Empecé la semana con ilusión. Recibí el DVD sobre el II Foro Menorca Illa del Rey, organizado por Es Diari, y tras visionarlo me asombré que personas de prestigio, como pueden ser periodistas y catedráticos presentes, dijeran en palabras que todos entendieran, lo mismo que el pueblo llano viene reclamando. Me quedé con aquella frase de Iñaki Gabilondo, en que tenemos que elegir entre virginidad y matrimonio, pero que teníamos que elegir. Y aunque en primera fila estuvieran los altos estamentos de la sociedad política menorquina, no creo que sus consejos, hayan calado.
Tal vez faltaba representación bisagra, o entendimiento entre éstos. Las elecciones demasiadas cercanas y el machismo siempre patente –no importa trasladarnos a las palabras del alcalde de Valladolid- harán que se busquen vías intermedias – o alternativas - entre la virginidad y el matrimonio.
La ilusión empieza a decaer a medios de la misma, cuando la estadística nos azota con los datos del número de embarazos interrumpidos tras la implantación de la ley 2/2010, aunque al mismo tiempo, un atisbo de luz aparece cuando, también estadísticamente, se ofrece en cifras que un número importante de mujeres dieron marcha atrás en sus intenciones al ser informadas de las ayudas que se ofrecen a la mujer gestante. Al menos, algo en la ley, ayuda a la vida. Huyes eso sí, de comparaciones sobre la protección de las crías del lince ibérico o del oso pardo, y de las definiciones que algunos puedan darles a los embriones humanos. Allá cada cual con su historia.
Y como la historia a uno no le disgusta, ni tampoco tiene necesidad de recurrir a la memoria traumática, pienso que es momento de dar sepultura a la frase de “ni nos domaron, ni dos doblaron, ni nos van a domesticar” que ya inmortalizará a Marcelino Camacho. Y digo sepultar la frase, porque no veo ni espíritu ni ganas de que algún sindicalista actual levante bandera alguna contra el poder establecido. Al menos, mientras no se cambie de color político.
Tampoco soy de los que vaya por ahí predicando que Rajoy solucionaría las cosas, porque si ya lo dejaba entrever en su no oposición a la ampliación de la edad para la jubilación y los recortes salariales, ha sido también en ésta última semana que lo ha concretado públicamente. Ahora, sólo nos queda negociar con el patrono de turno, el pase durante los dos últimos años a la situación de desempleo y así, poder cobrar una pensión antes de la jubilación.
Y es que quien no se conforma es porque no quiere, o no sabe. La que sí saben son algunas ex - ministras que tras el cese, han quedado de Secretarias de Estado de la cosa y por lo que dicen las estadísticas, con más sueldo que un ministro.
La semana se estropea cuando nuestro idò innato, pasa a un diccionario catalán y nos lo confunden con el donç catalán. ¿Por qué no transformarlo en el pues castellano? Si al final, unos y otros, irían equivocados. Nuestro idó de siempre, vendrá del inglés, tanto les guste como si no. Nada menos que del verbo To Do, que en primera persona del singular, I do, y con la rapidez en que solemos hablar los menorquines y lo mal que solemos pronunciar otros idiomas, lo juntamos y pronunciamos la nuestra típica y propio signo de identidad idó. Y si no les gusta, pues, donçs, idó que lo demuestren…. Científicamente, claro, no buscando algún que otro lletraferit .
Sin duda alguna, todas las anteriores rozan el absurdo. La verdadera mala noticia, nos llega cuando la edición digital de Es Diari se hacía eco del trágico accidente que había acontecido en la carretera Maó- Fornells, en el que dos motoristas habían perdido su vida. Un sentimiento de impotencia, de pequeñez, te invade. Tu mente, antes de caer en el morbo de querer conocer la casuística del accidente, se traslada al padecimiento de sus familiares y amigos. Y no puede ser de otra forma. O al menos, no lo entendería de otra.
Sigues comentarios de aquí y de allá, y ya no te asombras de que para otros, más importante sea el buscar culpables, cuando no responsables. Que si la carretera, que si las fábricas de motocicletas, que si las inspecciones, que si los radares…. Cada uno dice la suya, algunas acertadas o al menos razonadas, algunas cínicas, otras carentes de gusto y estilo, y otras incluso dignas de juzgado de guardia.
Y al final, la semana te da una lección, un pensamiento, una ilusión. Que podemos arreglar o estropear nuestras vidas, nuestra sociedad, con nuestras propias decisiones. Como venían a decir los ponentes en el II Foro Menorca Illa del Rey, de que estaba en nuestra mano decidir nuestro futuro, pero que decidiéramos ya. Y sin duda, el trágico accidente, fue por alguna decisión tomada, erróneamente tomada…
Aprendamos primero a tomar decisiones por nosotros mismos. Luego, hagamos que éstas, no sean equivocadas. Al menos, habremos ganado en autonomía….., en libertad.
Tal vez faltaba representación bisagra, o entendimiento entre éstos. Las elecciones demasiadas cercanas y el machismo siempre patente –no importa trasladarnos a las palabras del alcalde de Valladolid- harán que se busquen vías intermedias – o alternativas - entre la virginidad y el matrimonio.
La ilusión empieza a decaer a medios de la misma, cuando la estadística nos azota con los datos del número de embarazos interrumpidos tras la implantación de la ley 2/2010, aunque al mismo tiempo, un atisbo de luz aparece cuando, también estadísticamente, se ofrece en cifras que un número importante de mujeres dieron marcha atrás en sus intenciones al ser informadas de las ayudas que se ofrecen a la mujer gestante. Al menos, algo en la ley, ayuda a la vida. Huyes eso sí, de comparaciones sobre la protección de las crías del lince ibérico o del oso pardo, y de las definiciones que algunos puedan darles a los embriones humanos. Allá cada cual con su historia.
Y como la historia a uno no le disgusta, ni tampoco tiene necesidad de recurrir a la memoria traumática, pienso que es momento de dar sepultura a la frase de “ni nos domaron, ni dos doblaron, ni nos van a domesticar” que ya inmortalizará a Marcelino Camacho. Y digo sepultar la frase, porque no veo ni espíritu ni ganas de que algún sindicalista actual levante bandera alguna contra el poder establecido. Al menos, mientras no se cambie de color político.
Tampoco soy de los que vaya por ahí predicando que Rajoy solucionaría las cosas, porque si ya lo dejaba entrever en su no oposición a la ampliación de la edad para la jubilación y los recortes salariales, ha sido también en ésta última semana que lo ha concretado públicamente. Ahora, sólo nos queda negociar con el patrono de turno, el pase durante los dos últimos años a la situación de desempleo y así, poder cobrar una pensión antes de la jubilación.
Y es que quien no se conforma es porque no quiere, o no sabe. La que sí saben son algunas ex - ministras que tras el cese, han quedado de Secretarias de Estado de la cosa y por lo que dicen las estadísticas, con más sueldo que un ministro.
La semana se estropea cuando nuestro idò innato, pasa a un diccionario catalán y nos lo confunden con el donç catalán. ¿Por qué no transformarlo en el pues castellano? Si al final, unos y otros, irían equivocados. Nuestro idó de siempre, vendrá del inglés, tanto les guste como si no. Nada menos que del verbo To Do, que en primera persona del singular, I do, y con la rapidez en que solemos hablar los menorquines y lo mal que solemos pronunciar otros idiomas, lo juntamos y pronunciamos la nuestra típica y propio signo de identidad idó. Y si no les gusta, pues, donçs, idó que lo demuestren…. Científicamente, claro, no buscando algún que otro lletraferit .
Sin duda alguna, todas las anteriores rozan el absurdo. La verdadera mala noticia, nos llega cuando la edición digital de Es Diari se hacía eco del trágico accidente que había acontecido en la carretera Maó- Fornells, en el que dos motoristas habían perdido su vida. Un sentimiento de impotencia, de pequeñez, te invade. Tu mente, antes de caer en el morbo de querer conocer la casuística del accidente, se traslada al padecimiento de sus familiares y amigos. Y no puede ser de otra forma. O al menos, no lo entendería de otra.
Sigues comentarios de aquí y de allá, y ya no te asombras de que para otros, más importante sea el buscar culpables, cuando no responsables. Que si la carretera, que si las fábricas de motocicletas, que si las inspecciones, que si los radares…. Cada uno dice la suya, algunas acertadas o al menos razonadas, algunas cínicas, otras carentes de gusto y estilo, y otras incluso dignas de juzgado de guardia.
Y al final, la semana te da una lección, un pensamiento, una ilusión. Que podemos arreglar o estropear nuestras vidas, nuestra sociedad, con nuestras propias decisiones. Como venían a decir los ponentes en el II Foro Menorca Illa del Rey, de que estaba en nuestra mano decidir nuestro futuro, pero que decidiéramos ya. Y sin duda, el trágico accidente, fue por alguna decisión tomada, erróneamente tomada…
Aprendamos primero a tomar decisiones por nosotros mismos. Luego, hagamos que éstas, no sean equivocadas. Al menos, habremos ganado en autonomía….., en libertad.
PUBLICADO EL 2 NOVIEMBRE 2010, EN EL DIARIO MENORCA.