ILUMINAR LA NAVIDAD.


Calles iluminadas, árboles engalanados, escaparates en perfecto estado de revista, altavoces que prodigan el sueño navideño y felicitaciones. ¡Que no falten las felicitaciones y los buenos deseos!.  Esta sería la crónica  que nos definiría el ambiente navideño que año tras año, invade nuestras calles.  Y en nuestros hogares, mucho más todavía.

En los hogares se rasca hasta el último céntimo, para que aquella ilusión que hemos vivido desde pequeños, se transmita ahora a los retoños que en ella habitan. 
El testimonio no varía demasiado.  Si oscuros eran los tiempos, cincuenta años atrás, la tonalidad sigue siendo la misma.  El color, vino y se fue, como la tramontana, y sólo  se mantiene en las luces intermitentes del  árbol, bajo cuyas ramas se cobija un pesebre y  unas figuras hacia él orientadas.

La Navidad es mucho más.  Ayer, los hogares vistieron sus galas  y dieron entrada a la ilusión, a la esperanza, y lo volverán a hacer en  próximas  jornadas con la despedida de año, deseando que el próximo sea  el de la recuperación.

Y la recuperación cuesta. Y seguirá costando mientras la sociedad sea dirigida por quienes practican un credo muy distinto al cristiano.  Al cristiano real, claro.  Al cristiano que ocupa páginas en la historia y queda escrito en el catecismo.  No al hipócrita en que muchos se convierten para aupar portadas, telediarios y llenar sus propios bolsillos.

Y la Navidad debemos iluminarla, claro.  Con color y calor. Calor humano.  Calor solidario, sí.  Calor y color altruista.   También poniendo un rico –las cosas cambian- en nuestra mesa en cenas y comidas.  Y encendiendo luces. Muchas luces. Muchos calefactores. Muchas bombas de calor.  O al menos así me lo vendieron.  Y barato.

Tan barato que me lo enviaron por e-mail.  La compañía eléctrica de la que uno es consumidor y  pagador, me felicita la Navidad con el deseo de que la iluminemos juntos con nuestra ilusión.  ¡Y pagando yo, claro! ¡Y con subida incluida! 

¿Con qué ilusión? ¿Con la de ver que los ricos son más ricos y los pobres más pobres? ¿Con la de millones de familias en paro? ¿Con la cada vez más desorbitada cantidad de gastos  en  indemnizaciones y de corruptos que no entran ni a la de tres en una cárcel?

¿O con la ilusión de que se acabe la corrupción, que se acaben las indemnizaciones millonarias, y que se acabe el contrato precario?  Pues me quedo con estas últimas, aunque más que ilusiones, sean quimeras.

Al menos, que el deseo quede plasmado.

Felices sueños.

Bon any a tots.  
PUBLICADO EL 26 DICIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

SE VENDE ESTADO


Se vende Estado, sí, y no precisamente el del bienestar ni nada que se le parezca, que éste ya lo hemos perdido.  Y sin nada a cambio.  Me refiero a tres de los pilares que aguantan aún hoy al Estado que desde pequeños hemos convivido unos, y que conquistaron los más mayores.

La educación, la sanidad y la seguridad, pilares que uno creía imposible su desmoronamiento, dan signos de caminar hacia un destino diferente  al significado que le damos en un Estado moderno.  La venta o desamortización en su día de las grandes empresas públicas –comunicaciones, bancarias, navales y eléctricas- fue señal de alerta ya no de una mala gestión en lo público, sino de un siempre presunto trato de amiguismo entre el poder gobernante y el empresariado leal.

Han pasado años, talantes y caretos, pero la filosofía sigue siendo la misma. Vender barato y aumentar costes al contribuyente. Y uno, ignorante en todo lo relacionado con la sociedad, se pregunta: si una empresa pública presenta déficit y es vendida, traspasada o simplemente concesionada a la empresa privada, y éstos aumentan el precio del producto y la hacen rentable, ¿por qué no aumenta el Estado  como propietario de la empresa, el precio del producto y se queda con el beneficio empresarial?

Las preguntas podrían seguir, enunciado tras enunciado.  ¿Qué o quiénes  están o han estado detrás de las empresas adjudicatarias?  No son jueces  ni  fiscales quienes nos responderán a la pregunta. Será, como no, el periodismo de investigación –y sólo de algún medio- quien levante  la liebre.  Y eso sí, hasta que el humo  lo difumine.

Quedarán otros dos pilares intactos, de momento.  La Justicia y la clase política.  Me imagino –la imaginación aún no declara impuestos- una justicia privada que se autoabasteciera de las sentencias dictadas.  Me imagino el aumento del importe de las multas dictadas y las negociaciones por sustituir las penas de cárcel –siempre es un coste añadido la  manutención y el mantenimiento de los recintos- por penas de multa. 

Y me imagino –aunque tal vez llegue tarde-,  una clase política privada. Una clase política que se autofinanciara por la toma de sus decisiones, sus ventas, sus compras…

Y dicho lo dicho, he dejado para el final, la mejor venta que beneficiaría a todos los españoles.  ¿Por qué no vendemos Cataluña  a los catalanes?  ¿O se la alquilamos? Se acabarían traspasos del IRPF y demás conciertos económicos.  Cataluña pagaría un alquiler anual, y tan felices. 

Y en caso de impago, los desahuciamos.
 
PUBLICADO EL 19 DE DICIEMBRE DE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

ITVs CASERAS


Una de las mayores satisfacciones que tiene uno al escribir en  Es Diari es que de tanto en tanto, algún lector lo pare para hacerle algún comentario.  El último proviene de una lectora, entrada ya en los ochenta y con una lucidez que muchos  jóvenes  envidiarían.  El motivo, un dos por uno, como dirían las ofertas de supermercado.

 

El uno era la siempre pendiente inspección técnica de edificios “mayores” de cincuenta años.  El otro, los recientes desprendimientos en dos centros escolares.  Y se preguntaba  por qué la administración en vez de  preocuparse  tanto de inspeccionar los edificios particulares no se preocupaba de mantener en mejores condiciones los edificios públicos, donde el número de víctimas potenciales en caso de un hipotético siniestro sería relativamente mayor.

 

La respuesta no podía ser otra que no fuera la de dar trabajo a los inspectores de la cosa –arquitectos y demás-, y por ende a los trabajadores del ladrillo. A raíz del comentario salió a colación la obligación del uso del casco y del cinturón de seguridad.  Que una cosa es velar por reducir la siniestralidad y otra muy distinta el contribuir a que el montante de las indemnizaciones de las aseguradoras disminuya.

 

 Muy distinta será el caso de  la Inspección Técnica y la obligación de asegurar los vehículos a motor, dado que la circulación de éstos en malas condiciones además de poner en peligro a su conductor y ocupantes, pone en jaque a los demás usuarios de la vía. Y en éstos estamos incluidos todos.

 

A la inspección de los edificios le ocurre lo mismo que a los conductores de mayor edad.  El percance, como en la mili, se le supone.  Otra cosa sería que tomáramos datos de estadísticas y no de  encuestas.  El peligro no está en tener delante  a un señor de ochenta años al volante, sino a un hiperactivo del acelerador, en sentido contrario. Y si además está borracho, no digamos.  Un edificio de cincuenta o más años, hecho con peón, oficial y maestría, sin escatimar materiales, puede llegar a estar en mejores condiciones que un novato  de gimnasio vespertino.  Eso sí, salvo vicios ocultos.

 

Y de vicios, los menos.  Que éstos también son culpables, a veces.  Trabajar por  presupuesto puede conllevar la disminución en  la calidad final del proyecto.  Las bajas temerarias son tan peligrosas como los abusos en las comisiones y en los superávits.  Y de momento, nadie ha inventado alguna alternativa para ser justos en el reparto. 

 

Sólo quedará una inspección técnica.  Eso sí, previa, claro.

PUBLICADO EL 12 DICIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

"TREPITJA" CON GRACIA


El “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” ya no tiene la exclusiva. Ni tan siquiera aquel desaguisado “Ciudad del Ladrillo” que apareció en un programa de fiestas. Nuestra invicta consellera de  educación y demás, las ha superado.  Y con creces, porque lo tenía escrito, y dicen, incluso leído.  Y la culpa, pues del funcionario, del traductor o de  duendecillos de  imprenta.  Freud lo achacaría  a un acto fallido o a un lapsus. Otros, a la ligereza.


Y el asunto es más grave de lo que parece.  Se refirió al informe TREPITJA en dos ocasiones y no rectificó. A la tercera - la que va la vencida- apareció  ya el informe PISA para referirse  al elevado fracaso escolar en la Comunidad.  Y eso baraja algunas hipótesis sobre el funcionamiento interno de la Consellería.  O bien le escriben los discursos o bien se los traducen.  Y peor aún, no los repasa.  ¡Y  si   los repasa, no se cerciora de lo que lee!, que es peor.


Me imagino la cara de sorpresa  que dentro de algunos cientos de años pondrá algún investigador cuando estudie  la forma de vida de los menorquines de este periodo, utilizando para el menester los medios científicos del momento –traductores de esTILo y todo- y empiece a relatar algunas vivencias que vamos dejando en los registros de comunicación social.


Me lo imagino relatando aquello de “Ya en la parte de quitando, encontramos  a varios municipios, uno de ellos, la Ciudad del Ladrillo que comparte puerto con la del Castillo y que dista  una vez de kilómetros de otra llamada Ala y Oro.  Cuando llegaba la Navidad,  los nativos  se reunían en casa de los grandes padres y comían gallo de la India. Para ello, durante todo el año, aquellos gallos eran alimentados, sueltos por las vallas, con trigo traído de la India.    Era costumbre que  cuando  a principios de la tarde llovían perros y gatos,  salir al campo y  recoger revienta-sangres, una especie de setas típicas de la roca pequeña”.


Y aunque la parrafada anterior roce el ridículo, son muchos los ridículos que guarda la historia. Ramón Muntaner  es claro ejemplo de uno  ellos con su “bona gent catalana” que aún hoy vende.  Y es que la historia la escriben los ganadores, sí, pero quienes la escriben de verdad, son los escribidores.


Y si quien escribe, erra, no digamos quien lo lee.  Trepitgi senyora consellera, però trepitgi amb gràcia.  O si lo prefiere,  pise, pero pise con garbo.    Disculpe que  no se lo diga en inglés.  En mis tiempos, el TIL no había llegado.  El catalán, tampoco.
 
PUBLICADO EL 5 DICIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

AUTOBIOGRAFÍAS, NO GRACIAS


Cuando las tareas diarias me permitan engendrar el libro que uno lleva en mente, será sobre lo humano y lo divino, sin duda.  Ni memorias ni autobiografías,  ni nada que se le parezca.  Divagaciones  al aire  y  cada cual que saque su conclusión.  ¡Que funcione el cerebro!

El ensayo, la “ciencia sin prueba explícita” como diría Ortega y Gasset, hace años que ronda y  acumula nuevas aportaciones y  rechaza  de antiguas.  Sesenta y seis meses son pocos o muchos, según se mire, para llevar el engendro a término.

Quienes sí lo han parido ya -y vaya parida-  han sido algunos de nuestros jubilados  políticos y alguna que otra princesa de pueblo bajo.  Y digo jubilados, por decir algo.  Ya no ensayos, sino  memorias o  en forma  auto-biográfica. Y es que el egocentrismo es un virus de difícil erradicación.   Solbes acusa a Zapatero de no hacerle caso y de prolongar por eso mismo, la crisis.  Zapatero niega que Solbes  le advirtiera de la crisis.  Y Aznar, pues  como Juan Palomo.

Y uno no acaba de entender,  cómo  gente tan inteligente y tan todo,  que según ellos, cada uno por separado  hubiera arreglado España y parte del extranjero, no lo hicieran.  Y además de no hacerlo, tampoco pasaron testigo a otros, para que lo intentaran.  ¿Por qué si uno tiene la solución, no dejan a otros que  la apliquen? ¿Acaso sólo trabajan para “su” historia y no para el futuro?  Y la historia, es pasado.

Tan pasado como ellos mismos, aunque no lo acepten.  De sus autobiografías, de sus memorias,  sólo obtendremos las pautas, los índices, para que historiadores de verdad, cuando muchos archivos estén desclasificados, cuando muchos seguidores ya no estén  comprometidos por la causa, cuando muchos testigos  ya no tengan miedo de no salir en la foto, puedan empezar a analizar qué es lo que realmente sucedió.

Si pasados casi ochenta años, aún no sabemos lo que  ocurrió en nuestra contienda, ¿cómo creernos la versión de algunos de nuestros políticos de  hace menos de una década, cuando  sus protagonistas siguen vivos y coleando?  ¡Y cuando todavía estamos inmersos en ella! 

Sin duda, una autobiografía es como un epitafio o una cena de jubilación.  En  ambos siempre se alaba al protagonista, merecidamente o no.  Y en este caso, además actuando  como  juez y  parte.  Parte necesitada.  De gloria y de calificativos que el pueblo, de momento,  les niega. 

Aunque el morbo, sin duda aupará las ventas.  Y sino, que pregunten a la del pueblo, que es portada en revistas.  Menos en algunas, claro.

PUBLICADO EL 28 NOVIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

LO PRIVADO Y LO PARTICULAR


No es nuevo. La propaganda institucional arremete contra todo lo público y ensalza los beneficios de lo privado, diría la noticia.  El harakiri tiene  sus objetivos bien definidos: desprenderse de la carga y  favorecer a un sector determinado.  Sus motivos, varios.  Algunos dispararán sus dardos hacia el amiguismo, presiones de lobbies, sobres bajo manteles o quién sabe qué. Lo cierto es que estas acciones  harán que la garantía  jurídica de lo público delegue en  la discrecionalidad de lo privado.

            De un poco más de una decena de miles de euros aportados en un plan de pensiones, más de tres mil se esfuman hacia la Hacienda de todos.  Es la letra pequeña que nadie intuye cuando, con ilusión y alentados por el mal presagio, uno empieza a preparar su jubilación. La solución, fácil: pasar de lo privado a lo particular.

            A la vieja usanza, dirán.  Un ahorro en casa y bajo baldosa.  Eso sí, constante y con baldosa sin poros ni movimientos. Sin desgravaciones sí, pero sin sorpresas. Sin subidas de tensión ni sueños esfumados.

            La crisis nos espabila.  Es la mejor bendición” diría Einstein.  Algunos nos muestran camino.  Otros, nos desvelan lagunas.  El IVA por ejemplo. Muchos somos los que creemos –creíamos-  que el IVA en su totalidad  iba a parar a las arcas del Estado, pero no siempre será así.  La ley permite un atajo, como el acuerdo entre fiscal y delincuente,  con rebaja de condena incluida. Y así se explica el “¿con o sin IVA?”

            Y ser autónomo –o empresario, o administrador único, etc-  es una ganga.  Sobre todo si uno además es asalariado.  ¡Y continúa siéndolo!  Darse uno de alta en el epígrafe correspondiente y declarar menos del salario mínimo, permite a un asalariado desgravar en la compra de cualquier bien mueble o inmueble que dedique a su hobby empresarial. Y sin necesidad de pagos a la SS.  Así de fácil, sencillo y sobre todo, legal.

            Y es que lo particular supera ya a lo privado.  Otra cosa que nos han enseñado los descollantes de nuestra economía, son las sociedades unipersonales.  Uno transforma los bienes muebles e inmuebles en una sociedad de la que él es su único administrador, y ya nada consta a su nombre.  Y además, uno ya puede pedir ayudas oficiales, subvenciones, becas y descuentos, porque en los registros no constará que tenga  donde caerse muerto.  Y todo ello, legal.

            Tan legal, que incluso miembros de la realeza tienen sociedades de este tipo.  Y no Cristina, precisamente.

            A partir de enero, uno se hace escritor.  Con epígrafe y todo.

PUBLICADO EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2013 EN EL DIARIO MENORCA.

LA SENTENCIA PAROT


Suena fuerte, pero así ha sido. Han tenido que venir del extranjero a decirnos lo que aprenden los alumnos de primero de Derecho en su primer día de clase: la irretroactividad  penal.  Y por esta decisión de Estrasburgo, más de una cincuentena de asesinos  se está yendo a sus casas.

Y es duro, muy duro para los familiares de las víctimas, que un asesino sin escrúpulos, sin ningún miramiento por los derechos humanos, recurra a estos mismos, para salir en libertad.

De todos modos, este adelanto en la puesta en libertad, sólo ha hecho anticipar  la polémica.  En  el promedio de unos cinco años, algunos ya estarían en la calle de no haber intermediado este alto tribunal.  Y seguirían pareciendo pocos los años pagados por la ejecución de decenas de vidas.

Y al Gobierno y a la oposición, bien les habrá venido esta sentencia.  Les soluciona en parte, de haberlas, las siempre negadas negociaciones de paz con el entorno etarra.

Y los habrá quienes  buscarán culpables en todo ello.  Y no habrá  que buscarlos en este u otro Gobierno, ni en los jueces ni en los fiscales.   El culpable, si lo hay, es de la sociedad en sí, por permitir que las sentencias y la aplicación de éstas sean irrisorias, benévolas e hipócritas.

Se habla mucho de la tendencia a la reinserción, pero pocos son los que  se reinsertan, o que han querido reinsertarse.  También es cierto que las condiciones carcelarias y el ambiente societal tampoco favorecen a ello, pero son los presos quienes deben poner de su parte, y no al revés.  ¿Qué pasaría si con la excusa de la crisis que nos afecta a todos, muchos nos dedicáramos a robar en el comercio vecino?   Recurrir a lo fácil no debe ser la solución ni mucho menos, la excusa.

 

Y en España pecamos de hipócritas y de irresponsables.  Nos falta  cultura social y ética.  Palabras como las de “copiar y pegar”, defraudar, escaquearnos y sobre todo el uso de la labia, son constantes atributos de los que hacemos uso. Y abuso. Vivimos constantemente buscando el vacío legal y el engaño.  Y el Gobierno de turno, en vez de castigar al culpable, castiga a todos: congela salarios, peligran las pensiones, sube  los impuestos….

Y  en este ambiente enrarecido y falto de miras, el legislador hace de la ambigüedad y el vacío, su norma, y deja como no, que sean otros que la interpreten.  Su falta de profesionalidad desvía su problema hacia otro estamento del Estado.

¿Se habrían dejado de ambigüedades  si en el 23F los tiros en vez de ir al techo hubieran ido a los escaños? 
 
PUBLICADO EL 14 NOVIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

EN BOCA CERRADA NO ENTRAN MOSCAS


Merkel aparece entre sorprendida e indignada.  Como si aquello no pudiera ir con ella.  Y como  ella, muchos más.  ¿Qué se creían  del espionaje?  ¿Qué sólo se podía mirar por la mirilla a la vecina limpiando la escalera?

Los de a pie, hace tiempo que sabemos qué es el control del “Gran Hermano real” y no la parodia de la telebasura.  Y hay  ejemplos cotidianos a los que no hacemos caso y ahí están.  Escondidos tras una transacción económica, agachados delante los buscadores de Internet,  o  jugando con los mandos del satélite que nos guía por GPS, nuestros secretos ya pertenecen a esta compañía muda y sigilosa  que nos acompañará el resto de nuestra existencia.

Un pago con  Visa deja  rastro. Defines tus gustos, tu nivel de vida y tus movimientos.  Al domiciliar tus recibos en una entidad bancaria estás dejando tu perfil al alcance  de cualquier empleado de la sucursal.  Tu afiliación sindical y política -si es el caso-, tu donativo a una entidad altruista, tu hipoteca y tus descubiertos, ya no son sólo tuyos, sino que están al  alcance de muchos otros.

Y ya no hablemos cuando la información la maneja el Estado.  El borrador de la renta te devuelve al baúl de los recuerdos.  Y no digamos cuando uno deposita el voto en la urna.  Los sobres que recibimos en el domicilio, tienen premio.  Más que premio, sorpresa.  El diferente formato del sobre según cual sea la formación de origen, te identifica ante los interventores de mesa.  Y eso, lo que sabemos….


Y tampoco es que tengamos mucho que esconder.  Nuestras llamadas de móvil hace tiempo que están al alcance de cualquier radiofrecuencia.   Y las conversaciones cercanas a un interfono vigila-bebés, no digamos.  Por no decir del telefonillo de la calle o de la carta que aparece en el buzón del vecino. 

Y ya no hablemos de las conversaciones telefónicas a viva voz en medio de la calle y del perfil de las amistades de uno  en el Facebook.  O de las faltas de asistencia o la asistencia misma a clase de tus hijos, cuando la consigna dada era otra.  La compra de un periódico u otro de tirada nacional….

Dejamos rastro a cada instante y no pasa nada.  O al menos, así lo necesitamos creer para sentirnos felices.  Tan  felices que, cuando nos llega la noticia de Merkel  nos sentimos defraudados por el sistema.

E  inocentes.  Tanto, que aún nos creemos las versiones oficiales  del 23F y  de la voladura de Carrero Blanco.

Pues que espabile Merkel  y que se calle. Y que se aplique el refrán español.  ¡Que para algo los tenemos!
 
PUBLICADO EL 7 NOVIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA

ALL HALLOWS’ EVE


Víspera de todos los santos, ni más ni menos.  Eso sí, en inglés y sin culpar de ello  al TIL  Pero ¿por qué nombrarlo en inglés y no en castellano –o catalán, vascuence o gallego, que no se me enfaden los nacionalistas-?  Sencillamente porque el marketing comercial así lo debía recomendar. 

            El nacimiento de Papá Noel en España fue en unos grandes almacenes, Halloween presenta los mismos genes.  En el fondo, fiestas paganas de culturas antiquísimas adaptadas a la nuestra y desvirtuadas al máximo.

Halloween tiene su origen en el Samhain, festividad celta en la que celebraban el final de la temporada de cosechas y el comienzo de la estación oscura.  El año nuevo celta, vamos., época en que la línea  que une este mundo con el otro –el de los espíritus- se estrechaba permitiendo el pase tanto de los benévolos como de los malévolos al mundo de los vivos.  Y así recibían a unos, y alejaban a otros.

Y como no podía ser de otra forma, los romanos tras ocupar los dominios celtas asimilaron sus festividades y posteriormente los cristianos adaptamos las fechas.   Y hasta aquí todo normal.  No fue hasta la década de los ochenta en que el mundo cinematográfico lo lanzó al estrellato internacional y poco después en España se comercializaron las calabazas, los trajes de terror y el resto del marketing comercial.

¿Por qué siempre tenemos que quedarnos con la parte negativa? ¿Por qué necesitamos tirar huevos, disfrazarnos de monstruos dignos de tribus africanas, de zombis, o asistir al Madrid Arena? ¿Por qué no adaptar la parte positiva en cuanto a la invitación y reflexión hacia los espíritus benévolos, tal como tenemos tradición en la cultura cristiana?

Los defensores del Halloween me dirán que la festividad de Todos los Santos también va arropada del negocio de la venta de flores, velas y demás.   Y tendrán razón, pero el defecto español –y del catalán, también- del “y tú más” no tiene por qué justificar una festividad extraña, llegada de otras culturas, que si fuera cuestión de lengua, seguro que la considerarían impura.

Y de fuera vendrán y de tu casa te echarán, dice el refrán.  Halloween es un ejemplo.  Y hay más.  Pronto le tocará el turno a nuestro tiempo. Nos impondrán un uso horario, un estilo de vida.   Con  beicon que no panceta, eggs  que no  huevos y un tea a las cinco.  Atrás quedarán nuestros buñuelos y nuestras castañas de toda la vida.  ¡Y aquellas vísperas con don Juan Tenorio!

No un uso, sino un abuso, vamos. Y con visitas guiadas a los monos de Gibraltar.
PUBLICADO EL 31 OCTUBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

ÁRBOLES QUE CRUZAN CARRETERAS


Nunca tomamos en serio aquella frase de que el accidente se  produjo  al cruzársele  un árbol en el camino.  Es excusa innecesaria, digna de un positivo en alcohol.  Tampoco excusamos la  del conductor  que se encontró a toda una legión en sentido contrario.  Son  válvulas de escape y sólo eso. Mentiras piadosas,  necesidades sicológicas o mecanismos de defensa que hemos adaptado a la lista de posibles respuestas en un trivial de fin de semana.

Y aunque pensemos que son pocos los necesitados de árboles, la realidad nos demuestra  que son muchos más.  Y ya no en borrachos, sino en todas las edades y condiciones sociales.  En vecinos, coincidentes y demás.

En plena infancia el alumno ya descubre que su profesor le tiene manía y por eso mismo lo castiga o suspende.  En plena adolescencia es el jovencito que va descubriendo que sus amigos le hacen el vacío y no quieren quedar con él.   Y no digamos ya cuando el árbol aparece en la edad adulta.   Árbol, farola, banco y líquido deslizante, vamos.  Y no basta.  Y eso que la mili ya ha pasado hoja, que si no, teníamos tomo aparte.

Y no hemos retirado los restos  de la cruzada anterior, cuando tropezamos con otra hilera que se nos cruza en el camino.  Y la mala suerte nos acompaña.  O así necesitamos creérnoslo.  Porque la buena o mala suerte, existe si se busca.  Un cúmulo de despropósitos, un cúmulo de malas acciones, llegará un día en que topará con una justa reacción.  Aquello no será ni mucho menos mala suerte, sino sencillamente una respuesta justa, aunque cientos de veces, hubiera sido injusta.

Otros, al contrario, acumularán  trabajos sin remunerar debidamente, y algún día, tras muchos reproches, alcanzarán la justa recompensa.  Tampoco será suerte. Pero alguien necesitará siempre escabullirse bajo la respuesta del árbol que cruza la carretera o de la manía del profesor. Y ya no digamos cuando la suerte le favorece a uno por aplicarse en sus cometidos.  Será  diana  de dardos enfermizos.

Y en la vida algunos tropiezan con árboles, farolas y demás arsenal urbano. A otros,  la vida les pone en su camino, ya no árboles, sino dardos  en busca de diana al que clavar aquel aguijón lleno de rabia y envidia.

Pero al final, se suele pasar factura.  La vida, los estudios, la familia, el trabajo….  Un final en que los galones se nos dan – o se les quitan- cuando a uno se le despide, con honores o sin ellos.

Y aún habrá quien buscará aquel árbol que se le ha cruzado, a último momento, en el camino hacia “su” gloria.
 
PUBLICADO EL 24 OCTUBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

"WASAPEANDO", QUE ES PRESENTE.

Aunque muchos piensen que es gerundio, lo cierto es que el intercambiar mensajes  por WhatsApp es presente, tan presente que incluso la RAE acepta incluir entre sus sustantivos una marca comercial, españolizar al enemigo lingüístico dirán algunos.
Y muchos deberían aprender de la RAE, no tan sólo gramaticalmente hablando –que de entre estos me incluyo- sino del mérito de supervivencia.  Lo que parecía ser un reducto del castellano antiguo con fecha de caducidad y togado de unos ancianos cargados de siglos de historia, se ha convertido en un motor que absorbe, degluta y da vidilla a una lengua, a un idioma, a un algo que nos une, como pensaría el hijo del Jefe del Estado en el Día de la Hispanidad, de España o de la Raza. Y del Pilar, vamos.
Y eso tiene de bueno el idioma español.  Un mismo día, tres festividades.  O cuatro.  Y es que ya no de nombres vive el español.  ¡Que de festividades también se vive!. Aunque eso sí, de cada vez menos, y muchas de ellas, a medias.   Como si con tanta crisis, necesitáramos las fiestas para recorrer los centros comerciales para si no gastar, al menos pasearse escaparates.  Que entre tantos, alguno nos seduce.
¡Como los móviles, vamos!.  Que sin ellos no wasapeamos.  Y hoy día, no wasapear es ser un bicho raro.  Como no tener internet,  no entender de fútbol y no llevar las últimas deportivas del escaparate de marras.  Y eso que la crisis marca terreno y los bolsillos tocan fondo en peores lodos que los conocidos.
Adolescentes y pre-adolescentes, niñatos todos  armados del artilugio  de marras, muchos de ellos sin saber conjugar un verbo ni conocer refrán alguno, hacen perdidas, se encuentran en foros, mandan mensajes de texto e inventan un nuevo lenguaje que retuerce  tripas a cualquier lector atrevido.   El wasap al menos, aligera la carga negativa.  Es gratuito, o al menos ya no tiene uno sorpresas con ellos.  Es universal por cuanto la edad ya no es obstáculo en el entendimiento generacional –un corrector ayuda lo suyo-.  Y es rápido, llamativo, de moda, vamos.
Desconozco si hay más.  Si hay más lenguas, vamos. Idiomas, dirán.  Desconozco si este corrector que ayuda al entendimiento entre generaciones lo habrá en català, euskera, galego o polaco.  Y si no lo hay, seguro que lo habrá.  O lo inventará algún emprendedor de estos tan de moda.  Que al final, de tanto repetirlo, la moda y los políticos son los que ganan.

Otros añadirán que los que ganan son los que están tirando de los hilos.  Y no precisamente de la telefónica.

PUBLICADO EL 17 OCTUBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

¿QUÉ SOY? ¿QUIÉN SOY?

Sin llegar a alcanzar niveles filosóficos, la pregunta que me hizo Vanessa tras la foto de rigor, me llenó de dudas. El qué poníamos en la tarjeta de presentación que tenía que acompañar la fotografía en el nuevo “Es Diari” me complicaba la existencia.  Ortega Gasset diría “soy yo y mi circunstancia”.  Pero las circunstancias pueden ser muchas, y no sólo la profesión de uno.  O los estudios. 

 En la de presentación uno pondrá su cargo. Y los estudios y demás títulos de la colección los dejará uno para el currículum vitae.

Otra cosa serán las necesidades de disfrazar o de adornar el  déficit de uno.  Un abogado en paro no se presentará como un desempleado sino como un licenciado en derecho.

Me viene a la memoria una anécdota de aquellos meses de mili. La de un  valenciano y trabajador en una gasolinera que se  presentó como técnico energético.   Cuando el capitán se interesó por los años de carrera, el mundo se le derrumbó. Y es que uno puede ser enfermero y  diplomado universitario en enfermería. O barrendero e ingeniero urbano.  Pero eso es lo de menos.  Los problemas aparecen cuando a uno lo han hecho allí  mismo y no a sí mismo.  Y de estos también haylos.  Y además se lo creen.
Igual pasa con los empresarios. Para algunos no vende lo mismo ser dueño de un taller mecánico, que empresario de la automoción, o  ser emprendedor.  Y aquí, con tanta crisis y tanto despido, el empresario despide y al emprendedor lo financian.

Bajemos de las ramas y volvamos al tema. ¿Qué diría mi tarjeta de presentación?  La respuesta me fue difícil y tuvo que esperar la repesca.  Decir funcionario, como solía decirse antaño –o incluso disfrazándolo de función pública-  ya no sólo no vende, sino que estás en el punto de mira de cualquier disparo.  Decir que eres un “toca-pelotas”, también pasó a mejores tiempos.  No en vano, estos sesenta y siete meses que te faltan para prejubilarte te aconsejan circular a ralentí y no adentrarte en aventuras románticas de épocas más jóvenes.

Librepensador.  Eso sí, sin connotaciones anarquistas y demás calificativos revolucionarios, que en algún momento se les hubiera atribuido como corriente filosófica.  Decir lo que uno cree que puede decir, pero convencido de ello.  De propia cosecha, vamos.  El ser capaz de criticar el sistema con que se pretende implantar el TIL y a la vez criticar las maniobras políticas de quienes se oponen.  De ir por libre por la vida, vamos.  Con circunstancias, sí, pero las mías, las propias.  No las inventadas por los demás.


Libre y pensador.  Y que  cada uno piense como quiera: unos lo harán en inglés, otros en castellano y algunos otros en menorquín.   ¡E incluso los habrá  en catalán!

PUBLICADO EL 9 DE OCTUBRE DE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

FEDERICO Y MÔ-TIL

Para quienes desconozcan los orígenes de don Federico, recordarles que es maestro jubilado y su aparición en estas páginas lo hizo de la  mano de la Ecuación del Carro, emulando a Platón. ¡Y de eso ya hace más de una década!.  Su compañera de viaje, de tertulia, de página  y por qué no, su amor platónico es Mô, la Mô nuestra, la que se encuentra en el puerto y la que perdura en boca de todos sin embate de haches ni otras guerras lingüísticas.  Y de tanto en tanto, Federico hace acto de presencia.

Esta vez la causa ha sido el tan cacareado tema del TIL. Y Federico no es ni político ni correcto.  Le gusta la filosofía del TIL, pero no le gustan  las formas con  las que quieren implantarlo.  Tampoco le gustan las formas con las que quieren combatirla.  Falta diálogo y entendimiento.  Y para Federico, este empecinamiento dañará la imagen de los gestores de lo público.  Durante años, cargos políticos carentes de todo conocimiento en la materia que dirigían, se han mantenido al frente de su cargo implorando que gestionaban recursos y no conocimientos. Y de una forma u otra, han ido capeando temporales y subsanando deficiencias.  Esta vez, no.

Para Federico el empecinamiento ha hecho que el muro se estrelle contra el cargo público. O al revés.  No es profesional, ni lógico, ni mucho menos proveniente de unos padres, la forma en que al parecer se quiere implantar el TIL. Y Federico lo tiene muy claro.  Si no se sabe inglés, ¿cómo se le va a enseñar otra asignatura en inglés? ¿No habrá pensado alguna mente pensante de que si aumentaran las horas de lengua extranjera, tal vez el resultado fuera mejor y más útil?.

También es cierto que el TIL no sólo habla de inglés.  Pero allí es donde duele. Allí es donde todos los padres  del abanico político se posicionarán en contra.  Otra cosa es que amplíen el número de contenidos en castellano o que se reduzcan los de catalán.  Que al menos, tanto el catalán como el castellano, lo dominamos.  O al menos esto dicen la Constitución y el Estatut.  Y si es pequeño y se deja, más aún.

Y además del inglés, la cazuela la vamos llenando de más ingredientes, que si material, que si recortes, que si personal, que si…, y allí tampoco está de acuerdo Federico en la forma con que se utiliza al alumnado y a sus padres.  Que la educación es un todo, sí.  Que la enseñanza es un derecho, también.  Pero las medias verdades, no son medias mentiras. Son mentiras, engaños, manipulaciones en palabras mayúsculas. Y Federico se enoja.

Federico no concibe que la dirección de un centro escolar instigue a los padres a que durante las jornadas de huelga se abstengan de llevar a los hijos al colegio.  Federico no acepta tampoco que esta instigación venga acompañada de la amenaza desvelada –ya no sería la primera vez que ocurre-  de dejar durante toda la jornada de huelga a los alumnos en el patio sin posibilidad de entrar en las aulas,  para presuntamente, eso sí, provocar un desistimiento en futuras jornadas.  ¡Y eso que los servicios mínimos aumentan!. ¿Qué labores van a efectuar los profesores que estén nombrados en servicios mínimos?.¿Se imaginan una huelga de médicos, enfermeros y celadores, en la que los servicios decretados como mínimos no hicieran su trabajo y sólo contemplaran cómo se retuercen de dolos sus pacientes? 

Y Federico se pregunta ¿por qué los equipos directivos de los centros que no están de acuerdo con las directrices nada lógicas que se emanan desde la Consellería, no dimiten de sus cargos y evitan tener que dar las órdenes para su aplicación?  ¿Por qué no hacen que sean los propios padres quienes se alcen en cólera, cuando en la primera evaluación  observen  que el noventa y tanto por ciento de los alumnos han suspendido la asignatura impartida en inglés?.

Para Federico, la solución no es difícil, pero costará tomarla.  Costará tomarla porque la solución necesita de una cabeza.  Y esta no será ni  inglesa, ni china, ni rusa.  Ni turca tampoco.  Tiene que ser la cabeza visible de todo este embrollo.  La titular de la consellería, sin duda.  Una vez dimitida o cesada, se podrá  retomar las negociaciones e implantar si se quiere más horas de inglés, chino o ruso, y plantearse nuevas anualidades para su implantación y nuevas fórmulas. 

Y ya que estamos, sería buen momento para que estas mismas direcciones que se han posicionado en contra del TIL, estos mismos grupos de profesores y de padres, se posicionen  por las necesidades de más  profesores de refuerzo, más atención a las necesidades educativas y a tanto fracaso escolar. 


PUBLICADO EL 18 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

FRASES DE EPITAFIO

Tranquilos que no voy a recitar frases célebres que se inscribieron en las lápidas, aunque eso sí, muchos actos políticamente correctos  nos lo recuerden.  Desde que se inventó el término de “políticamente correcto” otro sambenito se nos ha colgado a nuestras espaldas.

            Diría que nos han colgado el término de hipócritas si no fuera que el mismo tiene la característica de ser un activo, mientras que la realidad es otra.  La realidad es que somos pasivos en cuanto al hecho de ejercer el raciocinio.  La frase ya lo dice: “Pensar es gratis. No hacerlo, sale carísimo”.  Más que hipócritas diría yo que pecamos de idiotas, con todas las letras y las entonaciones que queramos darle al término.

            Los epitafios de entonces ya padecían en según qué casos la hipocresía propia y la de sus familiares y seguidores. No en vano, necesitamos un recuerdo agradable hacia lo nuestro.  Pero de los nuestros, pasamos incluso a lo propiamente personal, intransferible, acuñado y revivido en vida; aunque para ello, necesitemos la manipulación, la complicidad  y el engaño del prójimo.

            Lo revivimos continuamente en prensa, radio y televisión. Y en cada acto público y privado. Y en el Facebook , Twitter  y demás inventos de la sociedad moderna en la que participamos.  Ya no son epitafios sino más bien titulares de prensa, frases colgadas y compartidas, entrecomillados….

            Marchas, despidos, ceses y jubilaciones engalanadas de hipócritas frases para que el ojo ajeno mantenga vivo lo que difícilmente ondeará tras su marcha.  Pregones a los cuatro vientos de las excelencias de un@, mientras la memoria particular siga alimentando aquellos desafortunadas actitudes de prepotencia y menosprecio al prójimo.

No basta con manifestar el amor a una tierra o a una dedicación, si quienes han convivido experiencias conjuntas, no lo ratifican.  El amor, la dedicación, hay que demostrarlo también con hechos.  La declaración colectiva no borrará aquel empujón particular ni por supuesto aquella prepotencia para con un camarero, pongamos por caso, o aquella frase tan desafortunada de las  aguas mayores y menores en nuestro mar.  La atenuará si cabe, pero no lo borrará de aquel disco duro inalterable.

            Y la hemeroteca seguirá allí, inalterable también.  No será suficiente un escrito o cientos  alabando a un personaje.  La historia rebuscará en el pasado y en las otras versiones. Pero para esto, el pasado necesita estar escrito.  Suplirá la amnesia colectiva con la búsqueda de otras historias anónimas, privadas… 

La colectividad renuncia en muchas ocasiones a conocer.  Necesita desconocer y ya le va bien que se les guíe.  Y es así, cuando lo publicado, lo escrito, sea falso o media verdad, pasa a ser cierto, si no ahora, tras décadas. 

            Y así nacen muchas leyendas, muchos hijos ilustres, muchos admirados.  Por engaño y con engaño.  Con y por idioteces de sus súbditos, y ahora, por sus “políticamente correctos” conciudadanos.

            Saber negar la versión oficial, saber decir lo contrario, es también otra forma de mantener el raciocinio sano.  Otra forma de hacer terapia en una sociedad enferma.

             Una buena acción, será  sólo eso, una acción.  Tres malas acciones, son solo eso, tres acciones.  Y en conjunto, un saldo en negativo.  Habrá quienes esconderán la suma total y vivirán para el recuerdo de lo positivo. Otros quienes habrán falsificado por activa y pasiva su historia oral y con ella tambaleándose, intentarán pasar a la posterioridad. 


 Otros, no necesitados de terapia, se retirarán en un ostracismo voluntario y sobre todo, recordado y vivido.  Sin duda, el mejor epitafio es el que perdura sin necesidad de estar escrito.

PUBLICADO EL 12 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.

ALLÀ VA, MÔ

Se suele decir que las fiestas patronales son momentos propicios para el reencuentro con antiguas amistades que con el tiempo pasaron a ser simples conocidos. La alegría, el alcohol y como no, las ganas y necesidades de fiesta,  propician que se den estos instantes de abrir las puertas de uno hacia afuera. 

Mahón acaba de vivir este momento tan esperado.  Esperado y necesitado. La fiesta ha invadido la calle, y ni las lluvias han podido apagar aquella llama interna deseosa de fiesta.  La identidad, el carácter y el buen hacer  del mahonés, curtida  y trabajada durante tantos siglos de historia, se ha dejado ver y transparentar durante la ya semana grande mahonesa.

Y digo bien semana grande porque las fiestas ya no empiezan ni con el pregón del día seis.  Empiezan  con las cenas de vecinos, con los recorridos históricos, con la reunión de la Junta de Caixers, la presentación de la revista de las fiestas,  del programa de fiestas, con las paellas, parrilladas  y demás actos populares que día a día van llenando nuestras plazas para disfrute de los propios y visitantes.

Y digo bien, visitantes, porque Mahón es un pueblo acogedor.  Un pueblo que por circunstancias históricas y por su magnífica conexión marítima  se ha abierto a otras culturas y ha adaptado lo mejor de ellas.  Y es acogedor porque se ha ido adaptando a los momentos actuales.  Tradición y modernidad, tan fácil y tan difícil a veces.  Tradición por el mantenimiento de la esencia de lo heredado, y modernidad por la adaptación de unos actos a criterios actuales.

La no discriminación para con los participantes en la colcada, ya no por imperativo constitucional, sino por el simple sentido común, es un reflejo de que la cultura mahonesa es abierta, sana y sobre todo actual.  Que la presidencia de la misma se ejerza por imperativo y representatividad de unas urnas, es sinónimo de popularidad, de democracia, de colectividad.  Que dicha presidencia la ejerza alguien que vive y trabaja en Menorca es simbiosis de vivir para y con el pueblo. Y si todo este carácter nos lo han provocado ideas venidas desde fuera, bien llegadas sean.

Y tanto nos da que se llame gin amb llimonada o pomada; como que se designe como Caixer Senyor o Caixer Batle a quien presida la colcada. Al final, lo que pretendemos es que nuestra fiesta sea nuestra, propia, y que de ella, la disfruten quienes quieran venir a disfrutarlas con nosotros.  Y tanto nos da ser los primeros o los últimos en celebrarlas. 

Y si nos da por celebrar la fiesta de Sant Joan con sus hogueras en su víspera, también las celebraremos y no por ello nos sentiremos ninguneados.  Y las celebraremos remontándonos a tiempos ancestrales, de origen pagano, por la llegada del solsticio de verano.   O por honrar a San Juan Bautista.  O por ambos motivos.

Y cantaremos “Es Mahón”, y en castellano, cuantas veces nos venga en gana y  “un senyor damunt un ruc” en menorquín, cuando nos plazca.  Y no por ello nos sentiremos copiados o espiados porque en algún otro rincón del planeta alguien cante “Es London” o “Es New York”.  Porque el mahonés ama la fiesta. La propia y la vecina.

Y tendremos pregón de fiestas como en tantas otras ciudades españolas sin que por ello nos sintamos copiones de otros.  Y tendremos “corregudes” y “darrer toc de fabiol”, porque nos gusta y así queremos que sea.  Porque eso sí, en las fiestas, somos soberanos.  Soberanos sin que reyes ni su corte nos impongan criterios de siglos pasados.  Vamos a la fiesta ataviados para la ocasión, pero sin menospreciar los adelantos del Twitter,  el WhatsApps y demás nuevas tecnologías, y no por ellos nos sentimos menos menorquines ni menos mahoneses.

Y no tenemos ningún perjuicio ni prejuicio en desearnos “sort i ventura!” porque esto es lo que realmente deseamos:  suerte, felicidad, ser afortunados.  Y nos lo deseamos a nosotros, y nuestros visitantes.  Porque somos y queremos ser acogedores y respetuosos.


Y todo ello, eso sí, sin pagar el coste de ningún copyright.  Ni cobrarlo, evidentemente.

PUBLICADO EL 10 SEPTIEMBRE 2013, EN EL DIARIO MENORCA.