La PIEDRA DE ROSETTA en versión española

Internet nos abre muchas puertas, dicen los jóvenes. Los menos jóvenes, aún acostumbrados al libro y a la búsqueda por orden alfabético, no nos queda más remedio que darles la razón. Nuestra generación ha sido la última, o de las últimas, en que la memorización de tablas y alfabeto ha sido de necesidad para desenvolvernos en la vida. Ahora, las máquinas, los ordenadores, los chips y demás artilugios inventados por unos pocos han copado sus vidas, y por ende, las nuestras.

Y aunque el precio sea elevado, de momento, crisis aparte, no ve uno salida que no sea participando en el desarrollo éste, por mucho I+D+I con que lo disfrace el gobierno de turno. Y hablando de gobierno e Internet, ha sido por este mismo medio, aunque más personalizado –en la parte final, se entiende- que me ha llegado la “piedra de Rosetta” de nuestros políticos, versión española, claro.

Pocas veces he quedado frente la televisión escuchando un discurso, un debate o una rueda de prensa. No es manía ni persecución ideológica, solamente que a uno le aburre tanta desidia. Desidia por cuanto los oradores se dirigen a un hemiciclo desierto; desidia por cuanto los contertulios ningunean a los telespectadores y desidia por cuanto de lo dicho, sobre la mitad y falta el entero. Y en esta posición, abstracto ante la vida política y más aún de los políticos, van y le mandan un emilio de éstos en minúsculas, sin apellidos ni linaje, que adjunto proclaman que todo es posible.

Por un momento, recurro a mis años mozos e intento recordar aquella fórmula de las variaciones con repetición, permutaciones y demás. Pero el tiempo pasa factura y la inactividad mental también. Atrás quedaron aquellas probabilidades, quizás por aquello de que hoy día, de probabilidades pocas. Cero patatero, como diríamos entonces. O zapatero en la nueva jerga idiomática.

El susodicho emilio se presenta en documento pdf, aunque también podría haber venido en Word o Excel, vaya uste a saber. Catorce hileras o filas y cuatro columnas. Todas ellas con una respectiva frase en su interior. Y…… tiempo. O ¡a jugar!. Tanto da. El truco es sencillo, empezando por una frase contenida en una casilla de la columna denominada en primer lugar, elija usted otra frase de la segunda columna , otra de la tercera, y por último una de la cuarta. Las une uno en forma de oraciones y ya tenemos uno o varios párrafos de un discurso. Y seguimos.

Está uno autorizado a no seguir el orden ni de columnas ni de filas, y repetimos. Miles y miles de párrafos. Cientos y cientos de discursos plasmados en un solo documento. ¿Entienden ahora el hastío de ciertos discursos?.

Y como ejemplo, el siguiente:

“Queridos compañeros: El nuevo modelo de actividad de la organización, facilita la creación de las condiciones de las actividades apropiadas.. No es indispensable, argumentar el peso y la significación de estos problemas ya que nuestra actividad de información y propaganda, cumple deberes importantes en la determinación, de las nuevas proposiciones.
Ahora bien, con ocho casillas hemos iniciado un discurso, y además convincente. Ahora con estas mismas ocho casillas y dispuestas en un orden distinto inventaremos otro discurso, y quizá incluso contrario. Veamos:

Queridos compañeros: El nuevo modelo de actividad de la organización, no es indispensable, ya que nuestra actividad de información y propaganda facilita la creación de las condiciones de las actividades apropiadas. Argumentar el peso y la significación de estos problemas cumple deberes importantes de las nuevas proposiciones.

Y eso con la sola utilización de ocho casillas. Imagínense utilizar las cincuenta y seis casillas. Y todas las variaciones posibles entre ellas.

¡Nos queda discurso para rato!.
Ahora entiendo el porqué nos querían censurar Internet.
PUBLICADO EL 13 DICIEMBRE 2009, EN EL DIARIO MENORCA.