APELLIDARSE ABAD ABAD

Los matemáticos ya han dicho la suya. Pero antes de los matemáticos, hubo otros que también dijeron la suya, la nuestra y la de los vecinos. Y éstos no pudieron ser otros que los políticos. Y del Gobierno, claro. Y es que cuando Zapatero quiere distraer al personal, la verdad es que lo hace bien, muy bien.

Durante unos días, nadie ha hablado de crisis ni ocho cuartos. Durante los últimos días todo han sido bromas e ironías sobre los apellidos de los españoles y asimilados. Y es que cuando Zapatero se lo propone, Zapatero dispone. Resulta pues que, a pesar que desde hace ya tiempo los españoles podemos elegir el orden de los apellidos de nuestros hijos –que se lo pregunten al nieto de Franco- , ahora parece que el invento ha sido de los neosocialistas actuales. Y como siempre, las cosas se explican a medias.

Y si a estas medias verdades, unimos la mayoritaria ignorancia en temas jurídicos de los españoles y asimilados, tenemos la noticia servida. Digo media verdad, porque lo único que se pretende con el nuevo proyecto de reglamentación es el modo de elección del orden de los apellidos cuando no exista acuerdo entre los progenitores sobre el mismo.

Así, se barajan como posibles soluciones, el orden alfabético, por sorteo, o quien sabe con qué otras nos pueden salir tanto funcionario sentado en el hemiciclo o en la bancada azul.

Y la ignorancia, también se hace patente por cuando de todo ello, hacemos un tema de Estado. ¿Qué más da la ley si los progenitores lo tienen claro? ¿Acaso van a venir los políticos y decirnos cuando y cómo debemos procrear, qué nombre debemos imponerles y qué juguetes tenemos que regalar?

Y es más, la siempre presunta ley, no hace más que hacer valer el espíritu constitucional. También es verdad que puestos a ser constitucionales -y más ahora con tanto drama económico como implora nuestro presidente Pons- , algún neosocialista actual debería levantar la voz y propugnar que en lo referente a la monarquía también se usara el mismo rasero.

Y la ignorancia sigue patente por cuando en el mismo proyecto de reforma, se mantiene que la elección tomada en el primogénito obliga a los siguientes. Y aquí sigue dando un paso atrás. Un paso hacia atrás, por cuando cualquier persona mayor de edad, puede, ahora, independientemente de sus hermanos, cambiarse el orden de sus apellidos con su sola presencia en el registro civil. ¿Por qué a los dieciocho años puede cambiarse uno el orden de los apellidos y no así sus padres al nacer? ¿Acaso esperan los neosocialistas actuales otra crisis, otra cortina de humo, para emprender otra reforma?

Puestos a crear opinión, ¿por qué no dar la opción de que los progenitores, a fin de mantener la existencia de sus apellidos, puedan dar órdenes distintos a los apellidos de cada uno de sus hijos? ¿Acaso creen los señores legislativos que de esa forma dejarían de ser hermanos?

Pero dejemos a los políticos con su obcecación, y recurramos de nuevo a los matemáticos. Según ellos, dentro de muchas, muchísimas generaciones, y siempre y cuando sigamos usando apellidos y las leyes tampoco varíen, nuestros descendientes se apellidarán Abad Abad.

Lo triste –lo irónico- del caso es que, apellidos como Zapatero y Rubalcaba habrán desaparecido. ¡Que le vamos a hacer!.

Y de lo triste a lo curioso. A Zapatero y a Rubalcaba nadie los conoce como José Luis Rodríguez y Alfredo Pérez. ¿Habrá habido intereses ocultos –y personales- para tal reforma?

Y más curioso aún. Aguirre y Aznar, serán apellidos que perdurarán mucho más tiempo que Zapatero y Rubalcaba. ¿Será una premonición?

Eso, siempre que no haya acuerdo entre los progenitores, que todo hay que decirlo, por mucho que le pese al Gobierno.
PUBLICADO EL 9 NOVIEMBRE 2010, EN EL DIARIO MENORCA.