agenda llena de números. Números de teléfono, claro está. De influencias y de influyentes. Y como no, de alguna que otra empresa de servicios y afines. Las subcontratas harían el resto. Y si en Menorca no había, pues de la península. Y así nos ha ido.

Grandes obras, sí. Pero poco trabajo. Cuadrillas y más cuadrillas de personal cualificado en tal o cual actuación, embarcados, venidos e idos. Y ya está. Hasta aquí la pesadilla del hasta ahora, con eso sí, el beneplácito de nuestros representantes, del aplauso de nuestros veladores.

Y es hora también de pensar en el campo, en el mar, en el aire. Tierra, mar y aire, al más puro estilo castrense sí, pero pacificador, redentor de nuestras esperanzas. ¿Cómo explotar el campo menorquín para que sea autosuficiente, para que produzca para nosotros y para otros? ¿Cómo explotar la costa menorquina, para que produzca para nosotros y para otros? ¿Cómo explotar nuestros cielos para que produzca para nosotros y para otros?. ¿Para qué unos políticos delegados de tal o cual, si no son capaces de dar ideas, de solucionar problemas? ¿Acaso será que los políticos sólo sirven para administrar los problemas, y no para resolverlos?.

El campo puede producir y mucho. E investigar. ¿Por qué no hacer plantaciones de algún tipo de plantas, que sirva para la industria farmacéutica? ¿por qué no hacer granjas de animales –conejos, gallinas, etc- para la explotación, exportación y tratamiento de sus carnes, productos…? ¿por qué no desligarnos de cuotas y producir nuestra propia leche, a la antigua usanza y abastecer el mercado menorquín? Y así, muchos así, con más técnicos, con más payeses, con más misatges y menos políticos y asimilados. Eso sí, al payés, al misatge, al encargado de tal o cual plantación, habrá que pagarle un sueldo digno, un sueldo estipulado por hora trabajada.

Y la explotación de la costa…. ¿Qué hacemos con la costa? ¿qué producimos en ella?. Y en el aire….. acaso no iría bien más molinos, más placas solares….más electricidad, más energía, lo que sin duda repercutiría en el coste energético, en el tan cacareado vector de la inflación.

Y como no, todo este hipotético producto lleva un sinfín de empresas de servicios. Y de necesidades. De mentes abiertas y decididas. No necesitamos bolsillos llenos. Necesitamos mentes emprendedoras. Y con ellos llegarán los ingresos y los gastos. El movimiento, vamos. Rectilíneo, uniformemente acelerado, hasta que algún día, eso sí, alguien, algún espabilado quiera hacer un poco más de negocio que el vecino. Cuando el pelotazo vuelva a salir a la palestra pública, adiós sueño.

Bienvenido sea luego, la pesadilla, el insomnio, la crisis de la ansiedad y la desesperación.
PUBLICADO EL 23 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

SENT – I - MIENTO

Hay momentos en la vida en que uno se encuentra confuso. Más que confuso, contrariado. Siempre me había motivado la festividad de Sant Antoni por aquello de sentirse uno menorquín, aquello que no sabes bien por qué se produce, pero que allí está, que ha estado siempre, y que pretendes que dure durante toda tu existencia.

Para uno, sentirse menorquín es amar la tierra que pisas cada día, el mar y como no, el viento que nos azota, el frío que nos hiela, la lluvia que nos moja. Todo un compendio de factores que forma un entorno, unas condiciones que son Menorca y no otra cosa. Y esta Menorca que conociste de pequeño, intentas reconocerla a pesar de los cambios producidos, y es así que encuentras alguna señal inequívoca de que es ésta y no otra, mientras en su búsqueda te adentras en la soledad de la tierra, del mar, de la brisa, del viento que sigue azotando…

Y hasta aquí lo encuentras lógico y normal. Amas a tu tierra porque has vivido en ella, porque ha sido la cuna de tus antepasados, porque la has vivido desde pequeño… Y agradeces que sea isla y no comarca, ni provincia ni otro nombre, porque tiene así su límite, su contorno, bien marcados. Sabes hasta donde están tus posesiones y donde ya son de otro. Y para ello, entrecruzas tierra y sentimientos, historia y vivencias. Pero sabes también que el sentimiento patrio menorquín es más que una simple tierra y una historia común. Sabes que sentimiento y vivencia son artífice de esta conciencia de patria chica, de patria común.

Tus vivencias vienen acuñadas con la complicidad, como no, de tus progenitores, de tus demás vínculos sanguíneos, de tus preceptores, de tu juventud, en fin, de lo que podríamos enumerar como de tus circunstancias. Pero uno, por suerte, no está sólo en este devenir. Otros, muchos otros, también tendrán sus propias circunstancias que diferirán de las tuyas, de las de los demás….

Y son estas circunstancias y otras, las que te van formando en este espíritu menorquín. Llega la festividad de Sant Antoni, y alguien intentará estropeártelo. Alguien hablará de cultura y te desplazará de esta Menorca que has vivido y te aliará con otras tierras, otras o la misma cultura, y en síntesis te globalizará en el entorno. Y llegarán a más. Lo políticamente correcto, hará que otras gentes, otros lares, también sean incluidos en este “amor patrio”, sin vivencias, sin historia, sin raíces, sólo regidos por las circunstancias y por el entorno geográfico que nos engloba.

Y te preguntas: ¿sentimiento, vivencias, lengua, cultura, historia o territorio?. Te contrapreguntas al interrogarte sobre el sentimiento balear. Lo encuentras vacío, carente de todo significado. No te sientes balear, por mucho que lo intentes, que te lo intenten. Tal vez, la isla, el límite geográfico te imponga esta carencia, esta autonomía obligada con la mayor. Y aquí empezaremos a hablar de las reivindicaciones. Parece como si no pudiera existir celebración patria sin reivindicar algo. Que si competencias, que si cultura, que si…..

Y todos los argumentos que has estado esgrimiendo para unir, en un momento, el afán protagonista de la división ha hecho que se perdiera el encanto. El equilibrio, esta difícil tarea psicológica, del que durante todo el año hemos hecho profesión de fé, nos lo cargamos cuando nuestro individualismo muestra la peor de sus caras. Y llegado a ésta, te preguntas por las dos varas de medir que se utiliza en esta sociedad menorquina. Por un lado, te abres al exterior. Derrumbamos paredes secas, atravesamos charcos y mares, nos globalizamos y onegenizamos. Por otro, nos encerramos ensimismados.

Y por un día, exigimos lo nuestro, lo poco nuestro y nada más. Y lo queremos todo: tierra, sentimiento y lengua. Antepasados, genes y chip si se tercia. Y uno, quiere permanecer ajeno a todo ello. Por una parte, quiere y tiene tierra, sentimiento, lengua, antepasados y vivencias. Por otra, no es quien para cribar a otros, ni para exigirles sentimiento documental ni por supuesto análisis genético. Incluso la historia, me asusta. Me asusta, me asustaría conocer si entre aquella “bona gent catalana” habría algún antepasado mío. Me asustaría conocer de sus vivencias, de sus acciones y omisiones.

Y la pregunta es, ¿dónde sitúo mi cuenta de antepasados, mi vuelta al relevo generacional? ¿O por el contrario, me sitúo en mi entorno, en mis circunstancias, en mi realidad y no en la de otro?. Y sobre todo, dejo que otros, muchos otros, también no busquen raíces, y disfruten de su menorquinidad actual y no de sus raíces lejanas. ¿Serán capaces también otros de hacer esta catarsis y encomendarse a sus propias vivencias, a sus propios sentimientos, con la mira puesta hacia el futuro y no hacia el pasado?.

Y es que para pasar satisfactoriamente el test de menorquinidad, sólo hay que alejarse de ella. Cuánto más lejano esté uno de nuestra Menorca, en distancia y en tiempo, conocerá cuál es su grado de menorquinidad. Al igual ocurrirá a quien, desde otras tierras se hayan posicionado en Menorca. Ya no será la historia ni las vivencias, quienes marquen el terreno, sino simplemente el sentimiento. Y esto es lo que hay que valorar, el sentimiento.

Y sobre todo, no lo confundamos con el sent-i-miento. Que algunos son muy duchos en los juegos de palabras.


PUBLICADO EL 15 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

EL MENSAJE DE UNAS PERSONAS DE BIEN

Quienes tenemos hijos en edad de creer aún en la magia de los Reyes Magos, por unos días, nos embriagamos de su inocencia y como no, de su ilusión. En las cabalgatas de Reyes aquellos trepidantes corazones, aquellos ojos que parecen salirse de sus órbitas y no digamos aquella atenta escucha a los parlamentos que se dirigen a los congregados, lo resumen todo.

Para los padres, aquellas sensaciones nos retroceden a nuestros años de ensueño, como también nos adentran hacia un futuro esperanzador. Ensueño por cuanto retrocedemos a nuestra niñez, aquel periodo de tiempo en que las preocupaciones no existen y nuestros seres queridos están ahí para velar por nosotros. Esperanzador porque de alguna forma, aquella magia de aquella noche, nos avala que es posible vivir en armonía, en paz, en felicidad. Y lo que nos lo demuestra es cuando aquella plaza abarrotada de niños y mayores, escuchan aquel parlamento regio. Lo escuchan y lo aplauden. Lo aplauden y se lo hacen suyo. Y eso es lo más importante, el contagio.

Este año, la cabalgata de Reyes de Maó, ha ganado enteros. Y esto ya es buen presagio. Y quienes servimos para criticar, también debemos de servir para alabar las proezas y el buen hacer cuando éste se produce. Y este año es justo reconocer el trabajo meritorio realizado de quienes desde cada entorno de su responsabilidad, hicieron posible que aquella cabalgata sea punto de referencia en los próximos años.

Las nuevas carrozas que desfilaron llenaron de luz y colorido todo un espectáculo que en muchas ocasiones anteriores deparaban más oscuridad que claridad. La puntualidad en la llegada de los personajes regios, también hizo que aquella anhelada espera fuera bien soportada por la joven esperanza del mañana. El medio de transporte utilizado para su atraque, inigualable -este año, parecía incluso más majestuoso, más en consonancia con aquel ambiente que les esperaba en el muelle, en las calles, en las casas-. Los parlamentos, necesarios, sencillos, directos y lección para quien quisiera oír y entender.

Los mayores, los abuelos, el estudio, el compartir medios e ilusión, el comportarse adecuadamente, el pensamiento en quienes no pueden celebrar aquella ilusión por culpa de las guerras y de la pobreza; el significado de tener y derrochar. Muchas fueron las palabras que tanto el alcalde como aquellos personajes regios conectaron con los mayores y con los más pequeños del hogar. Muchas fueron las frases que, aún siendo de sobra conocidas, daban la sensación que aquella vez sí que calaban hondo en las mentes y corazones de los allí reunidos. Y allí estábamos todos, niños y mayores.

Palestina, tuvo su referencia. No podía ser de otra forma. Tristes días para un triste episodio. Y digo episodio porque la guerra palestino-israelí es un capítulo más del nunca acabar. Y lo triste es la indiferencia internacional. Pero no la pública, la oficial, sino la real. Es muy fácil condenar a Israel sin hacer nada más. ¿Es lógico que a estas alturas tengamos un Consejo de Seguridad de la ONU con miembros que pueden ejercer el derecho a veto de las decisiones que se tomen en su seno? ¿Dónde está la democracia? ¿Qué entienden por democracia?. Los presentes en la Plaza de la Constitución de Maó, lo entendimos perfectamente. Los niños allí presentes, los que más. ¿Se imaginan poder educar a aquellos cientos de niños sin intoxicaciones políticas? ¿Se imaginan cuál sería nuestro futuro, su futuro?.

Es cierto también que no podemos comparar situaciones ni actitudes. Pero si nadie en su sano juicio puede imaginarse que para terminar con el vil y asesino terrorismo de ETA y sus seguidores, ZP o quien fuera en su momento, lanzara sus tropas a Euskadi bombardeando y aniquilando la población, también es cierto que deberíamos de horrorizarnos cuando Israel invade una zona, minada por terroristas que atenta contra sus intereses, sí, pero también habitada por personas que quieren trabajar en paz, hacer su vida, y ver crecer a sus hijos.

Los israelitas también es cierto que viven aún con el trauma acuestas del exterminio nazi. Viven con los ojos puestos en el enemigo. Y ahora, más que nunca. Pero ni Israel, ni sus aliados, dan muestras de querer solucionar un conflicto que no tiene otra salida que la de ceder por ambas partes. Hasta ahora, esta cesión se ha visto impuesta siempre por imperativo de las armas, ¿por qué no intentarlo con el imperativo de las palabras?.

Y aquellos regios personajes invadieron corazones y mentes. Aquellos presentes apostamos por la ilusión, la paz, la solidaridad. Aquellos regios personajes nos devolvieron a la realidad de nuestros mayores, al respeto y consideración hacia ellos. Aquellos regios personajes nos devolvieron la mirada hacia los que, con crisis o sin ella, su quehacer diario no entiende de festivos, ni vacaciones, ni otros inventos creados para nuestra comodidad. Y aquellos personajes regios, hicieron lo que no consiguen otros estamentos: desde la realidad, tomar consciencia de nuestras limitaciones, y sobre todo, hacernos recapacitar de lo agraciados que somos, en vivir en una civilización, más o menos, civilizada. Tomar conciencia de ello, tendría que ser para muchos, un buen regalo de Reyes.

De ser así, en nuestra próxima carta a los Reyes, ya no pediremos cosas materiales, sino simplemente más cabalgatas, más llegadas de estos regios personajes, más parlamentos llenos de sinceridad.
PUBLICADO EL 13 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

BALANCE DE UN RECICLAJE SOLIDARIO

Hacer balance solía ser término usual en estas épocas. Hacer balance, inventario, de lo andado en el año recién acabado. Hoy en día, por aquello de la crisis, tal vez será conveniente obviar hacer balance o inventario. Tal vez incluso, alguno tendrá alguna sorpresa y verá cómo las cosas no le han ido tan mal, pero bueno, seguro que sólo los bancos lo traducen a la opinión pública.

Y para no ser menos, voy a intentar hacer balance de lo propio. Y lo propio es sin duda esta página y no otra. No será la del banco, aunque no haya quedado con números rojos -porque desde aquello de la pre-memoria histórica, desaparecieron tales colores-, pero sí con sólo tres dígitos. Tampoco será en el Debe-Haber, porque de debe haber sólo hay lo que hay. Y esta página a la que me refiero, es simple y llanamente la que están leyendo. En el año 2008, setenta y dos fueron los escritos. Un promedio de seis veces por mes he entrado en sus hogares. Y también más de mil han sido las visitas que por Internet ha recibido mi blog. Y aquí es donde vamos a hacer el balance.

Gracias a los buscadores, el mentado blog ha sido abierto desde países iberoamericanos e incluso por las comunidades hispanas de EEUU. Y no digamos por la zona levantina de la península ibérica…. Que desde que Federico emprendió la aventura por la Avenida del País Valencià y por la zona de Catarroja, descubrió bastantes anécdotas de aquellas tierras. Pero eso ahora es lo de menos. Lo importante en el balance es conocer lo que buscan los lectores y como no, los internautas. Empieza eso a parecerse a un marketing donde la política empresarial es fabricar un producto que se pueda comercializar. Y en esta estamos.

En cuanto al lector isleño, no hay problema. Uno escribe como piensa, de lo que piensa, y de lo que cree oportuno tratar en la ocasión. De los lectores -ustedes mismos- también habrá quienes piensan como uno, en uno o varios temas, o por lo menos, no declarados opuestamente a priori, de lo contrario, a no ser que tengan la mirada puesta en las erradas para el fusilamiento verbal de uno, no lo leerían. Puede que también los haya declarados indeterminados, y serán quienes mejor ejercerán la crítica constructiva. Y con todos, con el bagaje cultural que nos ofrece una diversidad de miras, es como podemos fabricar una nueva verdad, de las tantas que hacemos circular.

En cuanto al lector ocasional exterior, la estadística demuestra que está interesado en el mundo del reciclaje. Mejor aún, en cuanto a los escritos publicados, se decanta en la búsqueda del tema del reciclaje. Y por la crisis, vamos. Y por ambas. Pero las encuestas hay que sopesarlas. Como a las críticas. Y uno se pregunta, de haberse tratado otros temas en las opiniones, seguiría el reciclaje encabezando la lista, o por el contrario sería otro el titular elegido. Y este será uno de los planteamientos para el 2009.

Más de mil visitas en un año es algo a tener en cuenta por quien lo empezó como una especie de archivo en abierto. Y por mucho que algún malintencionado se quiera atribuir mérito alguno, gracias a Dios, los lectores por Internet se guían por sus intereses, culturales o puntuales, y no como seguidores sectarios de una doctrina minoritaria.
Y de estas visitas, vas aprendiendo. Y para ellas, te propones subir al blog escritos anteriores a fin de que un mayor número de opiniones estén al abasto de un mayor número de lectores. Y como no, para que el universo del campo estadístico pueda conocer cuales serán las inquietudes que nos deparará las futuras visitas en este recién empezado 2009.

Para aprender no importa irnos lejos, no. En nuestra propia isla, en nuestra propia Roqueta, podemos encontrar mayor bagaje cultural que en el exterior. Así, vas aprendiendo la importancia del reciclaje. Y reciclaje en varios sentidos de la misma palabra. Empezamos en conocer –en reconocer más bien-, el reciclaje con la decantación o separación de nuestras basuras…., que si vidrio, que si cartón, que si orgánica…., y así pasamos años y años, hasta que poco a poco, la ciudadanía va cogiendo partido y conciencia de que debe ser así y no otra, la forma de actuar.

Y hay más. Se empezará a hablar ya seriamente, y no con sólo cuatro aerogeneradores, de las energías renovables, de costes energéticos y demás. Y ahora, con aquello de la crisis económica, más virtual y de papel, que muchos quieren hacernos creer con el fin de alcanzar mayores rendimientos económicos, tenemos buena excusa para ponerla en práctica. Economizar y rentabilizar toda la energía, es algo que, mediante canon y penalización económica, también llevaremos a buen término.

Y la educación empieza en casa, y no al revés. Aunque eso sí, debe seguirse en todos los demás estamentos de la sociedad, y con el ejemplo institucional. En un programa televisivo insular, una persona interviniente, dejó muy clara la forma de actuar en su ámbito familiar. Con su ejemplo y decisión, es de esperar que aquellos hijos, nazcan con una conciencia solidaria de la que muy pocos gozan actualmente. No basta con predicar con dineros públicos, ni de tantos por cientos solidarios, no. Hay que practicarlo, ejemplarizarlo en nuestro propio domicilio, en nuestra propia familia, en nuestra propia “historia personal”.

Y la intervención de marras, es muy fácil de resumir. Navidad hoy en día, por el marketing comercial y demás, son fechas de consumismo, de derroche comercial y de “agosto” para los comercios. Mientras, el frío helado de muchos hogares, se vuelve más gélido aún en algunos corazones que no llegan a alcanzar algunas necesidades básicas y menos aún para el derroche de estas fechas. ¿Cómo calentar, aquellos helados domicilios con la energía más económica, renovable e inacabable?. Sencillamente con la del calor humano.

¿Y como se produce este calor humano?. Con la solidaridad bien entendida. Así, en aquella familia que se exponía, los ahorros, las huchas eran abiertas en aquellas jornadas previas, y de los ahorros anuales, una tercera parte se invertían. Otra tercera parte sucumbían a los intereses mercantiles, y por fin, otra tercera parte era regalada para actos solidarios, regalada o simplemente invertida en dar calor humano.

Tal vez nos cueste de momento llegar a este extremo. Tal vez nos cueste llegar a privarnos de tantos beneficios materiales y no seamos aún capaces de desprendernos de nuestra visión consumista. Pero como en el andar, podemos aprender paso a paso, sin que por ello nos provoque lesión alguna. Podemos empezar a reciclar, regalar, obsequiar con los juguetes que ya no usemos, con los que se verán relegados a un segundo plano tras las visitas reales de estos días.
Para otros corazones, para otras miradas, aquellos juguetes usados, serán como obsequio de primera mano. Allí pues tenemos un negocio abierto a la esperanza.

Y no hablamos de reciclar para vender, ojo al dato. Hablamos de un reciclar para aprovechar, para servir…. , no para servirnos de…, sino todo lo contrario.

PUBLICADO EL 11 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA

COMO ESTAR EN CRISIS Y NO MORIR EN EL INTENTO

Uno –o sea, quien esto aporrea al ordenador-, que no entiende ni pizca en el tema de economía, el otro día, cuando observó que el plan de pensiones en vez de sumar, restaba, emprendió la marcha hacia uno que al menos, además de dar beneficios a la entidad bancaria, al menos, no quedara reflejado con números negativos, porque de negativos ya tenemos bastantes saldos, como para dejar a los demás que jueguen con nuestro dinero.

Y en esta que estaba uno esperando la vez para acceder a la reconducción del negativo, cuando quien le precedía en la misma vez, y a su vez, era ya atendido, parecía tener muy claro en que forma y no de otra, se enfrentaría a la tan cacareada crisis, no energética sino bancaria. Y allí estaba dando instrucciones de dónde y cómo quería que funcionara su dinero.

Y lo tenía muy claro. Y no es que uno sea cotilla, ni mucho menos. Pero las circunstancias son las circunstancias. Imagínense una tarde de jueves, una tarde además, lluviosa. Las calles desiertas. La entidad bancaria, con un empleado atendiendo a un cliente, y el otro cliente –el aporreador del teclado- esperando. Los pabellones auriculares, bien, gracias, y sin necesidad de mandamiento judicial ni escucha ilegal. Y allí estaba uno. Con las circunstancias a cuestas.

Y las órdenes eran muy claras. Mil quinientos euros pasaban de la cuenta normal a la de depósito anual. Buena inversión, pensaba. Pero hasta aquí todo normal. Lo curioso fue cuando empezó a retirar órdenes de pago de domiciliaciones a su cuenta. Compañía eléctrica, compañía del agua, compañía telefónica …., así sucesivamente fueron dadas de baja. Sin previo aviso a la compañía ni traslado a otra entidad bancaria. Colegio de los niños, seguro del coche …., seguían domiciliados. Buena estrategia, pensé.

Y es que para las primeras, siempre puede uno encontrar alguna institución caritativa que asuma los gastos, y ahora con lo de la crisis…., más que más. Y si además en la cuenta no queda saldo… Y de saldos estamos.

Mientras a los de abajo hacen apretarnos los cinturones, otros tambalean el temporal de la forma que más saben. Y bueno, obviaré el comentario, y como no, el adjetivo. Cuando nadie se acuerda ya de los cuatrocientos euros que nos regaló ZP por votarlo –y no es raro que nadie se acuerde de ello, porque de haberlo, no hubo-, vuelven a plantear políticas similares. Quien quiera menor retención, pues a pedirlo. ¡Ya veremos luego en mayo!. Pero tampoco hay que preocuparse. Ahora, el negocio se llama “ser autónomo”. Y es muy fácil, si usted aún no lo es. Si lo es, pues la ley no le ayudará, pero de lo contrario, sí. La táctica, muy sencilla.

Tan sencilla que seguro que muchos, por imperativo de la crisis, se vuelven autónomos. Además, es fácil. Su empresa lo mandará a la calle. Usted, se volverá autónomo y estará dispensado de cotizar a la seguridad social durante al menos dos años consecutivos. No se preocupe, que quienes tengamos la suerte de seguir trabajando cubriremos su cobertura. Y la misma empresa que lo metió de patitas a la calle, lo contratará como autónomo. Y así, ganamos todos. Bueno, algunos. Veamos. La empresa en la que trabajaba y ahora lo contrata, no cotizará en la seguridad social y por tanto tendrá un beneficio neto con usted, y con todos los que sigan sus pasos. Usted, cobrará por su trabajo y no tendrá que pagar a la SS. ¿Qué más deseamos?. Tres que cobran (el empresario, el nuevo autónomo y el otro) dos que trabajan ( el nuevo autónomo y el otro) y uno que paga ( el otro).

Y con este único ingreso de los tres, sufragaremos los gastos sociales de los tres, más los que no tengan la suerte de llegar a la autonomía laboral. Y suerte además que la cordura, esto tan difícil de encontrar en el ámbito político, se impuso en el Parlamento Europeo con lo de las sesenta y cinco horas semanales. Hay que ver las cosas…. Un parlamento nos salva, de lo que pretendía el Consejo formado por los ministros de trabajo de toda Europa. ¡Vaya con los señores ministros!. ¡Que trabajen ellos!

Y además, con eso de que la crisis no existe, se ve que las cuentas a algunos no les salen. Así, por de pronto, además de retirar las tropas de Irak en su día, iremos ahora ampliando cuanta tropa sea necesario en otros lugares. Y es que según algunos, nos sobran dineros para pagar dietas y más dietas. Otra cosa es que en el capítulo de inversiones no podamos comprar vehículos brindados y desinhibidores de frecuencia. Pero una cosa tiene que estar claro: en misión humanitaria. Otra cosa es que tengan los soldados que estar armados hasta los dientes, y que sufran atentados y emboscadas. Pero sobre todo eso, que están en misión humanitaria.

Pero lo más chocante de la actuación contra esta crisis que no existe, es que quienes siguen pagando el pato son los de abajo. Y si es posible, los de debajo las baldosas. Si no, la última de nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas. Ahora resulta que de ayudas para lo dependencia, nada de nada. Quienes esté a la espera de ella, tras año y medio o dos, tranquilos. Tranquilos porque de ella , nada de nada. Y por qué?.

Pues muy sencillo. Ahora al parecer, se han dado cuenta que ayudar a una persona mayor, sola y en casa no resulta rentable. Lo rentable es el boom inmobiliario, las constructoras…. Así, aquel dinero que iba destinado para que una persona mayor no tuviera que abandonar su entorno familiar y a la vez, compaginar el trabajo de sus familiares con el cuidado de ella, o sea, una especie de bono guardería, etc., pues no. Lo suyo es hacer residencia y geriátricos. Todo el dinero servirá -oficialmente hablando, claro- para construir geriátricos y residencias….., para dentro de un par o tres de años, si el dinero aún existe, poder agruparlos todos dentro de un espacio colectivo, común… Y mientras, pues eso, abandonados en un habitáculo, sin ayuda, sin nada.

Y así, podríamos seguir enumerando más políticas económicas del nuestro invicto gobierno, pero como uno no entiende de economía, vale más dejar de aporrear el teclado y tocar la tecla guardar como y enviar. Luego, cada uno de interprete lo que le parezca.

P.D. Por cierto, ¿qué deben opinar ahora los del Govern Balear sobre las propuestas de hacer hoteles y demás habitáculos turísticos sin necesidad de autorización municipal? Por si acaso, me propongo hacer un hotel en una parcela de cien metros, y que muy posiblemente estará con el letrero de “completo”. Mira por donde, si aquellas casetas de aperos en los hortales, hubieran sido denominados habitáculos en los hostales, tal vez, incluso hubieran recibido subvenciones…… Lo que hace un cambio de letra. Ya me lo comentaban el otro día. No es lo mismo robar que trobar. Una sola letra de más o de menos, cambia el significado.
PUBLICADO EL 7 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.

LA CARTA AL REY, DEL REY Y A LOS REYES MAGOS

Como dicen que el orden de los factores no altera el producto, pues allá vamos. Primeramente decir que visto lo visto, no me encuentro entre este 22 y algo por ciento de espectadores que no vio el mensaje de S.M. el Rey por Nochebuena. Pero a decir verdad, tampoco me encontrarán entre el restante 77 y algo por ciento, que sí que lo vio. Y eso es que sencillamente no estaba atento a la televisión, y por tanto, por aquello del ahorro energético, el aparato de marras se encontraba en posición off. Éramos pues, diez españolitos que no se encontraban en la estadística de espectadores.

Éramos en casa diez españolitos –ocho de ellos con derecho a voto- que se encontraban ausentes de las palabras de S.M. Aquella noche, había cosas más importantes que hacer que no estar atentos a uno o varios programas de televisión. Además, ¿a quién va dirigido el mensaje? ¿A los españolitos de a pié, que nada pueden hacer? ¿ O a los que están en las altas esferas?. Y claro, ¿por qué no los reúne a todos, a los del PSOE, a los del PP, y a otros más, si se quiere, y les da su mensaje? Además, podría aprovecharse un encuentro a manteles –cada uno pagando su parte, por lo de la crisis, claro- y así reprocharles sus actitudes y encarrilarles en el buen sendero. Luego, si así lo consiguiera, dentro de unos años, pocos o más, depende, podría reunirnos a todos, sin o con manteles, ante el televisor. Pero mientras, no, gracias. El tiempo del NO-DO ya ha pasado a la historia, y por mucha crisis que se nos amenace en sobrevolar nuestras azoteas, la libertad ganada, nos hace cada vez más autónomos.

Y ser autónomos significa no depender de nadie –eso cuando el carro va viento en popa-, que cuando las cosas se extravían bueno es el auspicio de papá Estado, pero bueno, eso lo dejaremos para después de las Navidades, después de las rebajas y con la consabida cuesta de enero.

Y las encuestas –que no cuestas- hablan de descenso de telespectadores, sí. Pero en relación a las cadenas que lo televisaron, y de las que pasaron de televisarlo. Nada hablan de quienes, como en casa, apagamos el televisor o para quienes en su lugar de ocio, trabajo o demás, tampoco tuvieron o quisieron tener opción a verlo. ¿Cuántos españoles y asimilados oyeron el discurso del Rey?. ¿Cuántos de quienes lo oyeron, lo entendieron?. La cosa se complica.

Oír y comprender, ver y mirar. Hace tiempo que tengo una carta, de aquellas que se sellan y franquean, en mente. El destinatario primero tenía como domicilio la Zarzuela, y jefe supremo de las FFAA. Pero poco a poco, entendí que no llegaría a su destino. O al menos, al destino que uno se proponía. Pretendía hacerle llegar mi desavenencia a un tema que se dice reglado, a un tema que por la firma delegada de alguien de un Ministerio, te invitan a que empieces a pleitear con el coste económico que ello conlleva. Y no. No piensas gastarte un dinero que no tienes, en algo que es más político o sentimental, que reglado. Y por eso mismo, por ser político o sentimental, obviaré recibir buenas letras de algún primer escalafón.

Pero la carta sigue en mente, aunque esta vez el destinatario sea más político –y porqué no, sentimental- que el primero. La destinataria ahora en mente, es la mismísima ministra del ramo. Y a ella voy a dirigirme si aguanta en el cargo y me espabilo en escribirla. Y es que si mi primera posición fue de rechazo, no por ella, sino por el tono de desafío con el que interpreté su nombramiento; ahora –y antes de ahora-sus formas, me la avalan. Y por aquello de fémina, creo podrá valorar mejor el sentimiento que el propio procedimiento reglado. Y a eso vamos.

¿Acaso no es estila eso de que la ley debe ir acorde con la sociedad y no al revés? Pero por lo visto, en este país, patria, nación, estado, grupo, asociación o como uno invente en llamarlo, a los únicos que uno, por aquello de la inocencia remanente de la infancia, puede dirigirse con el consabido logro del procedimiento reglado y sin arreglar, es a los Reyes, a los Magos, por supuesto, quienes por aquello de la magia que todo lo puede, hacen realidad miles, cientos de miles, millones tal vez, de sueños infantiles.

Pero para ello, para alcanzar la inocencia –que no ignorancia- de la infancia, debemos despojarnos de muchas de estas vestiduras que año tras año, esta misma sociedad nos ha ido cargando. Y estas vestiduras societales, han ido dejando un remanente que dificulta que la inocencia, esta virtud beata de la infancia, pueda revivirse una vez traspasado el límite entre la ilusión y la realidad. Y en esta estamos.

Primeramente pido a los Reyes, a los Magos, por supuesto, un granito, un saco más bien, de ilusión, de inocencia. Luego, ya más adelante, cuando la ilusión de una infancia de antaño –que la actual ya difiere- se apodere de mi mente, tal vez, incluso ya no sea necesario hacer ninguna petición más.


¡Cómo nos lo complican a los mayores!.
¡Cómo nos lo complicamos nosotros mismos!.
PUBLICADO EL 4 ENERO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.