POR LA BOCA MUERE EL PEZ.


Debo confesar que me he vuelto adicto al BOE.  Al menos, al ejemplar de los sábados.  Y ello por un par de razones.  La primera, la de intentar tener una información veraz e imparcial de lo que nos deparó el último Viernes Negro.  La segunda, que de momento, su consulta es gratuita.  Y nada más.  También es verdad que en el ejemplar del sábado no está todo lo tratado en el Consejo de Ministros, pero como suele decirse…, lo que no está escrito, no ha pasado.

¡Y cuántas cosas están escritas y tampoco pasan!  Y al revés, pasan y no están escritas..  Pero bueno, para esto están los jueces, además de para otras cosas –como el caso de Publio Cordón, por ejemplo-.

Mi lectura es superficial, también tengo que decirlo.  Considero que de hacerlo de otro modo, puede acarrear graves daños a la salud.  Ya me pasó cuando la época de Rodríguez, Zapatero para más señas, y los primeros sablazos a la integridad de la función pública, con aquel primer recorte del cinco por ciento. 

Aquella vez el decretazo  dejaba bien clarito de que sólo dirigía las tijeras hacia la administración estatal, pero la lectura que se hizo fue que todos pasaban por el aro. ¿Por qué hacer plenos extraordinarios para aprobar medidas si éstas eran de obligado cumplimiento? ¿Por qué los trenes de la Comunidad de Madrid lograron otros recortes?. Y durante todo aquel tiempo no hubo sindicato alguno que abriera la boca.  ¿Será que a ellos no les recortaron?.

Visto lo anterior, los noventa y tantos folios de esta última ocasión no me han preocupado mucho, que digamos.  ¿Quién sabe si voy a interpretar blanco y la mayoría leerá verde, ocre o marrón? ¿Acaso quien soy yo para interpretar un Real Decreto, si quienes cobran por las interpretaciones, muchas veces tampoco se ponen de acuerdo? ¿Se han preguntado por qué las sentencias judiciales muchas veces no son unánimes? ¿Qué garantía nos ofrecerá entonces un tribunal unipersonal?

Partiendo de la premisa  que abusar de determinada lectura del BOE puede causar grave daño a la salud, habrá que buscar alternativas más beneficiosas dentro de la misma publicación.  Así, volviendo la vista atrás, cuando los brotes verdes eran una obsesión del presidente de entonces, en la misma publicación de los recortes del cinco por ciento, a unos folios de distancia, se publicaba un anuncio sobre la licitación de unas obras de reforma en el bar del Congreso, valoradas por diez millones de las antiguas y añoradas pesetas.  Mientras a unos se les recortaba, a otros se les maquillaba el bar.

 Y lo del bar, te llama la atención.  No la reforma, sino qué hacen en él.  O más bien, qué no hacen en el hemiciclo.  Da vergüenza ver el hemiciclo casi vacío.  Vergüenza y otro fraude.  ¿Acaso hay diputados de primera y diputados de segunda? ¿Se les reducirá su parte proporcional de no asistencia?

Esta vez no es que haya encontrado aún ningún dato digno de mencionar, aunque dos reales decretos me han llamado la atención.  Cuando toda España –casi toda- está inmersa en una crisis catastrófica, y coincidiendo con el viaje del rey con un grupo de empresarios a Rusia, se publica un Real Decreto concediendo la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil al presidente de la empresa nacional de Ferrocarriles Rusos RZhD, y todo ello, por dar prueba de “Su Real” aprecio.  La misma condecoración que en el año 2006 recibía la autora del libro “Los presidentes en zapatillas”,  “por sus méritos y por su contribución al proceso democrático en España”.  Y eso que es funcionara del Estado, aunque eso sí, en aquel momento su libro aún no se había publicado  ni en su blog aparecía  la entrada de “Una noche de insomnio”.

Con una página de diferencia, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica le fue concedida al presidente de Renault-Nissan Alliance, en atención a los méritos y circunstancias que en él concurrían. Y uno se queda tan pancho. ¿Qué méritos pueden concurrir para dar tan una condecoración de tal magnitud, sin que los medios de comunicación no se hayan hecho eco de ellos?.  Por de pronto, por mis comentarios para con la monarquía ya me veo lejos de condecoración alguna. ¡Que le vamos a hacer!.

Y todo este preámbulo viene a cuento con el título.  O al revés.  El BOE sirve como la visión del momento que nos da un periódico local.  Nos acerca a la realidad y es una referencia para los historiadores.  Y ya sabemos que la historia no es la Historia, sino historias particulares de cada uno.  Historietas, más bien.  Necesidades de que muchas mentiras, muchas injusticias, muchas carencias, queden para la posterioridad como   lo contrario de lo que en realidad fueron.  Libros, autobiografías, y demás versiones de la realidad misma, necesitan de más libros, más autobiografías y más versiones para que, algún día, algún aséptico pueda escribir algo más parecido a la realidad.

El ministro Cristóbal Montoro lo es de Hacienda y de las Administraciones Públicas, mucho antes que descubrieran que no había fondos para pagar los salarios de los funcionarios.  Y uno se pregunta, si no lo sabían ¿por qué juntaron Hacienda y las Administraciones Públicas?.  

Y más preguntas se le ocurren a uno.   ¿Acaso no hay dinero para pagar los sueldos de los funcionarios, pero sí lo hay para pagar a los diputados y senadores, a los embajadores, a los rescates bancarios, a los viajes al extranjero en primera clase de los eurodiputados y demás?.

Y es que por la boca muere el pez.
Y por esto mismo, quien esto escribe, cada vez más lejos de una condecoración al mérito civil.

PUBLICADO EL 23 JULIO 2012, EN EL DIARIO MENORCA.