¡Vaya por Dios! ¡Nos hemos quedado sin debate!. Y digo “hemos” porque seguro que nos hubiéramos tenido que mamar todo el debate, porque las catalanas –las elecciones, se entiende- son lo que son. De momento, un referente para las próximas elecciones, más que municipales, las generales. También un ejemplo de lo que son los nacionalistas, los exagerados nacionalistas bisagras y los nacionales sin rumbo. ¿Y ahora qué?
Pues lo mismo…., que a la gente tanto le da debate como insulto. En las pasadas generales por mucho debate económico que hubiera, el resultado –no de las elecciones- de ello fue la crisis galopante que nos tiene al borde del rescate financiero. O lo que es lo mismo, el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres. Y en eso estamos. Por mucho que Montoro dijera, y que Solbes negara. Y eso que a las siete negaciones, el canto cantó. Y vaya si cantó. Cantó las horas, las medias y los cuartos. Y así estamos ahora, aparcados y sin cuartos.
Y Montilla seguro que no quería debate alguno. Y Mas, más o menos, lo mismo. Y a los otros, tanto daba. Aunque el espectáculo ya no venda, a los únicos que les interesaba el debate era al pueblo llano aburrido y en paro, y a las televisiones y demás medios de comunicación para llenar horas y páginas de su medio. Y no es para menos. Se ha perdido oratoria, credibilidad y prestigio. Y el votante fiel, seguirá por mucha negación o afirmación de se le interponga. Y al infiel, pues a eso.
Y el indeciso, pues eso mismo. Dependerá del día, ocio y entretenimiento. Los debates antes daban morbo, ahora aburren. La gente, el pueblo, el voto, quiere violencia dialéctica, que de las buenas palabras ya queda uno harto con tanta hipocresía con la que debe torear cada vez que se alista a la cola del paro, a la entrega de currículo y al cobro de prestaciones.
El votante quiere una presa fácil a la que, por unos instantes mandar al coso, y durante algunos días, mantear. Y nada más, pero esta vez, no será así. Un videojuego y un video orgásmico han sido de momento, algunos de estos pocos instantes que el pueblo llano ha recobrado su libertad. Lo otro ya se lo conoce de sobra. Que si promesas, que si impuestos y si más de la cosa. Y de esto, no se libra uno por mucho que esgrima carné del Barça o benefactor de las obras del Plan C –de Catalunya, se entiende-.
Y si no hay debate, no hay morbo. Queda eso sí, aquella hora y tanto dominguera delante del televisor, del monitor o quien sabe dónde, con las subidas y bajadas de recuento, caídas de sillas y subidas de emolumentos. Y poco más. Otros en cambio, empleados públicos de a dedo, sin oposición –más bien de Gobierno- se juegan su estatus, que no Estatut.
Y otros menos, pero más, políticos con cartera llena, jubilación dorada y conyugue aposentad@, haciendo cábalas d’Hondt, y no digamos las bisagras prestándose –o vendiéndose- al mejor postor…..
Y aquí termina la espera. De momento el rescate europeo espera a que la Bolsa manifieste satisfacción o acongojo sobre el resultado. De ello depende también las iras del Gobierno y la amenaza a miles y miles de empleados públicos. La jubilación, las pensiones y los derechos sociales, ya han pasado a mejor vida. Los empleados públicos siguen en alguna UCI tercermundista esperando la prometida ley a una muerte digna.
El morbo sigue servido. Los sindicatos no reducen presupuesto - para cursos, se entiende- . Y el turismo, en aumento.
O al menos, eso dirá algún informe costeado por el Consell.
El debate acallado, amordazado, acusado de políticamente…… incorrecto.
Pues lo mismo…., que a la gente tanto le da debate como insulto. En las pasadas generales por mucho debate económico que hubiera, el resultado –no de las elecciones- de ello fue la crisis galopante que nos tiene al borde del rescate financiero. O lo que es lo mismo, el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres. Y en eso estamos. Por mucho que Montoro dijera, y que Solbes negara. Y eso que a las siete negaciones, el canto cantó. Y vaya si cantó. Cantó las horas, las medias y los cuartos. Y así estamos ahora, aparcados y sin cuartos.
Y Montilla seguro que no quería debate alguno. Y Mas, más o menos, lo mismo. Y a los otros, tanto daba. Aunque el espectáculo ya no venda, a los únicos que les interesaba el debate era al pueblo llano aburrido y en paro, y a las televisiones y demás medios de comunicación para llenar horas y páginas de su medio. Y no es para menos. Se ha perdido oratoria, credibilidad y prestigio. Y el votante fiel, seguirá por mucha negación o afirmación de se le interponga. Y al infiel, pues a eso.
Y el indeciso, pues eso mismo. Dependerá del día, ocio y entretenimiento. Los debates antes daban morbo, ahora aburren. La gente, el pueblo, el voto, quiere violencia dialéctica, que de las buenas palabras ya queda uno harto con tanta hipocresía con la que debe torear cada vez que se alista a la cola del paro, a la entrega de currículo y al cobro de prestaciones.
El votante quiere una presa fácil a la que, por unos instantes mandar al coso, y durante algunos días, mantear. Y nada más, pero esta vez, no será así. Un videojuego y un video orgásmico han sido de momento, algunos de estos pocos instantes que el pueblo llano ha recobrado su libertad. Lo otro ya se lo conoce de sobra. Que si promesas, que si impuestos y si más de la cosa. Y de esto, no se libra uno por mucho que esgrima carné del Barça o benefactor de las obras del Plan C –de Catalunya, se entiende-.
Y si no hay debate, no hay morbo. Queda eso sí, aquella hora y tanto dominguera delante del televisor, del monitor o quien sabe dónde, con las subidas y bajadas de recuento, caídas de sillas y subidas de emolumentos. Y poco más. Otros en cambio, empleados públicos de a dedo, sin oposición –más bien de Gobierno- se juegan su estatus, que no Estatut.
Y otros menos, pero más, políticos con cartera llena, jubilación dorada y conyugue aposentad@, haciendo cábalas d’Hondt, y no digamos las bisagras prestándose –o vendiéndose- al mejor postor…..
Y aquí termina la espera. De momento el rescate europeo espera a que la Bolsa manifieste satisfacción o acongojo sobre el resultado. De ello depende también las iras del Gobierno y la amenaza a miles y miles de empleados públicos. La jubilación, las pensiones y los derechos sociales, ya han pasado a mejor vida. Los empleados públicos siguen en alguna UCI tercermundista esperando la prometida ley a una muerte digna.
El morbo sigue servido. Los sindicatos no reducen presupuesto - para cursos, se entiende- . Y el turismo, en aumento.
O al menos, eso dirá algún informe costeado por el Consell.
El debate acallado, amordazado, acusado de políticamente…… incorrecto.
NOVIEMBRE 2010