Tenía varios títulos en el escritorio pendientes de ser rellenados. A última hora, la ministra Salgado me ha brindado el que encabeza el escrito de hoy. Atrás han quedado títulos como “ni confirmo ni desmiento”, “I+D+I”, e incluso también ha quedado sin relleno el de “alarmas sociales”. Tampoco es que me importe mucho la intervención de la ministra. Lo que ella no sabe es que del relleno, un ochenta por ciento hubiera servido para cualquiera de ellos. No en vano, los protagonistas –por llamarlos de alguna forma- son siempre los mismos. Los culpables, vamos.
El ministro Caamaño también participa en la decisión. Tampoco él lo sabe, ni me importa. Resulta que ahora, cuando centenares de políticos de todo color, raza y religión, hacen cola para declarar ante algún juez, resulta que no le gusta el nombre de “imputados”. ¿Será por aquello de la similitud con “diputado”?. ¡Y eso, que al principio del pase por taquilla, la palabra “imputado” era –según voces jurídicas- sinónima de garantía procesal!. ¡Vaya, como antes!. ¿Acaso la palabra “autoridad” no era sinónima de “garantía”?
Y no digamos de nuestro invicto presidente. Él también me ayuda en lo que puede. Y se lo agradezco. ¿De dónde me vendría la inspiración si él no estuviera presidiendo el Gobierno?. Aunque a Rodríguez, Zapatero para más señas, le ocurre como al Rey. Y no es que sea republicano, no. Simplemente por el dicho aquel, de que el “Rey reina, pero no gobierna”. Pues igualitos. ZP –ahora lo abreviaré – preside el Gobierno. Y ya está. Cuando hay un problema, pues el micro-gabinete de la crisis 1, el micro-gabinete de la crisis 2, etc. Ahora, con el problema que ha creado Haidar, se desmarca y nos dice que lo va arreglar Moratinos, porque “siempre resuelve los problemas, antes o después”. ¡Pues que bien!. ¡Moratinos for president!.
Y es que prefiero tener un presidente llamado Moratinos, quien “tarde o temprano lo resuelve todo”, que tener a uno que ni se entera de que estamos en crisis. Por cierto, ¿dónde está ahora nuestro invicto presidente?.
Pero vayamos al grano, que hoy la culpa la tiene la ministra, presunta claro, ministra Salgado. Nos amenaza, nos alarma, diciendo que de jubilaciones, nada de nada. Que con setenta años, ya veremos. O sea, que como se han gastado todo, todo, todo, el dinero que hemos ido pagando los trabajadores, nos hemos quedado sin suficiente dinero como para que nuestros diputados y senadores puedan vivir con sus retiros dorados. Y lo dice tan….
Ah!, eso sí. Gradualmente, claro. O sea, quien tenga sesenta y cuatro años, que no piense jubilarse a los sesenta y cinco. Vale. Pero resulta que cuando llegue a los sesenta y seis, que tampoco se lo piense. En definitiva, que no piense uno. Y la que sí se lo ha pensado y mucho, es la ministra, no le quepa duda alguna. Presunta, claro. ¿Qué haría usted si tuviera sesenta y tantos años, en la actualidad? ¡Prejubilarse!, aunque perdiera en ello varios cientos de euros. Su experiencia le aconseja coger el pájaro en mano, y olvidarnos de los que vuelan alto.
Y eso es lo previsto. Presunto, también, claro. Miles y miles de trabajadores con sesenta y tantos años, que se prejubilan, y dan paso a que jóvenes parados accedan al mercado laboral. Y miles y miles de cientos de euros que se irán ahorrando las casi vacías arcas del Estado. Y así, la crisis va bien. El paro se reduce. Ya no llegamos a los cuatro millones. El IVA y los impuestos siguen subiendo. El IRPF también. Vamos, que en agosto del dos mil diez, volveremos a tener un excedente en Hacienda que hará espanto. Quienes no tendremos excedente serán las economías domésticas, que tras la campaña de Navidad quedaremos más secos que una medusa en el desierto. Pero eso no importa.
O al menos, no importa a los ministros estos. Ni a los políticos todos. Ahora, lo que importa es salvar la silla. O al menos eso nos dice Antich. Y el PSM…, que no quiere oír hablar de adelantar elecciones. Y uno, ya harto de tanta tontería, le gustaría que las elecciones fueran anuales. ¿Se imaginan poder amenazar a nuestros gobernantes con no votarles en las próximas? O más aún, con votar al contrario. ¿Se imaginan la cara que pondrían al verse en el paro?
Y las entidades bancarias también deben estar contentas con lo del retraso de la jubilación. Cuando algún ministro socialista dijo en su momento aquello de que no habría dinero para las pensiones y que nos “recomendaba” hacernos planes de pensiones, ¡vaya si se forraron!. Y ahora, con este retraso de cinco o más años, solucionarán las pérdidas que les haya provocado el rescate de algunos planes de pensiones de parados y asimilados. ¡Y vaya si se alegrarán!.
Y si con estas medidas no tiene suficiente la ministra, presunta ministra , la voy a ayudar. En su día, existía la MUNPAL, la mutualidad nacional de previsión de la administración local, y se ve que la cosa funcionaba bien. Tan bien, que incluso aquellos trabajadores dedicaban una parte de las cotizaciones a hacerse un seguro de vida en la MUNPAL, para que cuando fallecieran, sus viudas pudieran rescatar una simbólica cantidad –unas seiscientas mil pesetas de antaño-. Pues bien, dado que iba tan bien, y la SS tan mal – principios de los noventa- , algún ministro socialista decidió agrupar las arcas de la MUNPAL a la SS, y aniquilar a la primera. Pues muy bien. El resultado ha sido que aquellas viudas, del rescate, nada de nada.
Y la idea es esta, señora ministra. Usted y su gobierno, no digan nada. Alarguen todo lo que puedan la edad de jubilación y mientras tanto, hagan alguna cláusula de que estos planes de pensiones pasen al Gobierno como únicos herederos. O al menos, fifty-fifty, Verá como las arcas, vuelven a sanearse. ¡Y tranquila!. ¡Ustedes seguirán teniendo una jubilación dorada!.
En ningún momento lo he dudado.
El ministro Caamaño también participa en la decisión. Tampoco él lo sabe, ni me importa. Resulta que ahora, cuando centenares de políticos de todo color, raza y religión, hacen cola para declarar ante algún juez, resulta que no le gusta el nombre de “imputados”. ¿Será por aquello de la similitud con “diputado”?. ¡Y eso, que al principio del pase por taquilla, la palabra “imputado” era –según voces jurídicas- sinónima de garantía procesal!. ¡Vaya, como antes!. ¿Acaso la palabra “autoridad” no era sinónima de “garantía”?
Y no digamos de nuestro invicto presidente. Él también me ayuda en lo que puede. Y se lo agradezco. ¿De dónde me vendría la inspiración si él no estuviera presidiendo el Gobierno?. Aunque a Rodríguez, Zapatero para más señas, le ocurre como al Rey. Y no es que sea republicano, no. Simplemente por el dicho aquel, de que el “Rey reina, pero no gobierna”. Pues igualitos. ZP –ahora lo abreviaré – preside el Gobierno. Y ya está. Cuando hay un problema, pues el micro-gabinete de la crisis 1, el micro-gabinete de la crisis 2, etc. Ahora, con el problema que ha creado Haidar, se desmarca y nos dice que lo va arreglar Moratinos, porque “siempre resuelve los problemas, antes o después”. ¡Pues que bien!. ¡Moratinos for president!.
Y es que prefiero tener un presidente llamado Moratinos, quien “tarde o temprano lo resuelve todo”, que tener a uno que ni se entera de que estamos en crisis. Por cierto, ¿dónde está ahora nuestro invicto presidente?.
Pero vayamos al grano, que hoy la culpa la tiene la ministra, presunta claro, ministra Salgado. Nos amenaza, nos alarma, diciendo que de jubilaciones, nada de nada. Que con setenta años, ya veremos. O sea, que como se han gastado todo, todo, todo, el dinero que hemos ido pagando los trabajadores, nos hemos quedado sin suficiente dinero como para que nuestros diputados y senadores puedan vivir con sus retiros dorados. Y lo dice tan….
Ah!, eso sí. Gradualmente, claro. O sea, quien tenga sesenta y cuatro años, que no piense jubilarse a los sesenta y cinco. Vale. Pero resulta que cuando llegue a los sesenta y seis, que tampoco se lo piense. En definitiva, que no piense uno. Y la que sí se lo ha pensado y mucho, es la ministra, no le quepa duda alguna. Presunta, claro. ¿Qué haría usted si tuviera sesenta y tantos años, en la actualidad? ¡Prejubilarse!, aunque perdiera en ello varios cientos de euros. Su experiencia le aconseja coger el pájaro en mano, y olvidarnos de los que vuelan alto.
Y eso es lo previsto. Presunto, también, claro. Miles y miles de trabajadores con sesenta y tantos años, que se prejubilan, y dan paso a que jóvenes parados accedan al mercado laboral. Y miles y miles de cientos de euros que se irán ahorrando las casi vacías arcas del Estado. Y así, la crisis va bien. El paro se reduce. Ya no llegamos a los cuatro millones. El IVA y los impuestos siguen subiendo. El IRPF también. Vamos, que en agosto del dos mil diez, volveremos a tener un excedente en Hacienda que hará espanto. Quienes no tendremos excedente serán las economías domésticas, que tras la campaña de Navidad quedaremos más secos que una medusa en el desierto. Pero eso no importa.
O al menos, no importa a los ministros estos. Ni a los políticos todos. Ahora, lo que importa es salvar la silla. O al menos eso nos dice Antich. Y el PSM…, que no quiere oír hablar de adelantar elecciones. Y uno, ya harto de tanta tontería, le gustaría que las elecciones fueran anuales. ¿Se imaginan poder amenazar a nuestros gobernantes con no votarles en las próximas? O más aún, con votar al contrario. ¿Se imaginan la cara que pondrían al verse en el paro?
Y las entidades bancarias también deben estar contentas con lo del retraso de la jubilación. Cuando algún ministro socialista dijo en su momento aquello de que no habría dinero para las pensiones y que nos “recomendaba” hacernos planes de pensiones, ¡vaya si se forraron!. Y ahora, con este retraso de cinco o más años, solucionarán las pérdidas que les haya provocado el rescate de algunos planes de pensiones de parados y asimilados. ¡Y vaya si se alegrarán!.
Y si con estas medidas no tiene suficiente la ministra, presunta ministra , la voy a ayudar. En su día, existía la MUNPAL, la mutualidad nacional de previsión de la administración local, y se ve que la cosa funcionaba bien. Tan bien, que incluso aquellos trabajadores dedicaban una parte de las cotizaciones a hacerse un seguro de vida en la MUNPAL, para que cuando fallecieran, sus viudas pudieran rescatar una simbólica cantidad –unas seiscientas mil pesetas de antaño-. Pues bien, dado que iba tan bien, y la SS tan mal – principios de los noventa- , algún ministro socialista decidió agrupar las arcas de la MUNPAL a la SS, y aniquilar a la primera. Pues muy bien. El resultado ha sido que aquellas viudas, del rescate, nada de nada.
Y la idea es esta, señora ministra. Usted y su gobierno, no digan nada. Alarguen todo lo que puedan la edad de jubilación y mientras tanto, hagan alguna cláusula de que estos planes de pensiones pasen al Gobierno como únicos herederos. O al menos, fifty-fifty, Verá como las arcas, vuelven a sanearse. ¡Y tranquila!. ¡Ustedes seguirán teniendo una jubilación dorada!.
En ningún momento lo he dudado.
Diciembre 2009