LISTA DE PROPÓSITOS

Cuando uno se hace mayor, aquellas cartas con la lista interminable de regalos a los que uno optaba a  recibir por intersección de los Reyes Magos, se transforma en una lista de propósitos para el año venidero.  Propósitos de mantener la línea, de adelgazar, de ser más comedido en las expresiones, más tolerante, sociable…, suelen  encabezar la lista que -durante todo un año- hemos ido  anotando en nuestro disco duro.

No soy ajeno a esta tendencia, y también he confeccionado mi propia lista de propósitos. De buenos propósitos, claro, que los despropósitos ya vendrán por si solos. Pero cuando uno hace años que viene retrasando la crisis, ya no de los cuarenta, sino de los cincuenta, la tolerancia, la sociabilidad y lo políticamente correcto se esfuman tras escuchar dos telediarios.  O uno sólo si aparece algún perroflauta venido a más, o simplemente cuando el gobierno de turno se alía con corruptos y banqueros.

En los puestos de salida, este año figura que quiero aprender a ser políticamente incorrecto.  Vamos, que quiero aprender a dejar de ser hipócrita.  Suena diferente, pero es lo mismo.  Al pan, pan  y al vino, vino. E intentar no andarme por las ramas. Directo al cuello, al oído y a la vista.  Con el teclado y monitor como única arma.  Con los labios como único interlocutor válido. Con el desprecio y la callada como única respuesta.

También consta en los puestos de salida  mi intención de aprender a  volverme menos altruista, si es que alguna vez lo he sido.  O  a volverme más egoísta, vamos.  En nuestra sociedad el altruismo suena a carca y es hora de renovarse, de rejuvenecerse.  ¿Cuándo se ha visto que un altruista se beneficie de  objetivos materiales?  ¿Cuándo se ha visto que uno solo se alimente del aire que respiramos? El romanticismo murió hace años y ha vuelto a fallecer ahora con la generación espontánea de los círculos y el egocentrismo de éstos.

Y también aprender a ser prepotente.  Es hora de cambiar el rol.  La prepotencia es un don de los innovadores, que bien usado puede abrirte camino.  Es una tarjeta de visita, un perfil en el Facebook, un currículum adaptado.  Saber vender la moto, vamos.  El yo, yo y yo.  Y nada más que yo.

De momento sigo cuerdo –o al menos, no he empeorado-. De momento, mi intención es aprender para defenderme de toda la jauría humana que anda suelta a diestra y siniestra.  Arriba y abajo.  De momento solo eso, aprender.  Sumar enteros y experiencia, que lo siguiente –el ataque- ya vendrá solo.  

O acompañado.


Bon Any!

PUBLICADO EL 29 DE DICIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA

BOCAZAS

El diccionario nos define al bocazas como aquella persona que habla más de lo que aconseja la discreción.  Y España por desgracia –como en tantas otras cuestiones- conoce y padece bien este término.  Un término que debe venir de antiguo por cuanto incluso el refranero popular le dedica varios de ellos y bien conocidos desde temprana edad, como son los de que “en boca cerrada no entran moscas”,por la boca muere el pez”, “se coge antes al mentiroso que al cojo”.

Por la boca entran muchas enfermedades, y por ella, se transmiten, también.  Ahora, cuando todos estaremos pendientes del Gordo de Navidad - o “la Grossa de Nadal” para los más puristas del país-, no voy a hablar de bocas ni de enfermedades, o al menos de las que pueden tratar y curar los médicos.  Hoy toca el turno, a los  padecimientos de bocazas, que no es lo mismo. 

Padecimientos por cuanto no hay medicamento que los cure.  Y de bocazas, cada uno de nosotros conoce suficientes candidatos para colgarle tal definición.  Pero esta vez me siento ante el ordenador con una idea preconcebida.  Dos mejor.  Guardado en la memoria RAM aparece doña Esperanza, aquella profesional de lo público y de lo privado, a quien según parece,  su sueldo político no le da suficiente  para vivir.  Y lo triste del caso no es que lo diga ella, que ya la conocemos, sino que la noticia no venga acompañada de algún corregido por parte de sus jefes políticos o ni siquiera desde la oposición.  Vergüenza da, que nadie le tape la boca a quien llora con semejante desfachatez.

Pero voy a ampliar el abanico.  La otra idea preconcebida me viene del otro extremo del espectro político. Nada que ver con lo que dicen, sino con lo que –presuntamente- no dejan decir.  Ni círculos ni cuadrados ni esferas.  El jefe es el jefe y la democracia “interna” es otra cosa. Y uno ya piensa en qué democracia “externa” habrían fabricado los jefes de lo del círculo,  si Pedro hubiera sucumbido a los deseos de Pablo.  ¿Acaso creían algunos que Venezuela e Irán eran países democráticos? 

Hay cosa que no cuadra, y los círculos, menos, claro.  Puedo entender que gente  ya hastiada del sistema corrupto creyera en los cánticos de sirenas grabados en laboratorios, pero que un magistrado, un general, y demás especímenes de la cúspide de la sociedad se dejaran engatusar, eso ya cuesta.

Y más me costaría mantenerme en esta posición en la que, el final ya es de sobra conocido: Si abres la boca,  o te expulsan o te dan un beso en ella. 

Feliz Navidad.


Bon Nadal!

PUBLICADO EL 22 DE DICIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

HORÓSCOPOS

Por estas fechas la sensación que percibe uno  es la de dar  un acelerón y traspasar la barrera del nuevo año.  Aunque desconocido, siempre aupamos el deseo de que sea mejor que el que dejamos atrás.   Si las uvas, si algo rojo, si ventanas abiertas, si la iluminación a todas luces, un sinfín de variedades hechas tradición, que por si las moscas, pocos se escaparán de ellas.

Otra tradición son los horóscopos y los augurios de los videntes y asimilados.  Pura anécdota sin duda, y con mucho morbo si en ellos se habla de la monarquía o de la transparencia, las formas y el futuro político de Pedro y Pablo.  Pero eso son los pocos. La mayoría de ellos se referirán a los signos zodiacales, en la que entramos todos juntos, aglutinados en un mismo lote, como si la igualdad fuera real.

No soy adicto a los horóscopos por imperativo de uno mismo.  Reconozco que como el tabaco, el alcohol y demás drogas, el horóscopo puede ser perjudicial para la salud. También es cierto, que si uno de ellos se pone a tiro, una hojeada tampoco hace daño.  O no debería hacerlo, aunque tengamos la mosca detrás de la oreja.  Este año, ya ha caído el primero en mis manos.  El primero y el segundo. Y punto.

El primero que leí nos dejaba muy mal parados a los de Acuario.  Que si envidias, que si puñaladas traperas…  Era imposible que quien hubiera hecho aquellos acertijos nos deseara tanta mala suerte a todos los de Acuario. ¡Y durante todo el año! ¡Alguno tendría que sobrevivir a tan mala convivencia!, pensé.  Y por eso mismo leí también el segundo que se me acercó.  O simplemente lo fui a buscar.  Este ya fue más positivo.  O menos negativo, para no llevarnos a engaño.  En ese,  no nos mataba con un puñal clavado en la espalda.  O al menos, lo omitía. 

Esa omisión ya me dio suficiente vidilla para que el futuro no representara un problema añadido.  Ni la omisión ni la acción, para ser sinceros. Pero seguro que habrá personas  que necesitarán convencerse mucho más.  Y aquí estará el verdadero problema y el verdadero negocio.  Si al principio escribía de tradiciones, que si luces, que si uvas, que si prendas rojas, poco será el gasto invertido en la compra de uvas, gasto eléctrico, prendas de lencería, en comparación con el gran negocio –por no llamarle de otra forma más fraudulenta- que mueven estos adivinos de pacotilla.

Y digo de pacotilla, porque de ser buenos, no necesitarían trabajar. Con solo adivinar los números de la primitiva tendrían la vida asegurada. 


Y la de los demás.

PUBLICADO EL 15 DE DICIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

MENORCA ENVEJECE

Hace unos días se publicó en ES DIARI  que la población mayor de sesenta y cinco años casi igualaba a la población menor de quince.  Todo ello se desprendía del estudio “Diagnosi social de Menorca', elaborado por el Obsam.   Hasta aquí todo correcto.  Luego en el Menorca.info hubo comentarios para todos los gustos.  Que si no vamos a ningún sitio, que si Menorca está acabada, que si no hay futuro para los jóvenes…

La noticia me coge con los biorritmos en positivo.  Leo la misma noticia que TURandot, Ignatius, Cromapons, etc…, y pienso, diferente a ellos, que eso puede ser una buena noticia.  Eso sí, siempre haciendo una composición mental de que los políticos y los empresarios, ante una toma de decisiones, elegirán la que más beneficie a los menorquines.  Y al hablar de menorquines me refiero sin duda al pedigrí patrio, puro y duro.  A lo políticamente incorrecto, vamos.

Entiendo en esta composición mental  forzada,  que si la población en edad de trabajar baja unos enteros, habrá más posibilidades de que muchos de estos jóvenes y menos jóvenes menorquines, que no tienen trabajo, puedan acceder a este mercado laboral.  Eso sí, cualificados, preparados y con ganas.  Sobre todo con ganas.

No me preocupa el tema de las pensiones, porque independientemente de que nuestra población envejezca, las mismas no la pagarán sólo los menorquines, sino que saldrán del fondo del Estado.  También es verdad que España envejece.  La misma conclusión del silogismo podrá ser extrapolada en este caso.  Si reducimos el número de parados en España, el montante ahorrado en subsidios y demás costes del desempleo puede redundar en un aumento de saldo en  la hucha de las pensiones.  

Otra cosa es que el gobierno de turno se gaste el dinero en otras partidas, y no precisamente en la del mus.  Y aquí es donde deberíamos estar vigilantes.  Aquí y en muchas otras cuestiones, porque dejarlos solos, imposible.  Y a todos, todos, todos.

También es verdad  –más cierto que todo lo anterior- que se puede producir un efecto llamada.  Y aquí está el peligro real de la economía doméstica.  Si aumentamos la familia, y no aumentamos el número de pavos, el reparto del pavo navideño tocará a menos por boca. 


Y soluciones varias.  O engordamos a marchas forzadas al pavo, o compramos más pavos.  O que nos den gato por liebre y a menor precio.  Aunque lo más fácil y económico, reducir familia con derecho a comida y/o cena.  Para tíos,  primos, sobrinos y demás allegados, sólo café y pastas.  Y gracias.


PUBLICADO EL 8 DICIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

EL EFECTO BARBERÁ

El fallecimiento la semana pasada de Rita Barberá ha hecho correr ríos de tinta, litros de saliva y vaya uno a saber los terabytes de memoria digital.  Ha desencadenado la siempre presente dualidad entre el amor y el odio.  Sus amigos y sus enemigos comparten espacio con los indiferentes, con los leales y con los detractores.  Y sobre todo con los que se pusieron a ralentí y punto muerto.

Rita Barberá será sin duda  un personaje histórico para Valencia, para el PP y ahora ya, para la historia reciente de España.  Para Valencia y para el PP, una gran referencia.  Lo demuestran las muestras de cariño que se han expresado en la ciudad en que gobernó durante casi un cuarto de siglo y en algunas voces críticas de su partido.  Para el resto, será la demostración de un  trabajo bien realizado, pero eso sí, con presuntos métodos tal vez no ajustados a lo deseable.  A lo políticamente correcto, por no decirlo de otra manera.

El fin no tiene por qué justificar los medios. Y menos en la cosa pública. Y  mucho menos con el dinero de los administrados.  Rita Barberá  se ha llevado su verdad a la tumba.  El resto, ya serán otras verdades.

Su muerte nos ha enseñado también, la falta de sensibilidad en ciertos personajes políticos.  Simples representantes de los ciudadanos en aquel edificio madrileño, en los que,  o bien la presunción de inocencia no está presente en su concepción de democracia, o sencillamente que la necesidad de dar la nota es la única de sus opciones para hacerse publicidad.  Y más aún cuando los escándalos de corrupción también pueden salpicar sus filas.

Soy del parecer de que si la justicia la ha llamado a declarar es porque indicios debe de haber. Soy de los que piensa que a la justicia le cuesta moverse y mucho, cuando el investigado tiene cierto pedigrí político. 

También soy de los que opina que la justicia española podría mejorar.  Podría y debería mejorar  y mucho, como tantas otras  cosas, pero claro, quienes deben impulsar esta mejora están dentro de aquel edificio custodiado por leones.  Y ya se sabe, “ande yo caliente  y ríase la gente”.

Pero Rita y su caloret faller  en pocos días pasó a la historia, periodísticamente hablando.  Fidel Castro va, y se nos muere en la misma semana. La portada cambia de titular. Quien también cambia es nuestra  extrema izquierda revolucionaria y populista, aquella misma que daba la nota con Rita Barberá, se decanta ahora casi por canonizar a Castro.  Suerte que en los altares mandan otros.


Si vivim coses veurem!

PUBLICADO EL 1 DE DICIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

DANDO LA NOTA

DOminar la escena parece ser el medio para conseguir el fin.  Atrás quedaron aquellos ensayos de laboratorio y aquel programa hecho a golpe de encuestas y estadísticas.  Apostaron al caballo ganador y  subieron al pódium, pero en comparsa.   

REcordaremos durante años a la diputada con la criatura en una sesión constituyente.  Necesitaban chupar, entre otras cosas, cámaras que inmortalizaran aquellas notas discordantes, aquellas rabietas infantiles, más cómicas que trágicas.  Y allí desentonaron de nuevo.  Poc@s  son quienes pueden llevar a los críos al puesto de trabajo.  La casta, sí.

MIrarán  y pasarán lista.  Les jurarán amor eterno con beso incluido o todo lo contrario.  Y la foto, sin movimiento alguno.  Quien se mueve, se expedienta, se expulsa, se margina.  Esa es la libertad de los círculos que no  llegaron a la cuadratura. Ni círculos, ni circunferencias ni esferas.  Más bien, tridentes con cola incluida.

FAcilitar la ruptura de todo lo conocido y por conocer, sólo por poder liderar un nuevo orden, una nueva casta, un nuevo pensamiento único, es lo que han llegado a transmitir a las conciencias de los indecisos. Y eso asusta. Y mucho. Basta recurrir a la historia para salir corriendo y sin mirar atrás.  Ellos, no.  Asumen nuestro riesgo y nos animan a que nos lancemos al vacío, eso sí, con fe ciega a los dictados del líder.   Cada vez más,  a uno le da la sensación de que  adquieren  semblanzas de secta.

SOLamente se llegará a la gloria mandando al resto al infierno, le da a uno a pensar.  O convirtiéndolos a su doctrina y a su fe.  Luego, si no hay adversario, si no hay diferencia ¿dónde está la diversidad y pluralidad entre los ciudadanos?

LA última escena teatral, la del presunto desaire a la institución que ostenta la jefatura del Estado. Tampoco fue para tanto, es cierto. Pero buscaron cámaras y micrófonos para que quedara registrado. Necesitan público y ser noticia. ¿Qué ocurriría si en alguna ocasión llegaran a ser poder y alguien les hiciera el mismo desaire que ellos practican?

SI alguna vez lo consiguen, tendremos que replantearnos muchas cosas. Primeramente, renegar de lo dicho y escrito.  Refugiarnos en algún parte médico que nos haga merecedores de un trastorno mental transitorio y de una fuerte depresión post electoral.  Y aun así, no creo que nos valga de atenuante, y mucho menos de eximente.


DOy aquí por terminado este escrito en el que, queriendo,  he dado la nota al inicio de cada párrafo, amparado eso sí, por  un certificado médico.


PUBLICADO EL 24 DE NOVIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

SIN PIEDAD

Uno intenta adaptarse a las circunstancias, aunque sea por puro instinto de supervivencia.  Sumisión, dirían unos.  Inteligencia, dirán otros.  Ni lo uno ni lo otro.  El pasar desapercibido algunos lo aprendimos con el ejemplo de nuestros padres.   Los consejos paternos en aquellos tiempos eran como libros de consulta al que acudir ante cualquier duda.

Hoy día los padres también damos consejos.  Distintos consejos, según haya sido nuestra experiencia de los que recibimos.  Nada de dar la otra mejilla sino todo lo contrario. Que marquen territorio.  Es la jungla.  Es la ley del más fuerte.  Y es que así lo hemos ido aprendiendo durante nuestra edad adulta.

Sin duda, el carácter menorquín ha muerto.  Otras culturas, la peninsular,  principalmente, nos han enseñado que no hay que ser, ni aparentar, ser buenos. Que el futuro es de quien, ya no innova, sino de quien se atreve.  Atrevidos, vamos.  Y en todos los sentidos.  Nada tiene que ver con el tópico de emprendedor.  El atrevido a quien me refiero en este escrito es quien sería capaz incluso de renegar de sus padres si con ello alcanzara sus objetivos.

Ejemplos tenemos a mansalva.  Tanto profesionales como aficionados.  Y de cada día más.  El bien común queda relegado a una segunda o tercera posición, si con ello se logran los objetivos personales.   Eso sí, con luz y taquígrafos.  Y ante las cámaras.

Pedro Sánchez reniega en televisión de propios y extraños. De empresarios que en su día le sirvieron y que ahora le han dado la espalda.  Los populistas –que no populares- mantienen las costumbres de las dictaduras  sudamericanas en cuanto a la forma de aplicar la democracia interna y las subvenciones hacia ellos mismos.  Y la casta gobernante sigue a la expectativa del adversario. Y con las tijeras afiladas.

Pero algo tienen en común todos ellos.  No tienen piedad.  Ya no doce hombres y mujeres. No. Muchos más.  Los suficientes para sufragar sus intereses. 

Uno ya espera volverse a quedar sin paga extraordinaria,  adoptando a algún extraño en su vida por aquello de dar cobijo a los movilizados, y como no, quedarte sin la paga de jubilación porque algún banquero hizo mal sus deberes y compró demasiados yates.  Y todo ello,  por imperativo legal, por el designio de unas urnas, y como no, por las influencias de quienes gobiernan sin haber sido elegidos.


Y luego nos alarmamos cuando figuras como Donald Trump puedan lanzar una bomba atómica.  Y más nos deberíamos alarmarnos cuando gente nuestra, le manifiesta su apoyo.

PUBLICADO EL 17 DE NOVIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

GUERRA A LOS DEBERES

Ahora le toca el turno a los deberes.  Y miren que en esto, estoy de acuerdo.  En parte.  Los contrarios argumentarán que resta tiempo para la convivencia y conciliación familiar y para las demás actividades que se programan para el correcto desarrollo del menor y no les faltará razón.  Quienes están a favor, en cambio, dirán que los mismos favorecen unos hábitos de estudio, constancia y como no, de disciplina hacia la superación.  Lo cierto es que ambos, tendrán razón.  O parte de ella.

Es hora pues de la negociación, de entenderse y como no, de llegar a acuerdos.  De dejar posiciones e intereses políticos y centrarse en los aspectos positivos y beneficiosos del menor. Esta negociación, diálogo y convivencia que intentan inculcar desde la escuela a los alumnos, será la que necesitarán los adultos para llegar a buen término, no ya solo esta cuestión sino todo lo relacionado con la enseñanza.

Digo enseñanza y no educación a propósito.  Los padres, y por ende la sociedad, ha dejado en manos de las escuelas incluso temas tan esenciales como puede ser la educación.  Y viceversa.   Actualmente da la sensación de que las escuelas parodian las repúblicas independientes de IKEA, donde compras el producto y lo monta uno mismo en su domicilio.

Los centros de enseñanza venden el producto, y uno mismo lo encaja con ayuda propia o ajena, en casa.  Descuadrado, embalado o acertado, quedará en aquella habitación, para uso y disfrute de uno mismo.  Y mañana más. 

¿Falta tiempo o sobran contenidos? ¿Sobran ratios o materias?  Aquí cada uno hablará desde su perspectiva, desde su punto de vista, desde sus intereses.  ¿Y qué decir de los horarios lectivos? ¿Qué decir de tantas semanas de vacaciones? ¿Qué decir de la religión y sus sucedáneos?

Una disminución de los ratios, mejoraría la dedicación a los alumnos y la reducción de profesores en paro.  Un aumento de las jornadas lectivas propiciaría que las materias no tuvieran que condensarse en tan poco tiempo y las prácticas de los deberes pudieran realizarse en clase.  La eliminación de la religión y sus sucedáneos de las escuelas, propiciaría ganar tiempo para la enseñanza y no para el adoctrinamiento. Y así sucesivamente.

Ahora bien, ¿quién es el chulo que aprueba una ley uniforme para toda España? ¿Quién se atreve a quitar la religión –y sus sucedáneos- de las escuelas? Y como no  ¿quién se atreve a ampliar el número de  jornadas lectivas sin que los sindicatos se les tiren al cuello? 


¿Bajar el listón o mejorar la enseñanza?

PUBLICADO EL 10 DE NOVIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

COLETAZOS ESTÉRILES

Viendo los debates de investidura, se observa claramente que sus señorías no se amagaban en sacar lo que llevan escondido en su interior.  Insultos, provocaciones, amenazas latentes, y eso que tanto unos como los otros no tienen mayoría, y lo que se intentaba era convencer de que no era tan malo lo que relucía tras la reforma estética de la fachada.

Pero la fachada no basta.  Aun así, será factible crear una mayoría silenciosa si a pesar de aquellos coletazos  estériles desde el atril, la voluntad de diálogo y negociación supera a la de la imposición.  No obstante, los coletazos del título de hoy no serán de cariz  político.

Vendrán desde otro atril, eso sí.  La fecha parecía buscada a propósito por algún asesor de éstos que suelen dirigir los destinos de los demás.  Se aproximaba la fecha de la festividad de Todos los Santos, y aparecen unos clérigos y nos anuncian que no están de acuerdo con que las cenizas de los difuntos se esparzan por cualquier lugar.  Que las cenizas tienen que estar guardadas en lugar sagrado. Y punto.

Por un momento recuerdas aquella tradición de los judíos de enterrar a sus seres queridos con los pies hacia el Monte del Templo, para que una vez resucitados no se confundan de camino.  Como la de los musulmanes enterrados en el exterior de la puerta Dorada para impedir la entrada del Mesías.  Podríamos también retroceder al tiempo de los sarcófagos con sus rostros tallados, no fuera que el alma se equivocara de cuerpo.

Los clérigos no han llegado a tanto, pero han dejado su granito de arena.  Hay que reconocer que de avanzar, avanzan.  Hace ya algunas decenas de años, cuando en España se legisló en el sentido de que de no constar deseo en contra, éramos potenciales donantes de órganos tras el fallecimiento,  hubo cierto sector religioso que inició una campaña en contra de esta universalidad en la donación.  Para este sector, en el momento de la resurrección el cuerpo debía estar completo.  ¡Como si los gusanos no se lo hubieran comido ya!  Ahora, incluso se acepta la incineración, como mal menor.

Pero aún habrá que avanzar más.  Primeramente con la festividad de Todos los Santos.  ¿Por qué no unificarla con la de los fieles difuntos? ¿Acaso se pretende la discriminación de clases? ¿Por qué no  pasar la fiesta civil al segundo?


Y hablando de discriminaciones ¿acaso no lo es el que los restos de Adolfo Suarez, reposen en el interior de una catedral, mientras los demás tengamos que conformarnos con un nicho de cementerio?  ¿Y los reyes?

PUBLICADO EL 3 NOVIEMBRE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

SALUD DEMOCRÁTICA

Donald Trump dice que aceptará el resultado electoral si él es el ganador. Es el “si y sólo si” matemático, pero en versión política. O lo que es lo mismo “quien no está conmigo está contra mí”. Pero no crean que Donald Trump se lleva todo el protagonismo, no.  En España, de imitar a las Américas, sabemos un montón.

Digo Américas porque tanto nos da imitar a la del Norte, como a la del Sur.  Hasta ahora comparábamos a Pablo y a su proyecto de laboratorio con la dictadura de Hugo Chávez  y  de Nicolás Maduro.  Ahora, tras la “salud democrática” con la que el líder de la formación de laboratorio tildó a la irrupción  de un grupo de fascistas con caras tapadas en la universidad, uno también mira al Norte.  Y más concretamente, al ideario de  Trump.

No me gustaría vivir en la Venezuela de Maduro, ni en un hipotético EEUU de Trump.  Si algo nos caracteriza a quienes nacimos en los sesenta en familias en las que no se hablaba de política, es sencillamente el esponjamiento con que hemos ido viviendo cada etapa de nuestra vida.

Nos hemos fabricado nuestro propio ideal recogiendo de un lado y de otro, sin imposición  alguna y libres de toda intoxicación. Crecimos rellenando nuestra cesta con todo lo que creímos acorde a nuestras necesidades, satisfacciones, y por qué no, con la belleza del entorno, nuestra parte de moral y también nuestra concepción de lo ético.  Y si en algún momento de este camino que recorrimos y seguimos recorriendo, hemos creído – o aún creemos- oportuno despojarnos de parte de nuestro pasado, atrás quedará,  en la cuneta de antes, o sencillamente en el contenedor de reciclaje de ahora. Y a eso sí que le llamo salud.

Los ensayos son necesarios en las comedias teatrales y para todo quien vive en un escenario.  Del mismo modo, los laboratorios  fracasarán en muchos de ellos hasta que algún día, por chiripa, por constancia, pero principalmente por estar en la senda del buen camino, lograrán el producto.  En el camino dejarán muchos fracasos y muchas cobayas mutantes.   Algunas veces será el vaso de precipitado, la probeta o quién sabe si el serpentín, el motivo del fracaso, pero en otras, sencillamente será que no había producto, o que la senda no era la adecuada.

Uno ya ha perdido algunos conceptos.  Uno ya no sabe si para los populistas, los españoles somos simples ratas de laboratorio, si somos meros espectadores de una comedia teatral, o simplemente potenciales seres destinados al  sacrificio hacia una nueva deidad.


Y eso, de saludable, poco.


PUBLICADO EL 27 DE OCTUBRE DE 2016

SIAM LLORA

Pues sí, el reino de Siam llora.  Sus súbditos, más bien.  Algunos de ellos, diríamos mejor.  Por un momento me acordé de aquella televisiva larga cola que esperaba para desfilar delante del cadáver del Caudillo.  Y  uno, con la perspectiva de la lejanía tanto en el tiempo como en la distancia física, no puede evitar que se le escape una sonrisa.  Una sonrisa burlona, claro está.

Son diferentes culturas.  Y sobre todo, diferentes épocas y ritmos de vida. Mientras por aquí estamos cuestionando verdades y mentiras en clave filosófico-religioso, mientras intentamos negar posibles existencias divinas, por aquellas tierras de sonrisa perenne lloran la muerte de su rey investido de deidad.  Un rey quien, para sus súbditos, se encerraba en el laboratorio y modificaba semillas para así hacer más próspera su nación, eso sí, mientras el heredero –ahora rey- iba de flor en flor.

Lo  que uno ya no sabe, ni los noticiarios del NODO tailandés han explicado, es si aquel desafortunado obrero que en su día hiciera un comentario sarcástico sobre la mascota real -y que sufrió castigo por ello-, se encontraría entre quienes lloraban la muerte de Rama IX o estaba simplemente con los otros.

Y los otros, aquellos que no tienen por qué ser del amarillo –ni del verde gobernante-  también deben existir.  Como nosotros, algunos españoles y asimilados, que ni siendo rojos, ni azules, ni morados ni anaranjados, ni mucho menos estelados, también existimos, aunque de momento permanezcamos acallados y en silencio.

Me imagino la también sonrisa burlona –sarcástica, por qué no- de estos otros que desde el exterior, ante  la visión de algún noticiario documental nuestro, deben poner.  Porque España puede que no exista para los españoles y asimilados, pero en el exterior seguro que existe y también provoca incredulidad al comprobar cómo, por mucha corrupción, por mucha mentira, por mucho que el Banco de España diga que debe lealtad al Gobierno de turno, seguimos prestando pleitesía a una deidad corrupta y a unos candidatos y a unos  representantes potencialmente defectuosos.

Y no tan sólo les prestamos pleitesía sino que incluso les pagamos sus retiros dorados, sus paros forzosos, sus viviendas, sus potenciales vicios y  como no, sus viajes.  Y todo eso que para nosotros es normal, que de ninguna manera  nos causa sonrojo alguno y sólo recibe la callada por respuesta, para ellos les debe también causar una sonrisa burlona.  Una carcajada, más bien.


Para llorar, vamos.  Y sin cuerpo presente.


PUBLICADO EL 20 DE OCTUBRE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

PABLO, EL ……

La semana pasada “Pedro, el empecinado” ocupó título y cuerpo en esta misma columna.  Hoy, por aquello de compartir santoral y destino en lo universal, le ha tocado el turno a Pablo.  Estaba tentado en titularlo “Pablo, el frustrado”, pero las alarmas se me han disparado.  Y por eso mismo, por miedo, he suprimido apodo o calificativo.  Lo he sustituido por unos puntos suspensivos y dejo al libre albedrio del lector, la propia conciencia del pecado.

Pecado, castigo, miedo. Miedo, sí.  Pablo y Podemos, -vaya por Dios, PP- me dan miedo. Y Pablo mucho más.  Sus formas me parecen alejadas a lo que entendemos por democráticas y más ahora cuando se habla de tomar la calle para conseguir sus objetivos.  ¿No sería más democrático hablar de ganar las urnas?

“La calle es mía” dijo Fraga en una ocasión.  Podemos, en más de una.  Y de cada vez, más.  Y Pablo se enfada.  Se enfada con los socialistas que no han sucumbido a sus intereses. Se enfada con los socialistas que han elegido primero España, y luego su regeneración.  Da la sensación que se enfada con todos quienes no piensen como él. Y eso también asusta.

Hoy el ideario es blanco, mañana verde y el próximo puede que sea amarillo, parecen ser las consignas. Un ideario a salto de mata, a toque de estadística o de vaivén de las agujas del reloj del laboratorio ¿podemista o podemita? Ni en eso hay acuerdo.

El frente popular de la izquierda que tanto aúpa en sus intervenciones, también da miedo. Por ser frente y por ser popular.  Y mucho más por la memoria histórica.  Que no todo se borra por decreto  ni quemando libros en las bibliotecas.

Atrás quedó la promesa del subsidio de seiscientos euros por cabeza si ganaba las elecciones. Las primeras, claro.  Que en las segundas, nada de nada.  Las circunstancias ya eran otras y el público ya estaba publicitado.  Como su señoría Bescansa, que en la segunda sesión ya encontró acomodo para su criatura.

Y eso es frustrante.  Si no para el líder, sí al menos para los sujetos pasivos, necesitados del guía espiritual y político  que les indique el camino a seguir en cada momento.  Por un momento me imagino un panal con su reina.  Y no quiero volver la mirada a la memoria histórica y a los líderes de aquellos años treinta.  Ni a los de Venezuela actuales. 


A estas alturas uno ya no acierta.  ¿Frustrado, frustrante o ambos? El destino es universal, limitado también. Limitante, más bien.  Tóxico, sería otro concepto a valorar, a tener en cuenta. Pero no, simplemente, asusta a algunos.

PUBLICADO EL 13 OCTUBRE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

PEDRO, EL EMPECINADO

No es natural de Castrillo de Duero como sí lo fue Juan Martín Díez, pero seguro que si no la historia, al menos  la Wikipedia le dejará un hueco para el apodo.  Si a Juan Carlos I lo apodaron “el breve” y duró casi cuarenta años, qué no van a decir de Pedro, que no llegó siquiera a poder institucionalizar los funerales de Estado en las muertes por violencia de género.

“No es no”, repetía como niño de parvulario. Pero la política no se aprende en las escuelas sino en el difícil trago de la vida misma.  “No es no”, pero con matices, según sean los intereses.  Según sean las necesidades.

Pedro lo sabe, seguro.  Pero sus intereses, sus necesidades, incluso sus valores no eran unánimes con el resto de sus compañeros de partido.  Ni por supuesto, de sus votantes. Transmitía la sensación que su único interés, su única necesidad, era presidir el  Consejo de Ministros.  O eso, o ser el próximo inquilino de la Moncloa.

Su repetido “no es no” lo traducía para sí mismo como “o presidente o Moncloa”, y el precio, el que fuera.  Pactar con Podemos sentado sobre una  bomba de relojería  o independizar a Cataluña, no tenía por qué ser problema.  O al menos, así se podía interpretar. 
 
Y no tan sólo España estaba en juego, sino también el propio PSOE.  Las centenarias siglas se veían amenazadas desde su flanco izquierdo por un partido de laboratorio.  Y en vez de presentar batalla, se dejaba cortejar. ¿Será por aquello de no haber alcanzado la edad crítica de los cuarenta y cinco años de la Bescansa?

Calculó mal su fuerza.  Intentó que el PP desalojara a Rajoy de Génova y de la Moncloa, pero la pelota volvió a su tejado.  Habló de democracia interna y utilizó la militancia en su favor, pero maniobró con mano firme en la cercanía. Como Iglesias en la búsqueda de la cuadratura de sus círculos.

Democracia y autoridad es una dualidad difícil de compaginar cuando el interés común se ve intoxicado por intereses y  empecinamientos mal calculados.

Anteponer los intereses personales por encima del futuro del PSOE no es de recibo. Anteponer los intereses personales por encima del futuro de España, roza el juzgado de guardia.  Y así lo ha entendido parte de la militancia, y parte de sus cuadros.  El problema es la otra parte: la del espectáculo.


La del espectáculo que ofrecieron algunos de sus seguidores en las puertas de Ferraz.  ¿Es necesario llegar a la agresión para imponer sus ideas? ¿Es esa la forma de gobernar que pretenden imponer con sus potenciales aliados a su izquierda?


PUBLICADO EL 6 DE OCTUBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

CADA COSA POR SU NOMBRE

Debo reconocer –y que no valga de precedente- que estoy de acuerdo con una de las últimas decisiones de la alcaldesa de Madrid.  Dice doña Carmena de que al cliente de prostitutas hay que llamarle “putero” y no cliente. Luego, sigue su lista de nuevos términos y suaviza el vocablo de las susodichas con el término de “mujer en situación de prostitución”. 

A eso, y atendiendo al origen profesional de la primera autoridad, le añadiría el término de siempre recomendable otorgamiento de  “presunto” o “supuesto”.  Pero estos presuntos y supuestas  hace tiempo que están en el candelero.  Hubo incluso un tiempo en que los términos se suavizaron y se actualizaron de tal manera, que incluso las profesionales fueron denominadas como “trabajadoras sexuales”.  Así, con este término, Hacienda podría cobrar el IVA y la SS dar de alta a nuevas cotizantes. Eran tiempos en que aparecieron nuevos términos profesionales, tales como los ingenieros urbanos, ingenieros energéticos y sobre todo, los asesores políticos. Pero el asunto es más serio. Mucho más serio.

Se trata, valga la redundancia, de la trata de personas.  De blancas, como se diría en un principio. En la mayoría de las veces de un contrabando, de un secuestro, de una esclavitud.  ¡Esclavitud en pleno siglo XXI! Y nadie hace nada, por mucho que doña Carmena cambie el término con que referirnos. Cruzan fronteras y pese a tanto cacheo aeroportuario y amenaza yihadista, nadie detecta nada.

Somos capaces de prohibir las corridas de toros y no tardaremos en castigar a quienes se atrevan  aplastar a una cucaracha, y en el caso de estas señoritas en presunta situación de prostitución, no sabemos si afiliarlas a la Seguridad Social para que coticen a efectos de pensiones, IVA y el IRPF, o por el contrario, liberarlas de esta esclavitud.

También  es de suponer que, no todas deben estar esclavizadas.  Y que de las que presuntamente no están esclavizadas, en algunos casos, su sueldo debe superar el salario mínimo, que presuntamente tampoco se debe declarar.  Así puestas las cosas, habrá que liberar a las primeras, y legalizar a las segundas.  Porque liberar a las segundas me parece una tarea un tanto difícil, a no ser que doña Carmena –y sus homólogos- dediquen un presupuesto un tanto abultado para una reubicación profesional y sobre todo, de mutuo acuerdo.


De no producirse este último paso, la guía en cuestión debería de volver a actualizar sus términos. ¿Volverán a sus nombres primitivos o estos quedarán proscritos para siempre?


PUBLICADO EL 29 DE SEPTIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

RELEGADOS

Relegados, y al mal tiempo añadiría.  Llega el fin de la temporada estival, de los negocios turísticos, de la explotación y masificación de playas y carreteras, y el invento que en su día alimentó el aplazamiento de cierre, sigue funcionando.

Los prolegómenos de los viajes del IMSERSO vuelven a ser portada. Chubasqueros y paraguas se dispondrán de nuevo para invadir calles y mirar mostradores. Es lo único que les dejamos.  Parece que lo nuestro –nuestros mayores- los relegamos a lo que nadie quiere. Frio, viento y agua.  Y además, no lo hacemos por ellos, sino porque la economía aguante un poco más.

Porque los viajes del IMSERSO sirven para eso, para alargar la temporada y así  reducir el coste del desempleo durante unos meses. Y las estadísticas, claro. Y como no, dar negocio a algún mayorista de viajes y a algunos empresarios hoteleros.

Y si con todo ello, se puede además contentar a jubilados y asimilados con algún viaje a bajo precio, mejor que mejor, aunque alguna presión arterial se vea alterada.

Y no tan solo son los jubilados quienes quedan relegados, sino también los menorquines en todos los aspectos. Con la excusa del turismo, de la masificación, de la oferta y la demanda, los precios suben.  Suben, y en contra de toda teoría física, no bajan.  Quienes huimos de los agobios, de las multitudes, también quedamos relegados a disfrutar de lo nuestro durante la temporada baja.  O al menos así lo intentamos.

Lo intentamos, pero que en muchas ocasiones no conseguimos.  Por desistimiento, claro.  Cosas de la economía doméstica, dirán. 

Los obreros, los trabajadores nativos, también se verán relegados.  Uno ya no sabe si es que los menorquines no estamos preparados o sencillamente es que somos unos gandules de tomo y lomo.  Durante toda la temporada se habla de pone límite a la sobreocupación en las carreteras, playas y territorio.  Y uno se pregunta por qué no se limita también la sobreocupación humana.  ¿Por qué si hay un número determinado de puestos de trabajo, no limitan el número de potenciales trabajadores a este mismo número? O limitar el número de visitantes a la cantidad de agua disponible, por ejemplo.

Derechos humanos, Constitución, y demás.  Y tendrán toda la razón.  ¿Acaso no tendrán derecho también a circular con coche y acceder a las playas? Lo paradójico es que vayas a un SPA y cuando te dirijas a un camarero, éste te conteste, que no entiende el español. Y luego se quejará alguno de que exijan un examen para la ciudadanía.

Apaga y vámonos.

PUBLICADO EL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.

MIRANDO ATRÁS

Justo antes de empezar el escrito, estaba convencido de que me gustaba la historia, a pesar de ser de ciencias.  Lo que ha provocado la duda interna ha sido la mirada atrás.  Y la reflexión. 

Me imagino una carrera y el corredor en cabeza gira la cabeza y se da cuenta que el segundo le pisa los talones.  Ello hace que reaccione y  que acelere al máximo para conseguir llegar el primero.  La mirada atrás, ha provocado una acción-reacción que marcará un antes y un después.  La cuestión no es quién haya subido al pódium, sino qué hubiera ocurrido de no haber girado la cabeza en su justo momento.

La mirada atrás motivó que la maquinaría se pusiera al máximo.  ¿Y por qué, por defecto,  no la ponemos al máximo sin necesidad de algún estímulo añadido?  La frase de que los pueblos que olvidan su historia están obligados a repetirla, viene a ser lo mismo.  Hay que mirar atrás, para avanzar.  Y lo curioso, es que damos por hecho que lo pasado es peor que el presente.  Y no siempre fue así. Y más ahora.

La frase de que la historia la escriben los vencedores, también sería bueno tenerla presente. Y que la reescriben los neo vencedores también.  En fin, que vivimos de historias, más que de la propia historia.  Discernir la verdadera ya entra en un juego peligroso.  Entra en juego el historiador, los intereses, y la formación.  Intereses y formación de la parte activa y como no, de la pasiva.  La nuestra, claro.

¿Y qué ganamos en aplicar el conocimiento de la historia para construir nuestro presente y proyectar el futuro? Sin duda, no caer en los mismos errores. Pero ¿qué errores? ¿Por qué no empezamos por construir voluntades? ¿Tan difícil es construir una mirada limpia y pura? ¿Debemos siempre trabajar con la mirada puesta en quién o cómo se nos clavará el puñal por la espalda?

Llevamos muchos siglos de historia y … o bien hemos suspendido asignatura año tras año, o no nos ha servido de nada su conocimiento. Y aquí sí que la historia nos da la razón, porque los avances más notables han sido mediante el uso y el estudio de la ciencia.  Ni doctrinas ni religiones, sino todo lo contrario.

Aunque eso sí, hemos aprendido a dar por bueno todo lo que está escrito y nos es favorable, y relegar a la papelera de reciclaje el resto, así como creernos las desgracias de nuestros adversarios y desmitificar sus virtudes.  Vamos, que estamos anclados en los pasados, mientras mantenemos el freno al futuro, intentando ya no avanzar, sino  desgastar al vecino. 


Muchas películas hemos visto.

PUBLICADO EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA. 

FESTA MAJOR

Avui és es dia gran, pels maonesos, clar.  És es dia de Gràcia, es dia de la Mare de Déu de Gràcia, es diumenge de sa festa, però que més dóna es nom que li donem si al final, sa festa és sa que és, i sobretot, sa que cadascú sent, viu i recorda.  Però no caiguem en provocacions innecessàries, tot, menys nomenar-la Festa Major de Gràcia, perquè açò cau en altres latituds. I si hi ha que ser independents, idó ho som tots.

I de noms, exemples tenim molts.  Sa “pomada” per exemple.  Per ventura la nomenada   “gin amb llimonada” sabrà diferent a sa “pomada”?.  Tot açò hem de circumscriure-ho a sa llarga llista de provocacions, que també, com no, se sumen a la tradició.  Què seria de dos pobles similars sense una sana rivalitat?

Aclarits es termes, posats es punts damunt ses íes, dir que avui m'atreveix amb ajuda des traductor instantani, escriure aquesta columna en menorquí.  Dic menorquí  sabent que el correcte seria dir català, o almenys, en sa modalitat balear d'aquest.  Però un també vol marcar diferències.  El menorquí és nostre. El català és d'uns altres. El lingüístic ho és segons la doctrina del moment, el tema legal és fàcilment canviable, i el propi, idó açò, sentiment.

I es sentiment festiu a cadascú li ataca per un flanc diferent, encara que convergent. Uns amb ressaca, altres abduits pel Pokémon-GO, uns altres sortint després d'en Tomeu i na Guida i els seus convidats.  I els cavalls. No ens oblidem d'aquells cavalls que van passar de ser mers mitjans de transport als protagonistes de ses festes.  Imaginin-se de aquí a un centenar d'anys quan els turismes volin i les motocicletes s'elevin com en Flyboard i que en festes, treguin en s’anada cap a s’ermita de Gràcia, per  s’ofrena floral alguns d'aquests turismes amb rodes i motocicletes amb sidecar. I no parlem si algun intenta fer-los ballar i aixecar-se.  El no va més del futur, anem!

I sens dubte, tot es transformarà amb el pas del temps. Les tradicions, també.  Un fet puntual seguit durant anys, es torna tradició.  Així tenim el “volem vi”, el pregó, els focs d'artifici i més coses que encara ser de moderna institucionalització, estan ja arrelades a sa festa, com si d'elles depenguessin ses mateixes.

I per a aquests nens que actualment segueixen a Miquelet “el salero”, quan ells pintin cabells blancs o pentinin calbes, poc els importarà si és un placebo o un genèric, l'important serà que aquella medicina, curi.  Com ara, com sa d'avui, l'important és la festa. La nostra festa.


Molt bones festes!


PUBLICADO EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2016, EN EL DIARIO MENORCA.


VERSIÓN CASTELLANA

FIESTA MAYOR


Hoy es el día grande, para los mahoneses, claro.  El día de Gràcia, el de la Virgen de Gràcia, el domingo de la fiesta, pero qué más da el nombre que le demos si al final, la fiesta es la que es, y sobre todo, la que cada cual siente, vive y recuerda.  Pero no caigamos en provocaciones innecesarias, todo, menos llamarla Festa Major de Gràcia, porque esto cae en otras latitudes. Y si hay que ser independientes, pues lo somos todos.

Y sobre nombres, ejemplos tenemos muchos.  La “pomada” por ejemplo.  ¿Acaso la denominada “gin con limonada” sabrá distinta a la de la pomada?.  Todo ello debemos circunscribirlo en la lista de provocaciones pueblerinas, que también, cómo no, se suman a la tradición.  ¿Qué sería de dos pueblos similares sin una sana rivalidad?

Aclarados los términos, puestos los puntos sobre las íes, decir que hoy me atrevo con ayuda del traductor instantáneo, escribir esta columna en menorquín.  Digo menorquín a sabiendas que lo correcto sería decir catalán, o al menos, en la modalidad balear de éste.  Pero uno también quiere marcar diferencias.  Lo menorquín es nuestro. Lo catalán es de otros. Lo lingüístico lo es según la doctrina, lo legal es fácilmente cambiable, y lo propio, pues eso, sentimiento.

Y el sentimiento festivo a cada cual le ataca por un flanco distinto, aunque convergente. Unos con resaca, otros abducidos por el Pokémon-GO, otros saliendo tras en Tomeu y na Guida y sus invitados.  Y los caballos. No nos olvidemos de aquellos caballos que pasaron de ser meros medios de transporte a los protagonistas de las fiestas.  Imagínense dentro de un centenar de años cuando los turismos vuelen y las motocicletas se eleven como en Flyboard y que en fiestas, saquen en romería algunos de estos turismos con ruedas y motocicletas con sidecar. Y no hablemos si alguno intenta hacerlos bailar y levantarse.  El no va más del futuro, vamos.

Y sin duda, todo se transformará con el paso del tiempo. Las tradiciones, también.  Un hecho puntual seguido durante años, se vuelve tradición.  Así tenemos el “volem vi”, el pregón, los fuegos de artificio y más cosas que aún ser de moderna institucionalización, están allí, arraigada en la fiesta, como si de ellos dependieran las mismas.

Y para estos niños que actualmente siguen a Miquelet “el salero”, cuando ellos pinten canas o peinen calvas, poco les importará si es un placebo o un genérico, lo importante será que cure.  Como ahora, como la de hoy, lo importante es la fiesta. Nuestra fiesta. 

Felices fiestas.