Dichas las cosas desde allende los mares parece que suenan distintas, o al menos con más coraje. Coraje para algunos políticos, claro. Y es que últimamente las declaraciones de nuestros mandatarios o mandamases dichas en el extranjero, suenan muy distintas al talento que nos tienen acostumbrados en tierra patria.
La última a la que hago mención, ocurrió en boca de ZP, o de Rodríguez P, por aquello de la primacía del orden alfabético en cuanto a los apellidos. Como el chiste de Jaimito, vamos. Y lo dicho, desde el extranjero. Desde Seúl, para más señas.
La primera de ellas –hizo algunas, además de fotografiarse con Obama- hacía referencia a que en España, dentro de cuarenta años se habrá terminado el paro. Sí, no lo dijo, pero lo vino a decir. O al menos los datos aportados, así lo indican. Además, por poco que uno sepa de multiplicar o sumar, y supongo que los asesores del susodicho, de eso sabrán bastante, el cálculo sale redondo. Tan redondo, como aquello de cero zapatero….
Nuestro invicto presidente Rodríguez dijo –eso sí que lo dijo- en la reunión de los G-20, que el sector de las energías renovables, el transporte, la edificación sostenible y la ecoindustria tienen en España un potencial de creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos diez años.
Y uno, que tampoco es tonto, y sin coger calculadora alguna, hace cuentas. O la regla de tres de nuestros años, o la proporcionalidad directa de hoy en día. Da igual, al menos las matemáticas no cambian, o al menos no tan rápido como las declaraciones de nuestros políticos. Si en España hay actualmente cuatro millones y pico de parados y similares, y en diez años, creamos un millón de empleos, dentro de cuarenta años, el paro estará finiquitado. Eso no lo dijo Zapatero, pero sí las cuentas de sus palabras.
Pero estas declaraciones no me preocupan. Ni la de los diez años, ni la de los cuarenta, porque es difícil creer en palabras como éstas. Las que si me preocupan fueron las que aparecieron posteriormente, al ser preguntado por las siempre presuntas violaciones de los Derechos Humanos sobre el pueblo saharaui, y la no condena por parte del Gobierno español de tales presuntas matanzas.
Su declaración fue sencilla y explícita: “los intereses de España, por delante”. Así de claro lo dejó dicho, desde el extranjero, claro. Nuestro invicto presidente vino a decir, que allá los saharauis con sus problemas. Tampoco debemos extrañarnos. Ya lo hizo con los disidentes cubanos y con el apoyo al régimen dictatorial de los hermanos Castro en Cuba. Y con Venezuela. Y con el jamón de Jabugo y los trescientos millones de euros a Evo Morales.
Dicho lo dicho, los menorquines, también lo tenemos claro. De momento no somos ni Ceuta ni Melilla, pero también estamos allende los mares. Tampoco tenemos ningún voto bisagra al que se pueda contentar en el Congreso. Tampoco tenemos claro que es España para nuestro Rodríguez .
Tal vez, el Consell podría contratar un informe para discernir cuáles son los intereses de España. Otro, para conocer cuáles cree RP que son los intereses de España. Y ya que estamos, y si les sobra dinero, conocer qué similitudes y qué diferencias hay entre los que se cree que son y los que realmente son.
Y sobre Menorca, no se preocupen, ya se encargará Rodríguez, Alfredo Pérez o algunos de sus seiscientos asesores, de confeccionar alguno que demuestre que no coincidimos con los intereses de España. Y es que de dineros, andamos cojos.
Ahora, sólo faltará que venga el nieto del capitán Lozano, con la arenga de España, Una, Grande y Libre. Que ni es una, ni es grande, y mucho menos libre.
La última a la que hago mención, ocurrió en boca de ZP, o de Rodríguez P, por aquello de la primacía del orden alfabético en cuanto a los apellidos. Como el chiste de Jaimito, vamos. Y lo dicho, desde el extranjero. Desde Seúl, para más señas.
La primera de ellas –hizo algunas, además de fotografiarse con Obama- hacía referencia a que en España, dentro de cuarenta años se habrá terminado el paro. Sí, no lo dijo, pero lo vino a decir. O al menos los datos aportados, así lo indican. Además, por poco que uno sepa de multiplicar o sumar, y supongo que los asesores del susodicho, de eso sabrán bastante, el cálculo sale redondo. Tan redondo, como aquello de cero zapatero….
Nuestro invicto presidente Rodríguez dijo –eso sí que lo dijo- en la reunión de los G-20, que el sector de las energías renovables, el transporte, la edificación sostenible y la ecoindustria tienen en España un potencial de creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos diez años.
Y uno, que tampoco es tonto, y sin coger calculadora alguna, hace cuentas. O la regla de tres de nuestros años, o la proporcionalidad directa de hoy en día. Da igual, al menos las matemáticas no cambian, o al menos no tan rápido como las declaraciones de nuestros políticos. Si en España hay actualmente cuatro millones y pico de parados y similares, y en diez años, creamos un millón de empleos, dentro de cuarenta años, el paro estará finiquitado. Eso no lo dijo Zapatero, pero sí las cuentas de sus palabras.
Pero estas declaraciones no me preocupan. Ni la de los diez años, ni la de los cuarenta, porque es difícil creer en palabras como éstas. Las que si me preocupan fueron las que aparecieron posteriormente, al ser preguntado por las siempre presuntas violaciones de los Derechos Humanos sobre el pueblo saharaui, y la no condena por parte del Gobierno español de tales presuntas matanzas.
Su declaración fue sencilla y explícita: “los intereses de España, por delante”. Así de claro lo dejó dicho, desde el extranjero, claro. Nuestro invicto presidente vino a decir, que allá los saharauis con sus problemas. Tampoco debemos extrañarnos. Ya lo hizo con los disidentes cubanos y con el apoyo al régimen dictatorial de los hermanos Castro en Cuba. Y con Venezuela. Y con el jamón de Jabugo y los trescientos millones de euros a Evo Morales.
Dicho lo dicho, los menorquines, también lo tenemos claro. De momento no somos ni Ceuta ni Melilla, pero también estamos allende los mares. Tampoco tenemos ningún voto bisagra al que se pueda contentar en el Congreso. Tampoco tenemos claro que es España para nuestro Rodríguez .
Tal vez, el Consell podría contratar un informe para discernir cuáles son los intereses de España. Otro, para conocer cuáles cree RP que son los intereses de España. Y ya que estamos, y si les sobra dinero, conocer qué similitudes y qué diferencias hay entre los que se cree que son y los que realmente son.
Y sobre Menorca, no se preocupen, ya se encargará Rodríguez, Alfredo Pérez o algunos de sus seiscientos asesores, de confeccionar alguno que demuestre que no coincidimos con los intereses de España. Y es que de dineros, andamos cojos.
Ahora, sólo faltará que venga el nieto del capitán Lozano, con la arenga de España, Una, Grande y Libre. Que ni es una, ni es grande, y mucho menos libre.
PUBLICADO EL 15 NOVIEMBRE 2010, EN EL DIARIO MENORCA.