Y va en serio, como siempre, vamos. España tendrá su salida a la crisis tomando dirección hacia los autónomos -Federico dixit- País, patria, nación, comunidad, estado, autonomía, tanto da el sentido que quiera dársele al término por parte de los partidos, a esta tierra en que de una manera u otra convivimos todos los que estamos, la solución viene por hacerse uno autónomo.
Y la historia no es nueva. Hace años que algunas empresas ya vienen utilizando este sistema en la contratación de personal. Tras el fallido o inesperado resultado que obtuvo aquel invento de las llamadas “empresas temporales” en las que el demandante de empleo en algunos casos parecía subastado al mejor postor, se pasó a la creación, eso sí, de una legión de autónomos cualificados, los cuales eran contratados por trabajos específicos previo coste estipulado y sin responsabilidad alguna en cuanto a costes sociales por parte de la empresa contratante. Y de esta forma muchas pequeñas empresas, sobre todo de tipo unipersonal y familiar, se fueron salvando de la quema, en un periodo pre-crisis.
Algunos años después, ahora, en plena crisis ya, el Gobierno, nuestro siempre invicto ejecutivo, deja a empresarios y sindicatos a la deriva, como si preparara, como si necesitara crear una nueva crispación en el ambiente, por aquello de los otrora otoños calientes. Y como no, sacar rédito de toda esta crispación. Devolvernos a las premisas que hicieron posible en su día, toda revolución de pensamiento, hacerse más necesarios y retroceder décadas y décadas de avances sociales. El talante –que no talento-, poco a poco se transforma en tirante. Y en ésta, estamos.
Federico desde que probó els raors del CIM, está menos agresivo en cuanto al partido en el gobierno. Parece como si aquellas dádivas de las que tanto se hablan hoy en día –ahora ya ponemos límite de los setenta euros-, aquellas sardinas, arenques, bolsos o vaya uno a saber, también hubieran visitado su teclado y le dejaran con menos argumentos con que disentir de las decisiones – o indecisiones- del ejecutivo.
Estos días, tras la reunión del ejecutivo en Palma en Consejo de Ministros, Federico le entró el gusanillo de antaño y vía e-mail les reprochó el gasto para las arcas del Estado de tanto viaje, de tanto traslado, pero no cuajó. Al poco, un avión militar de los usados en la campaña electoral de nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas, aterrizaba en el aeropuerto y trasladaba a nuestro ya invicto Federico a presencia del Consejo.
Ni raors ni ensaimadas, ni café ni puro. Estamos en crisis, le replicó la portavocía del mismo. ¿ Y qué hago yo aquí?, preguntaba a su vez un Federico un poco extrañado.
-Pues nada, le contestaban desde el ejecutivo. Nos ha llegado noticias de que tiene ideas acerca de solucionar la crisis, y antes que vaya a la competencia, queremos conocerlas y si acaso, ponerlas en práctica. –continuaron los encamisados veraniegos-
.-¿Desde cuando escuchan ustedes al populacho? ¿Desde cuando son capaces de aceptar que otros que no sean de su partido, puedan tener ideas positivas?, preguntó un Federico de antes, muy cambiado al actual.
.-Lo que ocurre –seguía insistiendo desde la portavocía- es que se nos ataca por sistema, sin dejar que expliquemos los motivos por los que actuamos de una forma y no de otra. Si se nos conociera mejor, muchas serían las voces ahora críticas que cambiarían de parecer.
.-No me convencéis, no. Pero al fin y al cabo, sin que vuestros votos lo autoricen nada podrán hacer otras voces, así que mejor que empecemos con vosotros, quienes ostentáis el poder del ejecutivo, del legislativo y quien sabe del judicial. La táctica es la que se empezó antes de la crisis oficial, pero que con la llegada de la misma se dio de bruces con el suelo.
Muchos empresarios intentan salvaguardar su empresa sacrificando si cabe a los empleados. Y es lógico que así sea. Antes de perder la empresa, sacrifican un número determinado de productores. Y a esperar tiempos mejores. Se ahorran pagos a la SS, los salarios mismos, y un montón de cargas de difícil previsión, dadas las actuales características del mercado. Y si la coyuntura económica lo permite, buscarán la participación externa sin compromiso contractual para llevar a cabo sus pedidos. Por tanto, si es capaz de contratar un producto externo, ¿porqué no exteriorizar al empleado?.
Así las cosas, todos los asalariados pasarían a ser autónomos, contratados según las necesidades de la misma empresa. Si no se contrata, pues no se trabaja ni cotiza. Si se contrata, se cobra un sueldo por horas trabajadas, sin retención, ni SS, ni descuento alguno. Será el propio autónomo-trabajador quien cotice a la SS y practique las retenciones que se determinen.
Los bancos ofertarán nuevos productos en planes de pensiones, subsidio de desempleo, y ellos mismos pondrán a la práctica oficinas de control de fraude. Será como reinventar el sistema, claro está, más acorde a la actual situación, con un control más externo y por supuesto, con unos parámetros más capitalistas que las actuales. ¿Acaso no es el dinero quien mueve al mundo, a la economía, a la crisis misma?.
También está claro que luego, a la larga, en el impasse entre que la cosa cuaja y que el Estado se fortalece, la educación –parte de ella-, la sanidad –otra parte-, se privatizarán –en parte- y cuando el Estado levante cabeza, seguro que algunas de estas tendencias quedarán arraigadas en manos capitalistas, pero ¿acaso no se nos amenaza desde hace años del co-pago en la sanidad pública?.
Y las pensiones y el desempleo también, claro. Donde haya más demanda de seguridad, allí estarán las entidades con dinero suficiente –prestado antes, eso sí, a fondo perdido por el Estado de todos-.
.-Si, ya, claro. Con un control detectivesco de las entidades bancarias hacia los trabajadores y no digamos cómo serán las políticas de contratación. Que si avales, que si curriculum vitaes, que si antecedentes profesionales, culturales, sociológicos…. Vamos, como en las peonadas andaluzas.
.-En teoría no habrá diferencia en el control, dado que éste debe de existir ¿no?. ¿Acaso no nos controla Hacienda sobre lo que tenemos y dejamos de tener? ¿acaso no existen tendencias o diferentes perfiles en la contratación de personal? Lo que ocurrirá es que en vez de producirse en una institución pública, será la privada la que controlará la contratación del personal. Será como si se exteriorizara la prestación de un servicio, tan de moda hoy en día en la administración. Como si se exteriorizara las antiguas oficinas de empleo, las mal llamadas actualmente, oficinas de desempleo, vamos.
.-Ya, y el coste, ¿que?. –fiscalizaban desde el ejecutivo.
.- Inferior al actual. Si hoy en día en un taller nos cuesta setenta euros la hora de un operario, y al mismo sólo se le abona veinte euros la hora, por aquello del beneficio industrial, el pago de la SS y demás cuartos y excusas, con este sistema el consumidor costeará estos veinte euros la hora, y el consumo aumentará, el trabajador cualificado seguirá trabajando y cobrando lo mismo. La seguridad social decrecerá ingresos y gastos, y los bancos, aumentarán beneficios.
-¿Y los menos cualificados, qué? –siguieron preguntando desde la portavocía.
.-Pues, si no trabajan bien, pues no van a ser contratados, o como mucho, serán los últimos en vestirse el mono, y por tanto no van a cobrar, así de sencillo, contestó un poco contrariado, un Federico que se daba cuenta que su proyecto había tocado fondo.
.-Pues puede usted volver a coger el avión, y volverse a casa. Esta propuesta antisocial, no nos interesa, le contestaron desde la portavocía. También le advirtieron que no intentara vender el producto a la competencia ya que ellos la vetarían.
Así, sin proyecto futuro, sin raors ni razón, sin ensaimada, fue despachado de un Consejo, del que no pasó del primer filtro. ¿Y para esto cuatro viajes de un avión militar? –se preguntaba a su vuelta a casa.
.-¿Y si les hubiera dicho la verdad?, se preguntaba Federico una vez recuperado del enfado primario. ¿Y si les hubiera contado que esta idea me vino observando la forma de actuar de un cabecilla del sur? . O del norte, según se mire…..
¿No me habré expresado bien? ¿Habrán confundido autónomo con autómata? No, seguro que no, que de lo contrario hubiera aceptado la propuesta. ¿Acaso la presentarán como suya en alguna reunión del consejo de política social?. Las dudas hicieron presencia en aquella mente que sólo buscaba un descanso veraniego. ¿Por qué tuve que recriminarles el gasto de aviones?, siguió recriminándose a si mismo aquel Federico que un día, intentó cambiar de talante.
Y la historia no es nueva. Hace años que algunas empresas ya vienen utilizando este sistema en la contratación de personal. Tras el fallido o inesperado resultado que obtuvo aquel invento de las llamadas “empresas temporales” en las que el demandante de empleo en algunos casos parecía subastado al mejor postor, se pasó a la creación, eso sí, de una legión de autónomos cualificados, los cuales eran contratados por trabajos específicos previo coste estipulado y sin responsabilidad alguna en cuanto a costes sociales por parte de la empresa contratante. Y de esta forma muchas pequeñas empresas, sobre todo de tipo unipersonal y familiar, se fueron salvando de la quema, en un periodo pre-crisis.
Algunos años después, ahora, en plena crisis ya, el Gobierno, nuestro siempre invicto ejecutivo, deja a empresarios y sindicatos a la deriva, como si preparara, como si necesitara crear una nueva crispación en el ambiente, por aquello de los otrora otoños calientes. Y como no, sacar rédito de toda esta crispación. Devolvernos a las premisas que hicieron posible en su día, toda revolución de pensamiento, hacerse más necesarios y retroceder décadas y décadas de avances sociales. El talante –que no talento-, poco a poco se transforma en tirante. Y en ésta, estamos.
Federico desde que probó els raors del CIM, está menos agresivo en cuanto al partido en el gobierno. Parece como si aquellas dádivas de las que tanto se hablan hoy en día –ahora ya ponemos límite de los setenta euros-, aquellas sardinas, arenques, bolsos o vaya uno a saber, también hubieran visitado su teclado y le dejaran con menos argumentos con que disentir de las decisiones – o indecisiones- del ejecutivo.
Estos días, tras la reunión del ejecutivo en Palma en Consejo de Ministros, Federico le entró el gusanillo de antaño y vía e-mail les reprochó el gasto para las arcas del Estado de tanto viaje, de tanto traslado, pero no cuajó. Al poco, un avión militar de los usados en la campaña electoral de nuestro invicto presidente Rodríguez, Zapatero para más señas, aterrizaba en el aeropuerto y trasladaba a nuestro ya invicto Federico a presencia del Consejo.
Ni raors ni ensaimadas, ni café ni puro. Estamos en crisis, le replicó la portavocía del mismo. ¿ Y qué hago yo aquí?, preguntaba a su vez un Federico un poco extrañado.
-Pues nada, le contestaban desde el ejecutivo. Nos ha llegado noticias de que tiene ideas acerca de solucionar la crisis, y antes que vaya a la competencia, queremos conocerlas y si acaso, ponerlas en práctica. –continuaron los encamisados veraniegos-
.-¿Desde cuando escuchan ustedes al populacho? ¿Desde cuando son capaces de aceptar que otros que no sean de su partido, puedan tener ideas positivas?, preguntó un Federico de antes, muy cambiado al actual.
.-Lo que ocurre –seguía insistiendo desde la portavocía- es que se nos ataca por sistema, sin dejar que expliquemos los motivos por los que actuamos de una forma y no de otra. Si se nos conociera mejor, muchas serían las voces ahora críticas que cambiarían de parecer.
.-No me convencéis, no. Pero al fin y al cabo, sin que vuestros votos lo autoricen nada podrán hacer otras voces, así que mejor que empecemos con vosotros, quienes ostentáis el poder del ejecutivo, del legislativo y quien sabe del judicial. La táctica es la que se empezó antes de la crisis oficial, pero que con la llegada de la misma se dio de bruces con el suelo.
Muchos empresarios intentan salvaguardar su empresa sacrificando si cabe a los empleados. Y es lógico que así sea. Antes de perder la empresa, sacrifican un número determinado de productores. Y a esperar tiempos mejores. Se ahorran pagos a la SS, los salarios mismos, y un montón de cargas de difícil previsión, dadas las actuales características del mercado. Y si la coyuntura económica lo permite, buscarán la participación externa sin compromiso contractual para llevar a cabo sus pedidos. Por tanto, si es capaz de contratar un producto externo, ¿porqué no exteriorizar al empleado?.
Así las cosas, todos los asalariados pasarían a ser autónomos, contratados según las necesidades de la misma empresa. Si no se contrata, pues no se trabaja ni cotiza. Si se contrata, se cobra un sueldo por horas trabajadas, sin retención, ni SS, ni descuento alguno. Será el propio autónomo-trabajador quien cotice a la SS y practique las retenciones que se determinen.
Los bancos ofertarán nuevos productos en planes de pensiones, subsidio de desempleo, y ellos mismos pondrán a la práctica oficinas de control de fraude. Será como reinventar el sistema, claro está, más acorde a la actual situación, con un control más externo y por supuesto, con unos parámetros más capitalistas que las actuales. ¿Acaso no es el dinero quien mueve al mundo, a la economía, a la crisis misma?.
También está claro que luego, a la larga, en el impasse entre que la cosa cuaja y que el Estado se fortalece, la educación –parte de ella-, la sanidad –otra parte-, se privatizarán –en parte- y cuando el Estado levante cabeza, seguro que algunas de estas tendencias quedarán arraigadas en manos capitalistas, pero ¿acaso no se nos amenaza desde hace años del co-pago en la sanidad pública?.
Y las pensiones y el desempleo también, claro. Donde haya más demanda de seguridad, allí estarán las entidades con dinero suficiente –prestado antes, eso sí, a fondo perdido por el Estado de todos-.
.-Si, ya, claro. Con un control detectivesco de las entidades bancarias hacia los trabajadores y no digamos cómo serán las políticas de contratación. Que si avales, que si curriculum vitaes, que si antecedentes profesionales, culturales, sociológicos…. Vamos, como en las peonadas andaluzas.
.-En teoría no habrá diferencia en el control, dado que éste debe de existir ¿no?. ¿Acaso no nos controla Hacienda sobre lo que tenemos y dejamos de tener? ¿acaso no existen tendencias o diferentes perfiles en la contratación de personal? Lo que ocurrirá es que en vez de producirse en una institución pública, será la privada la que controlará la contratación del personal. Será como si se exteriorizara la prestación de un servicio, tan de moda hoy en día en la administración. Como si se exteriorizara las antiguas oficinas de empleo, las mal llamadas actualmente, oficinas de desempleo, vamos.
.-Ya, y el coste, ¿que?. –fiscalizaban desde el ejecutivo.
.- Inferior al actual. Si hoy en día en un taller nos cuesta setenta euros la hora de un operario, y al mismo sólo se le abona veinte euros la hora, por aquello del beneficio industrial, el pago de la SS y demás cuartos y excusas, con este sistema el consumidor costeará estos veinte euros la hora, y el consumo aumentará, el trabajador cualificado seguirá trabajando y cobrando lo mismo. La seguridad social decrecerá ingresos y gastos, y los bancos, aumentarán beneficios.
-¿Y los menos cualificados, qué? –siguieron preguntando desde la portavocía.
.-Pues, si no trabajan bien, pues no van a ser contratados, o como mucho, serán los últimos en vestirse el mono, y por tanto no van a cobrar, así de sencillo, contestó un poco contrariado, un Federico que se daba cuenta que su proyecto había tocado fondo.
.-Pues puede usted volver a coger el avión, y volverse a casa. Esta propuesta antisocial, no nos interesa, le contestaron desde la portavocía. También le advirtieron que no intentara vender el producto a la competencia ya que ellos la vetarían.
Así, sin proyecto futuro, sin raors ni razón, sin ensaimada, fue despachado de un Consejo, del que no pasó del primer filtro. ¿Y para esto cuatro viajes de un avión militar? –se preguntaba a su vuelta a casa.
.-¿Y si les hubiera dicho la verdad?, se preguntaba Federico una vez recuperado del enfado primario. ¿Y si les hubiera contado que esta idea me vino observando la forma de actuar de un cabecilla del sur? . O del norte, según se mire…..
¿No me habré expresado bien? ¿Habrán confundido autónomo con autómata? No, seguro que no, que de lo contrario hubiera aceptado la propuesta. ¿Acaso la presentarán como suya en alguna reunión del consejo de política social?. Las dudas hicieron presencia en aquella mente que sólo buscaba un descanso veraniego. ¿Por qué tuve que recriminarles el gasto de aviones?, siguió recriminándose a si mismo aquel Federico que un día, intentó cambiar de talante.
PUBLICADO EL 2 AGOSTO 2009, EN EL DIARIO MENORCA.